Llegaron a España orgullosos de llevar sus chaquetas tricolores, las mismas que usa nuestra sinfónica juvenil y que ha paseado por todo el mundo de manera triunfal. Nuestros atletas hicieron un magnífico papel, ya que lograron el primer lugar como asociación y como se dice en el lugar común: colocaron muy en alto el nombre de Venezuela. Le ganaron a japoneses, norteamericanos, españoles y europeos, entre otros que participaron en dicho evento. Felicitaciones al esfuerzo de estos atletas, entrenadores, padres y organizaciones que lo hicieron posible.
¿y qué tiene que ver esta crónica con la xenofobia? Wikipedia nos dice que “Etimológicamente: es del griego (xénos) = extranjero y (phóbos) = miedo. La xenofobia es uno de los prejuicios con recelo, odio, fobia y rechazo contra los extranjeros, o, en general, contra los grupos étnicos diferentes, o contra personas cuya fisonomía social, política y cultural se desconoce. En la última década del siglo XX se manifestó muy agresivamente en todas las sociedades y en lugares donde cohabitan diferentes grupos étnicos, que no están ni mezclados ni integrados en las comunidades autóctonas. Como el racismo, la xenofobia es una ideología del rechazo y exclusión de toda identidad cultural ajena a la propia. Se diferencia de éste por proclamar la segregación cultural y aceptar a los extranjeros e inmigrantes sólo mediante su asimilación sociocultural.
La xenofobia se basa en los prejuicios históricos, lingüísticos, religiosos, culturales, e incluso nacionales, para justificar la separación total y obligatoria entre diferentes grupos étnicos, con el fin de no perder la "identidad propia". Combinando estos prejuicios con el poder económico, social y político la xenofobia de la mayoría, rechaza y excluye los extranjeros, inmigrantes a la medida que ve en ellos un competidor por los recursos existenciales”.
Eso fue lo que sintieron estos atletas venezolanos, muchos de ellos niños y adolescentes que no entendían porqué en Madrid, los madrileños, solo por el hecho de llevar puestas sus chaquetas tricolores, les miraban con odio, los agredían verbalmente, les espetaban la frase del Rey de España al Presidente Hugo Chávez: ¡porqué no te callas!. Lo hacían de manera altanera, supremacista, fascista.
Así ocurrió en el siglo XIX, pero que hoy se expresa de nuevo. Es la manifestación típica del colonizador que siente que su colonia se le está alzando y reacciona expresando rencor, intolerancia, prepotencia. No les importa nada que estos venezolanos a quienes no conocían iban a una competencia deportiva, que son jóvenes y niños que no tienen nada que ver con la política de los estados ni las visceralidades de sus dirigentes. La mayoría de ellos pisaban por vez primera Europa y esa fue el recibimiento que tuvieron. Cuentan que en Barcelona y otras ciudades de España fue diferente, que los trataron con afabilidad, pero en Madrid sintieron el aliento fétido del odio, del resentimiento. Es la incultura de los supuestos cultos. La incivilización de los supuestos civilizados. La barbarie de los supuestos educados. De ellos no tenemos nada que copiar ni que envidiar. Hay sus excepciones, pero no podemos olvidar que Europa fue sede de imperios, de dictaduras sangrientas, de barbaries, invasiones y genocidios. Y que su intolerancia, ambiciones e imposiciones los llevaron a dos guerras mundiales en el siglo XX con millones de muertos.
Nosotros en América Latina, sobre todo en Suramérica y en Venezuela estamos tomando conciencia de lo que somos, rescatando nuestras culturas, tradiciones y el orgullo de ser lo que somos. Eso no lo soportan los anteriores dominadores. Y por ello esas actitudes que un niño no entiende pero que hay que explicarles. Y es un ejemplo a entender. Por ello no nos debe extrañar para nada la Directiva del Retorno a inmigrantes que aprobó el Parlamento Europeo y que debe ser rechazad mas contundentemente por nuestras naciones y por el mundo.
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