(Desvelo recreativo a la CIDH en Washington)

Señores de la CIDH: RCTV y los estudiantes queremos las calles

Hasta cuando habrá que repetirle a los responsables del orden público del Estado venezolano que, las calles de Venezuela, sobre todo las que quedan al este de Caracas, al igual que las ciegas, son del pueblo y sin mayor consideración se les debe dar el tratamiento y respeto que nos merecemos los callejeros naturales de ellas, manifestar con postín de peatón y realizar, sea como sea los que nos venga en ganas, que ponga de manifiesto nuestras consignas consensuales que si molestan no es culpa nuestra y, en el momento actual nos dan la razón de la sin razón, para mantener en jaque, la ardiente llama presidencial de refrito: “Chávez tas ponchao” (frase parturienta de los genios de la mesa de la unidad de los líderes opositores), por lo que debes hacerle caso a tus contrarios dentro y fuera e “irte ya” y sin retroactivo, ¿se dan cuenta que nosotros no ofendemos? Sino que, reclamamos lo nuestro como ufanos que somos de nuestros derechos constitucionales, lo que siempre ha sido y será del pueblo que como mayoría absoluta reclama lo suyo, y lo quiere para ya, tal como quedó insertado en la bicha. Pero aún así no vamos al referendo, no complaceremos al Presidente.

¿Entonces tenemos o no tenemos el fiel de la razón, si o no? ¿Somos o no somos el futuro del mundo, óigase bien, del mundo? Cuando nos graduemos, ejerceremos nuestras profesiones en las universidades –privadas y públicas- como profesores y serán nuestros médicos los que estarán al frente de las clínicas privadas en sus consultorios. Por lo tanto no somos escuálidos, porque sabemos lo que queremos y qué queremos, lo que ahora como oposición añoramos: el poder. Tenemos el poder mediático, pero sabemos que no puede haber democracia si la oposición no gobierna, aunque tengamos la bendición de la iglesia y el respaldo determinante de las clases privilegiadas del País. ¡”Chávez, ves que te tenemos ponchao”!

Nosotros como matriz generalizada que se fundamenta en los principios básicos de la hegemonía capital, real y leguleya, lo que implica que tenemos el sagrado derecho por poder natural de solicitar lo que nos venga en ganas que bastante ganas tenemos, y es que, nuestros ancestros se vinieron en los transportes de la Real Compañía Inglesa de los Mares del Sur, hace más de 300 años (lo años que sobran es un por si acaso) a darle vida a este país, aunque vinimos con una mano adelante y la otra atrás, tapando los sueños que nos trajimos y, aquí estamos y aquí seguimos, reclamando privilegios, primero de la IV-R y ahora de la V-R en democracia, perdón, en dictadura democrática que es otro eslabón de la cadena de la sociedad civil moderna, por eso nos tildan de racistas y fascistas por nuestra sangre europea. Y, además, de allí nuestro pitiyanquismo radical.

¿Que por qué marchamos a favor de RCTV? Simple, si no existiera ese medio televisivo: ¿a dónde iría nuestro grupo de locos trotamundos a quejarse?, entonces, también dejaríamos de tener la alienación sistemática y el entretenimiento embrutecedor y los enlatados violentos que desestabilicen el modelo revolucionario de Chávez es lo más razonable, democracia selectiva, por eso y por lo que más se le quiera agregar, es nuestro CO2 no contaminante.

Jamás hemos roto un plato, mucho menos hemos tocado o destruido algo de lo que tengamos que arrepentirnos, ni hemos vociferado alguna grosería, la palabra mama no cabe en nuestras bocas, mama ubre posiblemente, eso no es el somnífero que le dé entereza a nuestros pensamientos, ni a la personalidad de estudiantes bien formados dentro del raciocinio que el este clasista sustenta en sus liceos y universidades y, en general en su educación cónsona al arpa de nuestra música celestial. Somos trovadores de flautas inciertas

A veces, en algunas marchas nos emocionamos y, dejamos salir a flote nuestro inventario educacional de amplia gama social que registra el pentagrama de nuestra suerte y solazamos al público presente, para distraerlo fugazmente en la lucha contra el enemigo, camuflado en su disfraz de guardián del orden, le soltamos la rienda al corcel que llevamos por dentro, relajando el momento con un bajón de pantalones y calzoncillos que vislumbre la piel que resguarda nuestros cuerpos y, de vez en cuando alguien suelta un humito que ha saciado su apetito de entereza que le dé la satisfacción de alcanzar las estrellas más cercanas de su organismo, pero eso no es drogarse, para los mal pensados que no entienden de la acción-reacción del introito personal en apuros marchistas.

Entonces, porque la autoridad nos perturba con sus artefactos maliciosos que son para la defensa civil de otras situaciones, contrarias a las nuestras y, nos ponen en desbandadas cuando sus ballenas nos persiguen, para desfigurar nuestra apariencia de jóvenes inquietos por el progreso, no para arrullarnos con su canto como lo dijo el filósofo zuliano, sino para maltratarnos y someternos a la preocupación de otros en sus hogares. ¡Paz, por ella marchamos, para que no sea la agonía de muchos y el recreo de pocos! Basta de confrontarnos entre hermanos que, los enemigos de la patria están en otra parte. Somos ríos de agua fresca que hay que dejar correr. Jamás hemos tirado piedras, ni andamos armados –no señor-. Nuestro odio no da para tanto, aunque odiamos. Gritemos, que los gritos no tumban gobiernos, a la carga.


estebanrr2008@hotmail.com


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Esteban Rojas


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