El gobierno colombiano está dando muestras de no tener respeto por nada. Uno no podría agregar que por nadie, como completa el lugar común, porque si lo tiene y hasta reverencial ante el gobierno de Bush.
Después del intenso debate dado en la OEA y las negociaciones que allí se dieron, se terminó por acordar que se había incurrido en una violación de las leyes internacionales y las disposiciones de la Carta de la OEA, cuando el ejército colombiano, invadió el territorio ecuatoriano, y produjo, lo que el presidente Correa y todos aquellos que han hablado del asunto han dado en llamar, una “masacre”.
La cosa se agrava cuando tomamos en cuenta lo que es un hecho público, que Raúl Reyes, el número dos de las FARC, estaba en conversaciones con representaciones de varios gobiernos, como el francés, italiano y Suizo, con el conocimiento y anuencia de Uribe, para ultimar los detalles de la entrega de once rehenes, entre estos la colombo-francesa Ingrid Betancourt.
Y se alarma uno más, cuando se entera, que para el 01 de marzo, estaba pautada una entrevista entre el comandante guerrillero y tres emisarios de Sarkozy, justo en el sitio donde se produjo el artero bombardeo colombiano y coteja esta información con aquella, según la cual hace pocos dìas, el gobernante francés manifestó su disposición a adentrarse en la selva si fuese necesario para sacar de allí a la Betancourt, lo que fue respondido con “eufórica alegría” por Uribe, quien garantizó su respaldo y disposición a hacer lo necesario para aquello.
Las mayores muestras que estas conversaciones avanzaban y estaban a punto de dar sus buenos frutos, estàn en las declaraciones de Rafael Correa, quien informó que para los primeros dìas de marzo, serian entregados los once rehenes de los cuales ya hemos hablado. Y las lamentaciones de los ministros suizos e italiano por la muerte de Reyes, con quien ellos estaban en contacto frecuente, según declararon.
Ayer, 5 de marzo, de manera unánime, la OEA en una solución salomónica nada ajena, cuando se trata de no enojar a los gringos, a la conducta habitual de esa organización, calificó el gesto de Colombia, al penetrar ilegalmente en territorio ecuatoriano, como una violación al derecho internacional, dándole su “respaldo” al presidente Correa, pero no condenó de manera específica al paìs agresor. No obstante, la resolución en sí, por mucho que trate de escurrir el bulto, envuelve una reprimenda al gobierno de Uribe y quienes le azuzan.
Esperemos que la próxima reuniòn de consulta de la OEA, con la participación de los cancilleres, fije un criterio más firme y llegue a una resolución que ponga serias trabas a la repetición de gestos como el de Colombia contra la soberanía ecuatoriana.
Y esto que acabamos de pedir toma fuerza cuando leemos, como el ministro de la defensa del paìs vecino nuestro, Juan Manuel Santos, habla de un Derecho Internacional Humanitario, que les autoriza y respalda para cometer atropellos y abusos como el reciente.
Son más perentorias serias medidas, las que anhelamos de la Conferencia de Cancilleres de la OEA, porque pese a lo que este organismo acaba de decidir, hoy mismo, jueves 6 de marzo, el vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, dijo “que la incursión (a Ecuador) era necesaria porque sus soldados quedaron bajo fuego proveniente desde dentro del paìs”. Y agregó que ellos, habían “pedido en vano en varias oportunidades a Ecuador y Venezuela que tomaran acciones contra los campamentos de las FARC en sus territorios”.
De estas declaraciones se sobreentiende, una vez más, que pese a todo, ellos continuarán irrespetando el derecho internacional y no muestran interés alguno en las gestiones de paz y las liberaciones unilaterales. Ni estàn en disposición de reconocer sus errores ni de dejar las mentiras y falsas acusaciones.
Por lo hemos leído, el vicepresidente de Colombia reitera las mentiras de Uribe. Anoche, acá en Venezuela, el presidente Correa ha declarado enfáticamente y garantizado que probará, que la tesis, según la cual soldados colombianos quedaron atrapados en un frente de fuego proveniente de sus territorios es falsa. Lo que allí había, dijo el presidente ecuatoriano, era una partida de militares colombianos rezagados que, cuando llegó la tropa por él enviada, aún no se había retirado.
También manifestaron, tanto Correa como Chàvez, que las veces que Uribe les había participado de la presencia de tropas en sus territorios, hechas las diligencias del caso, se comprobó que las denuncias eran falsas.
Quedó definitivamente de manifiesto, que parte de lo que sucede es que Colombia no puede o no quiere, cuidar sus fronteras y ha dejado esos territorios, tanto en límites con Brasil, Ecuador como Venezuela, en manos de la guerrilla y ha aspirado que, quienes nada tienen que ver con esa guerra, intervengan. Por esto, Rafael Correa ha dicho y lo reiteró anoche en Caracas que su paìs limita por el Norte con las FARC.
Uno percibe sin dificultades que la línea que emana del Departamento de Estado, ratificada en recientes declaraciones de la Rice, es que la salida diplomática al conflicto para ellos, empezando por Uribe y la oligarquía colombiana, es que los paìses vecinos se involucren como contendientes en una guerra que sólo atañe a Colombia.
En el lenguaje coloquial venezolano se dice en estos casos, “esta gente no tiene compón” y, además que, el gobierno de Colombia actúa “como guapo y apoyao”.
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