Los 500 mil barriles de petróleo de Guyana

En la última semana, el precio del petróleo se desplomó a 69 dólares. Amenazando que, si cae por debajo de 66 dólares, podría hundirse hasta 42 dólares. En vista de la geopolítica petrolera en desarrollo, esto último activó alarmas en Rusia. Después de la distensión entre Beijing y Washington, el presidente ruso, Vladímir Putin, tuvo que volar a Arabia Saudita y a Irán. Antes, los chinos lideraron la inclusión de los sauditas en los BRICS, pero tienen un nuevo acuerdo con Biden.

En la OPEP hay división en cuanto a los recortes petroleros planteados por Arabia Saudita. Algunos miembros no quieren reducir sus cuotas. Así que, si el petróleo sigue descendiendo, podría haber problemas para Moscú. Los rusos debilitaron sus fuerzas militares en la conflagración con Ucrania y todavía necesitan un barril de petróleo a precio alto para recuperarse.

Washington está jugando la carta del Esequibo. Guyana se convirtió prácticamente en su aliviadero frente a las actuales circunstancias en Eurasia. Los 500 mil barriles de petróleo diarios que salen de allí, son la razón. Mientras los norteamericanos tengan control de sus 500 mil barriles de petróleo, limitan en algunas acciones a la OPEP y la OPEP+. Además, puede mantenerse el conflicto en el Medio Oriente y estimular un choque entre Rusia y China en ese terreno. Pero el Esequibo también tiene sus problemas.

Subiendo el tono

En Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro echó a mano al Acuerdo de Ginebra y reclama el Esequibo. Aliado de China y Rusia. En medio de una negociación que la Casa Blanca viene adelantando con Miraflores desde el año pasado, Maduro también juega en ese terreno.

En las últimas semanas, la discusión por ese territorio subió de tono.

Brasil hizo algunos movimientos de vehículos blindados hacia la frontera con Venezuela y Guyana. Estados Unidos anunció ejercicios militares conjuntos con Guyana en el territorio. Venezuela anunció una serie de medidas para incorporar la Zona en Reclamación y el resto de sus instituciones también se pronunciaron, además, publicaron un nuevo mapa. Las declaraciones de Maduro, también subieron de tono.

Todo ese conjunto de acciones, podrían indicar que se avecina una confrontación armada entre Venezuela y Guyana.

La guerra

Más allá de que Venezuela posea un mayor número de efectivos y equipos militares que Guyana. Que Guyana cuente con el apoyo de Estados Unidos y otros países, una conflagración militar es de muy bajas probabilidades.

Llegar a una situación de esas no le conviene en estos momentos a Estados Unidos, a Venezuela y a Guyana. Sin embargo, los más afectados de que esa región se desestabilice por una confrontación armada, son los norteamericanos. Una situación de desestabilización podría interrumpir el flujo de los 500 mil barriles diarios que Guyana está produciendo y que benefician a Occidente. Además, generan la discordia en la OPEP, necesaria para Washington. Si en la región se desata un enfrentamiento armado, sería fabuloso para Rusia, que no dudaría en participar de alguna manera. Y por qué no, hasta Irán, ambos países con nexos importantes en Miraflores.

Interrumpir el flujo de la producción de petróleo de Guyana, beneficiaría a la OPEP y los precios podrían avanzar nuevamente. Es decir, si ese conflicto deriva en conformación de dos bandos, como ya ha ocurrido en otros, en este caso particular, solamente paralizar las operaciones petroleras de Exxon Mobil, ya sería un éxito para el bando que se organizaría hipotéticamente alrededor de Venezuela. Ni siquiera tienen que ganar una guerra.

Lo que menos le funciona a Washington en este momento en Guyana es una situación de esas. Esto, al parecer, lo tienen bien claro en Caracas y en Georgetown, se están haciendo conscientes.

El acuerdo en desarrollo

Entonces se anuncia una discusión a puerta cerrada en la ONU. Y también un encuentro entre los presidentes de Venezuela y Guyana en el transcurso de esta semana.

Es altamente probable que de allí salga una solución o un acuerdo. Washington necesita que esos 500 mil barriles de petróleo sigan fluyendo y que se aumente la producción. Georgetown aspira a quedarse con todo el territorio del Esequibo, para poder definir los límites en la fachada atlántica, donde se encuentra el grueso de las operaciones petroleras. Caracas también quiere participar y obtener beneficios de la explotación de petróleo en la zona. Pero además de ello, Miraflores también quiere que se levanten totalmente las sanciones. Además de buscar arreglos para eliminar la mayor cantidad de acusaciones que pesan sobre la cabeza de Maduro en el plano internacional.

Ya hay precedentes. Washington liberó a los sobrinos de la "primera combatiente" y además entregó un lote de licencias importantes para que Venezuela vuelva a iniciar las operaciones petroleras, ahora hay exigencias en esa mesa de negociaciones. No es para menos, en el bando de Maduro olieron la debilidad actual de los demócratas.

En el Esequibo también opera China de manera importante. Los chinos son promotores de acuerdos en el que el ganar-ganar sea para todas las partes involucradas. No se debe ignorar el reciente encuentro entre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping en San Francisco. Tras esa distensión, los norteamericanos están reconfigurando sus posiciones, en función de evitar el colapso del petrodólar. Así que no es una casualidad que el senado norteamericano comenzó a bloquear la ayuda financiera a Ucrania. Al abandonar a Zelensky, baja la presión sobre Rusia, que le ayudaría a reducir su alianza obligada con China.

El año que viene son las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Los demócratas no están muy bien, necesitan gasolina barata y recuperar las reservas petroleras estratégicas (SPR).



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Alex Vallenilla


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