Veamos la caracterización que hace PROVEA,
"1) Los derechos humanos se relacionan con la dignidad que tenemos todas las personas humanas, que somos las principales beneficiarias de esos derechos y debemos participar activamente en su realización. 2) Los Estados (gobierno, Asamblea Nacional, Poder Judicial, etc.) tienen una clara responsabilidad en el reconocimiento, protección y cumplimiento de estos derechos.
3) Los derechos humanos son propios de las personas por el hecho de ser tales. Y para que los podamos exigir y pelear por ellos, deben estar reconocidos en las leyes que son nacionales e internacionales.
4) Los derechos humanos los hemos ido conquistando y protegiendo las personas del mundo entero, a lo largo de la historia de la humanidad." (énfasis nuestro) (Fuente: http://www.derechos.org.ve/
Para reafirmar ese papel del Estado como único responsable de la violación o preservación de los derechos humanos, PROVEA recurre a un texto de Pedro Nikken quien afirma:
"La sociedad contemporánea reconoce que todo ser humano, por el hecho de serlo, tiene derechos frente al estado, derechos que éste, o bien tiene el deber de respetar y garantizar o bien está llamado a organizar su acción a fin de satisfacer su plena realización. Estos derechos, atributos de toda persona e inherentes a su dignidad, que el Estado está en el deber de respetar, garantizar o satisfacer son los que hoy conocemos como los derechos humanos" (énfasis nuestro) (Fuente: http://www.derechos.org.ve/
Como vemos, en esta caracterización, la más comunmente aceptada, se señala al Estado prácticamente como el único responsable de reconocer, proteger y cumplir los derechos humanos. Las grandes corporaciones y grupos contratados por los estados para cometer delitos en su lugar quedan libres de toda culpabilidad en la violación de los derechos humanos. Algunas de esas corporaciones financian a grupos de defensores de los derechos humanos. Esta manera de ver estos derechos tiene que cambiarse, especialmente en tiempos de privatización de todas las actividades humanas.
Por ejemplo, el Colombia se ensayó con los ejércitos privados, llamados en esas tierras "paramilitares" y en los Estados Unidos "contratistas", para combatir a la guerrilla. Mientras los paramilitares cometían atrocidades en contra de la población civil, pacífica o en armas, el gobierno colombiano recibía elogios por su respeto a los derechos humanos. Las corporaciones escalvizan a millones de mujeres, hombres, niños y niñas alrededor del planeta, mientras los países donde están establecidas las maquilas reciben premios por la defensa de los derechos humanos. En este nuevo esquema, los Estados recurren a la mano de obra privada para que violen los derechos humanos y quedar ellos libres de toda culpa. Basta ver las atrocidades que cometen a diario contra el pueblo afgano e iraqui los "contratistas", sin que el contratante se haga responsable de las mismas.
En el marco del capitalismo no podía ser de otra forma. El capitalista es libre de asesinar, de mutilar, de esclavizar, de violar, etc. y nunca será acusado de violar los derechos humanos de los millones de personas que lanza a diario a la calle, a la mendicidad, a los cementerios y a vivir eternamente en la miseria. Dentro de esa lógica, el capitalista y sus servidores, mientras se mantengan al margen del Estado, no violan los derechos humanos. Por el otro lado, si el Estado recurre a empresas privadas para que hagan el trabajo sucio queda éste libres de todo pecado. Basta de hipocresía, es momento de cambiar nuestra manera de concebir los derechos humanos.
julio_mosquera@hotamail.com