El dólar no tiene valor sino poder. Eso le sirve mejor que el desechado patrón oro porque depende solo de la voluntad de los mandamases de turno, con la Casa Blanca y Wall Street como mascarones de proa porque el verdadero poder está más al fondo. Este (des)arreglo tiene un solo inconveniente: caminar todo el tiempo sobre la cuerda floja de los mercados. Tampoco está mal porque ya se sabe que un fragmento del 1% controla los mercados. De todos modos ellos saben los peligros que corren porque han asumido el patrón plomo para asegurarse su moneda: si un país se pone bruto y no acepta el tálero le caen a bombazos y lo borran.
En esto de destruir países debiéramos detenernos porque la última noticia que tengo de un país destruido fue Cartago, donde no quedó piedra sobre piedra luego de que Roma la derrotó. Delenda est Carthago! gritaba Catón El Pure, ‘¡Cartago ha de ser borrada!’. El botón delete de las computadoras tiene que ver. En algún funesto lugar del «Estado profundo» hay un botón delete para borrar países. Sea como sea, ahora se estila —y lo más escandaloso es que no causa escándalo— devastar naciones, con sus museos, hospitales, escuelas, bibliotecas, viviendas, vías, monumentos, parques, fábricas, todo. Es decir, todo. Quiero decir, todo. Estoy callando a la gente deliberadamente porque me niego a escribir un artículo horroroso. No sé si a ti se te da imaginarlo; a mí no. Pero así están varias naciones, unas ya destruidas, otras en proceso y todas en planes. Lo que me hace delirar es que eso se está haciendo en nuestras narices, la banalidad del mal como la llamó Hannah Arendt, con su ruido y su furia, todos los días y se anuncia beatamente llamándolo «intervención humanitaria», «obligación de proteger» y otros eufemismos nauseabundos. O sea, eso están planificando para ti, ad maiorem dollaris gloriam, ‘para mayor gloria del dólar’.
Porque para eso están borrando países, parte del patrón plomo, que no sé por qué aún no me han otorgado el Nobel de Economía por el hallazgo del patrón plomo.
Venezuela tiene más petróleo que nadie, 15 de los 17 minerales estratégicos, la mayor biodiversidad del planeta, una aguazón… ¿Quieres más pruebas de que se violan los derechos humanos y nos gobierna un dictador?