Hay que comenzar a castigar al responsable y no solo al culpable

Estimados camaradas socialistas, en estos tiempos tan conflictivos y de tanto cambio, como los que estamos viviendo, en esta nueva era revolucionaria que ha embargado profundamente a nuestra bella patria y por ende a su compleja sociedad, es necesario, dentro de esa onda de cambio y reinvención de nuevos parámetros y nuevas filosofías así como de la creación del hombre nuevo, también aplicar viejas fórmulas muy efectivas, inmediatas y altamente responsables, que nos permitirían afrontar esos dos flagelos tan corrosivos que tiene toda gestión de gobierno y el nuestro no escapa a ellos.

Estos flagelos a los que me refiero son la inseguridad y la corrupción. Son estas dos perversiones que se presentan en el quehacer diario de una sociedad, las que más dolores de cabeza dan a los gobiernos de turno, las más difíciles de erradicar y las que más gasto y erosión causan en la gestión de cualquier gobierno y el nuestro, claro está, no escapa a ellas. Como decía en el párrafo anterior, es hora en estos tiempos nuevos y de invenciones aplicar una muy vieja fórmula, pero muy efectiva, contra estos dos flagelos y que cuando un gobierno cuenta con un líder con una base tan sólida como el nuestro, pues es mucho más fácil y sencillo aplicarla.

La norma a la que hago referencia es la misma que da título a este articulo y no es otra que para acabar o por lo menos minimizar los efectos de estos dos flagelos, no solo es necesario castigar al culpable, esto claro está, cuando este se puede identificar, pero ahora deberíamos castigar al responsable y este si es fácil de identificar y por ende de reprender y en el caso necesario de castigar, para obtener así la optimización del esfuerzo de todos los responsables, tanto en el área de seguridad pública, así como en el área de la administración de la cosa pública.

Se podrá decir que un gobierno que persiga y castigue al responsable y no al culpable, puede considerarse un gobierno altamente represivo, pero la realidad es otra, ya que si los funcionarios encargados de vigilar por la seguridad de nuestra ciudadanía, no hacen bien su trabajo, pues entonces, gracias a suspensiones, anotaciones en su hoja de vida, reclusiones breves en retenes especiales, se podrá lograr, de esa manera, hacer entender al funcionario que su función es de SERVICIO y no de poder, él está ahí para cumplir una función y su omisión o mal desempeño acarreara consecuencias.

Para clarificar un poco más mi posición tomare como ejemplo el terminal de la bandera, recientemente reincorporado a la administración pública, a través de la alcaldía del municipio libertador, en estos días próximos pasados de asueto navideño. Recordaremos que el alcalde Rodríguez había tomado las instalaciones de este terminal días previos a las fechas navideñas y para evitar colapsos y malos manejos en la venta de boletos, procedió a implementar un plan, altamente complejo de supervisión y vigilancia, con la única finalidad de velar por los intereses de la ciudadanía que usarían este terminal.

Pudimos ver y oír, en boca del alcalde, como se iba a castigar a los revendedores, al igual, que a las líneas que no acataran las normas de ventas de boleto y al cabo de estas fechas cual fue el resultado, una reventa campante, con unos sobreprecios alucinantes, un caos, un desorden y la anarquía final tan común en estos tipos de instituciones en estas latitudes tropicales.

El tan cacareado plan se lo pasaron por el forro, al final miles de denuncias, cientos de quejas y ¿qué pasó?, caos, anarquía y de castigo nada, porque una vez más, hallar a los culpables se hace, sino imposible, por lo menos humanamente muy difícil y es justo aquí que entra mi reflexión, perfecto, el alcalde no puede ponerse el mismo a fiscalizar las cosas personalmente, pero si coloca encargados y responsables, pues bien, una vez pasados los días y analizado el proceso y el desarrollo del plan impuesto y después de comprobar su absoluto fracaso, pues bien, al encargado del terminal le salen sanciones administrativas, al igual que punitivas, por ejemplo, tres días de arresto en un retén no le vendrían nada mal, así como una suspensión sin goce de sueldo de unos cuantos días y la anotación en su hoja de vida de este fracaso.

También se podrían sancionar a los efectivos de turno, a los encargados de las líneas de transporte y se verá entonces, como estas pequeñas, pero muy concisas, puntuales y efectivas sanciones, traerían consigo la posterior renuncia de los corruptos y los ineficientes, así como, la elevación del nivel del servicio que prestarían en un futuro no muy lejano, estos servidores públicos.

Yo tengo más que claro, que la verdadera solución tanto a la delincuencia como a la corrupción, es la elevación del nivel cultural de los empleados públicos, así como, su adecuación ética y moral, todos esto, aunado a un creciente mejoramiento en el nivel cultural del pueblo en general, de esta manera, todo esto traería los cambios que tanto queremos y de manera pacífica, sin represión y altamente civilizada, pero no es menos cierto, que estos procesos conllevan consigo un largo periodo de tiempo, no llegando una, ni dos generaciones, haciendo falta hasta el transcurso de tres generaciones, para ver los verdaderos resultados.

De ahí que mientras se implementan todos estos esquemas educativos tendientes a la elevación del nivel cultural de nuestro funcionario público, no está de más, que se comience a castigar al responsable y un ejemplo claro de esto fue lo ocurrido al ministro Chacón, cuando fallo claramente al no prevenir los desmanes realizados por su hermano en una conocida entidad bancaria. La inacción del ministro Chacón trajo consigo su posterior castigo, el cual fue, su remoción al alto cargo público que venía desempeñando.

Haciendo efectivas estas medidas, castigando fuertemente y ejemplarmente al culpable, cuando se consiga, pero castigando igualmente la irresponsabilidad, la ineptitud o la corruptela, del funcionario responsable, podremos atacar de manera clara e INMEDIATA esos dos flagelos tan dañinos para nuestra revolución, como lo son la inseguridad y la corrupción, lo único que hace falta es tener ganas de echarle bol…., y querer mucho al país.

pito0726@hotmail.com.




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Alfredo Domínguez Fernández


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