Pildoritas 196 (año 03)

¿CUÁL VA A SER EL DESTINO DE LOS EGRESADOS DE LA MISIÓN SUCRE?

Pregunta a la que esperan respuesta miles de nuevos profesionales.

Las autoridades tienen la palabra.

La noticia de que Misión Sucre ha graduado 64 mil estudiantes es halagadora, demuestra que la Revolución está cumpliendo en la educación su objetivo incluyente de aquellos que de otra manera no hubiesen podido lograr una meta de profesionalización.

Hasta aquí todo muy bien; el problema surge cuando nos preguntamos: ¿Cuántos de estos nuevos profesionales pueden ingresar al campo de trabajo, qué previsiones ha hecho el gobierno revolucionario para garantizar que después de obtener su titulo, su destino no sea engrosar las filas de desempleados y entonces el remedio sea peor que la enfermedad?.

Hace poco asistí como invitado, aquí en el Táchira, a la graduación de casi 800 nuevos profesionales, fue antes del evento electoral del 26S, existía la esperanza de que el acto fuese presidido por el Comandante Chávez, de quien esperaban oír una posible salida para que los nuevos graduandos, no tuvieran que conformarse con colgar su titulo, en una de las paredes de su casa y hasta ahí; quien presidió el acto fue el Vicerrector de la UBV, quien no tocó para nada en su discurso el problema que con seguridad en ese momento estaba en la mente de todos los neo graduandos.

Conversé con varios de ellos y esa era su angustia, la pregunta a flor de labios era y sigue siendo: ¿Y ahora, qué hacemos?.

Esta realidad de alguna manera debe estar siendo manejada por quienes tienen en el gobierno poder de decisión; es bien sabido por ejemplo que en el campo del derecho, y precisamente el mayor número de egresados ese día era en esta carrera, me imagino que igual sucede en otras estados; aquí en el Táchira la competencia es terrible, todos los años sale de la Universidad privada que aquí opera alto número de abogados, muchos de los cuales tiene que dedicarse a trabajos como la venta de seguros y en casos extremos hasta de taxistas, porque los cargos en los organismos oficiales están copados o porque en el ejercicio del derecho son tantos los que intentan aunque sea redactar un documento, que a no ser que se logren introducir en las roscas o servirle de mandaderos a los bufetes constituidos y que no dejan ni siquiera migajas para los nuevos profesionales, por obligación se quedan sin hacer nada o tienen que conformarse con trabajar en cualquier cosa.

Si eso le sucede a quienes se gradúan en una Universidad, por cierto bien costosa, por lo que se supone que tienen medios económicos y la necesidad de trabajo no es tan apremiante; ¿qué se puede espera para quienes salen de la Misión Sucre, a quienes ya la canalla y los gremios le han implantado el sello de la “mediocridad”, los miran con desprecio por el solo hecho de ser egresados de una Universidad como la UBV?

Por ello a esta gente, en su mayoría revolucionaria, el proceso no los puede dejar abandonados a su suerte, se hace urgente que se implementen políticas que permitan que los organismos oficiales absorban a quienes egresen a través de la Misión Sucre y no estemos ante el dantesco cuadro de una frustración masiva y creciente, cada año con cada nueva promoción, lo cual sería criminal no solo para quienes albergan una esperanza sino para el futuro de la Revolución.-

Ojala y esta inquietud y esta angustia que hoy viven muchos venezolanos que aprovechando la oferta del Gobierno, lograron cumplir la meta anhelada de obtener un título, sea compartida por quienes tienen en sus manos una solución, y que lo que hoy escribo, para referirme a esta cruda realidad, sea leído por alguien que tenga en sus manos la salida de una especie de cuello de botella, que debió haberse previsto cuando se planificó la masiva inclusión de quienes por años fueron excluidos del derecho a ser profesionales.-

No olvidemos que ahora más que nunca tenemos que cuidar cada voto como si fuese la joya más preciada y una frustración en una familia, puede significar la multiplicación de quienes por lo menos, si no se convierten en enemigos del proceso, pueden abstenerse y ello sería fatal.

¿Que no me creen? Solo preguntémonos cuántos de esos 64 mil han ingresado al campo laboral, supongo que algunos, y los demás que con seguridad son la mayoría, ¿cómo estarán en este momento?; seguramente presas de la frustración y hasta del desencanto. Es un problema serio y hasta de conciencia y por lo tanto algo hay que hacer para buscar la manera de que los egresados tengan garantizado el ingreso al campo laboral. Si no el remedio va a ser peor que la enfermedad y mientras mayor sea el número de egresados, mayor será el problema que puede representar incluso una especie de bomba de tiempo para el Proceso.

Disculpen lo crudo, pero es una realidad insoslayable y “con la verdad ni temo ni ofendo”


yuviliz40@hotmail.com


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Saúl Molina Z.


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