A Lorenzo Mendoza, le preocupa, actualmente, la opinión pública en relación a la credibilidad de los consumidores de sus productos. Y no es para menos, considerando que en sus empresas el Covid-19, ha encontrado blanco en algunos de sus trabajadores y en familiares de estos. Posiblemente, después de este suceso, ha debido reflexionar en cuanto a la facilidad que hace poco, daba a la familia venezolana de llevarle a su casa, la cajita de cerveza para que pasara una cuarentena, sino feliz, por lo menos entretenida. Y en una especie de chantaje, llegó a insinuar que si no vendía la cerveza, tampoco vendería el alimento; así que ni corto, ni perezoso, Diosdado Cabello en su programa "Con el mazo dando", sugirió un boicot a la harina pan o a sus productos en general.
Ahora, Lorenzo debe pensar si el daño se lo pudiera hacer el boicot o la gran preocupación que tiene por haber resultado positivos al coronavirus varios trabajadores de su empresa. Es decir, ¿Seguirán creyendo los consumidores en sus productos? Eso sin dudas, se sabrá con el tiempo. Pero, de antemano se sabe que donde más le duele a Lorenzo es en la rentabilidad y eso lo demostró al querer vender cervezas casa por casa, y ahora duda, si las ventas en general bajarían por efecto de los contagiados. En otras palabras, Lorenzo ha sido capaz de reflexionar, pero lo ha hecho, solo pensando, no en el bienestar de la población, sino en la rentabilidad de sus negocios.
Y vayan a ver; según su confesión, el dice que antes de que apareciera el coronavirus ya estaba sintiendo la merma de la renta, y los accionistas tuvieron que soltar el billete que esta vez, creo yo, el Estado o el gobierno no le podía facilitar. Esto demuestra, que las ventas de productos polar habían disminuido y de manera lógica, había que apelar a la estrategia de "Cada familia, un bar"
Es necesario acotar, a manera de ejemplo, no para crearle preocupación por lo que pueda pensar el consumidor de sus productos; pero si para que se preocupe por la salud de sus trabajadores, que una empresa de alimentos debe contar con las medidas sanitarias adecuadas para evitar la contaminación de los mismos, y para eso se requiere evitar el contagio de sus trabajadores en este caso con el coronavirus, porque eso puede determinar en gran medida la disminución de la venta de sus productos y en verdad, esa podría ser la manera de darse cuenta de la credibilidad de los consumidores por los mismos; la respuesta será automática. Ojalá, no le vaya a suceder lo mismo que le sucedió en mi pueblo a una señora que hacia ventas para la calle, que enfermó con tuberculosis y después de mejorar y volver al negocio, ya no era como antes. La gente dejó de comprarle por cuestión de escrúpulos, de temor a ser contagiado, aun sabiendo que había superado la enfermedad.
Desde otro punto de vista, es razonable su temor de que el consumidor deje de creer en sus productos, si sigue aumentando el número de contagiados en su empresa. Y en relación a si los consumidores seguirán confiando en sus productos, es ese un dilema que debe tener y no es para menos, su negocio es de años, y el tejido adiposo del venezolano tiene un alto porcentaje de la harina que vende Lorenzo. En todo caso, lo prudente es esperar y revisar las cuentas; si no aumentan podría ser porque los consumidores habituales de la harina o cualquiera de sus productos, se están desplazando hacia otras marcas de la competencia. ¡A esperar, pues!