Por ejemplo aquí en el estado Yaracuy, en el hospital central son muchos los casos de mala praxis o que se acusan de mala praxis medica. a cada acusación le sigue un manifiesto automático de solidaridad del gremio, sin esperar al menos el resultado de la investigación. Un caso que aun resuena, y que es uno de los más tristes y dolorosos, es el de María Teresa y sus dos Gemelas, desde hace 4 años. Este suceso, es un típico caso a mi entender de mala praxis: la señora parturienta estaba en los rigores del parto, le suministraron los medicamentos para ello, la dejaron sola en la camilla, los dolores, según cuentan los otros pacientes, eran terribles, la señora María Teresa pedía auxilio y nadie la atendía en la maternidad del hospital central de San Felipe. Se cayó de la camilla y la auxiliaron los mismos pacientes acompañantes (por de paso no permiten familiares acompañantes) la señora perdió a los dos gemelos que había concebido. Lo más trágico, es que a pesar de esa desgracia, la señora fue atendida con desinterés, luego se complica y muere por negligencia médica dentro de la misma maternidad. Después de esta aberración medica, han seguido sucediendo más casos, los cuales ha reseñado la prensa regional. Otros casos en una clínica particular llamada “San Ignacio”, en la misma capital estadal, una nueva mala praxis, deja a otra paciente en estado vegetativo, luego la ruletearon, tratando de deshacerse de Élla y evadir la responsabilidad de la clínica privada. Hace 3 días, otra paciente fallece en la misma clínica, al hacerse una operación estética en las nalgas. En final de cuentas, nadie responde, no hay sanción, no hay castigo para el crimen. En los días aciagos del golpe de estado, vimos por los medios de comunicación, como lo médicos del hospital de “Lidice”, el Algodonal y de otros centros de Caracas, paralizaron la atención hasta de las emergencias, poniendo en riesgo la vida de quienes acudían para la atención urgente. No voy a reseñar aquí todas y cada una de las negligencias de estos servidores con patente para matar por que no alcanzaría el tiempo y el espacio de esta nota.
Ahora resuena en la escena pública la muerte del compatriota trabajador de VIVE TV, Daniel Valenzuela. Todas las características señalan que fue una muerte provocada intencionalmente con visos politiqueros. Al respecto la compatriota Laura Franco. en su escrito de aporrea.org http://www.aporrea.org/ddhh/a88350.html, hace una descripción del caso, también el compatriota Mario Silva hizo alusión al asunto en su programa “la hojilla”. Lo cierto es que están pasando cosas peligrosas dentro del gremio medico. Lo ultimo que me pasó y que me alarmó en gran medida, fue el comentario de un amigo cirujano, que me manifestó su desprecio por las personas que acuden a los médicos cubanos y como se explayó en descalificarlos y en poner en duda su conocimiento y capacidad para curar pacientes.
Si tanto odio habita en las conciencias de algunos profesionales, produciendo un desconocimiento del deber. Que ese odio nuble la razón y la comprensión hacia el más débil, que debe acudir a los médicos cubanos, por que la medicina privada es una estafa y un robo descarado al bolsillo del pueblo. Si no hay razonamiento lógico y responsabilidad en la acción, entonces, la negligencia es la que rige la conducta de esas mentes obnubiladas. De tal manera, se impone más aun la utilización de la medicina al margen del comercio, que se estableció lastimosamente en la conciencia de los médicos formados en nuestras escuelas de medicina, con dinero del estado venezolano, y que ven a los pacientes y sus dolencias, como una forma de hacer negocio. Ahora es que hace falta revolución y castigo para los homicidas. Esa es la razón de la renovación de la misión Barrio Adentro. No se puede seguir premiando la patente de corso de segar la vida, sin castigo, que aplican algunos médicos elitistas y despreciadores del pueblo, mercantilistas y politiqueros. Por supuesto hay muchas excepciones, pero también hay muchos culpables amparados en la solidaridad automática del gremio, que convierten a los pacientes en seres indefensos y a merced de unos delincuentes con bata blanca… ¡BASTA!