Acabo de regresar de Perú donde participé en una red, de la cual la organización donde trabajo forma parte, de movimientos sociales que históricamente han estado comprometidos con la construcción de la Patria Grande. Hago la aclaratoria por si alguno piensa que estaba llevándole provisiones a Rosales, Didalco, o a Nixon.
Al llegar al aeropuerto de Lima llama la atención que la zona donde funciona inmigración es tres veces menor que la de Maiquetía, pero por otro lado hay un estricto orden en la fila que se realiza para sellar el pasaporte. La razón es que hay varios/as funcionarios/as que, además de darle la bienvenida a Lima, van orientando a los recién llegados donde colocarse a fin de que el tramite sea lo más ordenado y rápido posible. El aeropuerto está decorado con paisajes propios del país, que de solo mirar ya uno se siente atrapado por los diversos encantos que se va encontrando a cada paso.
Nos llevaron al lugar del encuentro en un barrio producto de una “invasión” ocurrida hace 20 años. Es un barrio como cualquier barrio en Venezuela, con la sola diferencia que no hay basura en sus calles ni contenedores repletos de desperdicios. Pensé que podía ser una excepción a la regla y luego me percate que no era así. La ciudad de Lima es una ciudad limpia y se nota que hay grandes esfuerzo para embellecerla y mantenerla aun más limpia.
Una noche salí para realizar una llamada telefónica en lo que ellos llaman “locutorios”, es decir un Centro de Comunicaciones”. Un poco asustado hice mi llamada a Venezuela y hable durante 10 minutos, y pague el equivalente a 1 $. El siguiente día fui sin temor y hable mucho más y no pagué ni 2 $. Nunca me imagine que una empresa de telefonía neoliberal pudiera darme costos muy por debajo de lo que me ofrece la CANTV socialista. Otro día para trasladarnos a uno de los extremos de la ciudad tomamos un taxi, y sin mucho tráfico tardamos como 30 minutos, casi me da un “patatú” cuando sólo pagamos 6 soles, es decir 2 $. Y no puede evitar acordarme de los costos de los taxis en Venezuela donde la gasolina es la más barata del mundo y sus tarifas las más caras
El último día del evento nos llevaron a conocer algunos Municipios y me llamo la atención un parque de la Municipalidad de Lima llamado Circuito Mágico del Agua. Es un lugar lleno de una diversidad de fuentes, luces, efectos y movimientos, que no vale la pena describirlo porque sería una necedad. Para experimentar su belleza y encanto hay que estar allí. Por supuesto, es un sitio ideal para que los jóvenes y la familia se distraigan y socialicen de una manera saludable.
Terminó el evento y aterrice en el aeropuerto Internacional de Maiquetía. No sabía si estaba en un Mega Mercal o en el Mercado del Cementerio. ¡Que despelote! Hay como 30 taquillas en inmigración pero solo estaban operativas la mitad. Llegaron 6 vuelos y aquellos fue todo un desastre. No había nadie que le dijera “Bienvenido a Venezuela” y le indicará en medio de ese “Bululú” para donde coño agarraba uno.. o dónde comenzaba y donde terminaban las colas”. Si para los nacionales era un despelote imagínense para los asiáticos y otros extranjeros que ni siquiera sabían decir “hola” en español. Después de una intensa búsqueda logré ubicarme en una infinita cola que daba como tres vueltas y se entrecruzaba con otras. ¡Me imagino que es una estrategia del gobierno para estrechar los lazos con otros pueblos desde las colas del aeropuerto! A la hora me dieron ganas de orinar y me dirigí al baño, parecía que había llegado a un baño de botiquín de carretera. Lo bueno es que sobre el urinario estaba un cartel que decía ¡Cuídese de la gripe
Es paradójico que de un lado está una valla enorme con la foto del presidente que dice ¡Venezuela de verdad!, y al frente otra valla que reza ¡Comodidad y Seguridad! Que ironía pero es así. En medio de las quejas y los contrasentidos alguien pronunció la siguiente frase que para mí es fatal pero a la vez reveladora: ¡Estamos en Venezuela! Es decir, nuestro país es sinónimo de desorganización, ineficiencia y anarquía. Pasaron más 2 horas para poder salir de semejante despelote.
Rumbo a Maracay pensé en todo lo que había visto y sentido. No pude evitar la rabia y la frustración. Recordaba el parque donde estuve en Lima y el Parque del Ejército en Maracay, que de parque lo único que tiene es el nombre. Vino a mi memoria mis paseos de niño por la Av. Bolívar de Maracay iluminada con las fuentes de colores y en movimiento que la caracterizaron desde siempre, y las veo ahora en ruinas y reparadas como 6 veces y aun no funcionan. Y pensar que los ingresos de cualquier alcaldía del país quintuplica a la de otras alcaldías de América Latina.
Llegue a mi casa y desde la ventana sigo viendo un contenedor repleto de basura y cuyo olor nauseabundo ya había olvidado. En 10 años aun no hemos podido solventar el problema de la basura. No entiendo como países más pobres y con sistemas neoliberales pueden hacer obras más significativas que nosotros; no entiendo porque tenemos tantas leyes si nadie las cumple.
Ya en Maracay me dispuse a descansar. Para mitigar el calor encendí el aire acondicionado y zaz se fue la luz. Y Me pregunte ¿Guri no y que es uno de los generadores de energía más grande del mundo?
Por ahora ya no diré mas Patria, Socialismo o Muerte….parece que la consigna es PATRIA, INEFICIENCIA Y ANARQUIA
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