Los delitos de Colombia

El Presidente de Colombia aceptó que un alto oficial del ejército había utilizado los emblemas de la “Cruz Roja Internacional” en el operativo de “rescate” de los rehenes liberados por las FARC. El caso sale a la luz pública sólo después que CNN obtuviera tres fotografías de una fuente militar confidencial, en la cual se ve a un hombre, posiblemente un militar de los que participó en la “gloriosa gesta”, portando un delantal con las insignias de la organización. El ministro Santos, acompañado de los altos mandos, se reunió con el representante de la Cruz Roja para explicarles lo sucedido y presentar sus disculpas. Imagino que querían que los mandaran a rezar dos Padres Nuestros y tres Aves Marías y asunto terminado.

Lo cierto es que se trata de una grave violación del Derecho Internacional humanitario, que regula la protección de víctimas de los conflictos armados internacionales o no y que, como tal, puede ser objeto de sanciones severas. Así, si se demostrara que hubo perfidia en esta utilización ilegal de los mencionados emblemas, que por supuesto la hubo pues de esa manera el ejército colombiano podía acechar con facilidad al grupo guerrillero para sorprenderlo, pues se encontraba escondido detrás del ropaje de la Cruz Roja, podría tener consecuencias penales internacionales como crimen de guerra, para quienes hayan ordenado y participado en el abuso y uso ilegítimo de las mencionadas insignias.

Se trata, en cualquier caso, de una conducta delictiva repugnante del grupo militar que participó en la operación en cuestión, que pisotea los principios básicos del derecho humanitario y que coloca en una situación delicada a organizaciones de carácter neutral, las cuales es necesario y obligatorio resguardar y proteger del descrédito, dada precisamente su esencia humanitaria. Es atroz que sea sólo ahora, cuando no se puede seguir ocultando la verdad, que Uribe confiesa lo que sabía desde hacía bastante tiempo y que, posiblemente, se hizo con su aprobación. Uno se sorprende, pero qué se podía o puede esperar de un servidor del narcotráfico colombiano, como abogado de Escobar, posiblemente el capo mafioso más poderoso que haya existido en la vecina república, y ahora servidor con la misma fidelidad del imperialismo estadounidense y de su política de guerra contra los pueblos pobres del mundo.

¿Qué va a decir de este grave delito el periodista Miguel Ángel Rodríguez? ¿Cuál será la posición editorial del diario Tal Cual sobre esta materia? ¿Y El Nacional y El Universal, escurrirán el bulto o saldrán a justificar las acciones de los militares colombianos? ¿O lo referirán una vez y luego lo olvidarán para evitar que la gente lo recuerde? Es en estos casos que se sabe si la prensa realmente cumple con su función de informar en forma veraz y objetiva.


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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

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