Pregúntenle
a un buen profesor universitario si cree que un buen docente puede ser
también un buen investigador y responderá con una sonrisita. La docencia
y la investigación no son actividades afines. Los requisitos para ser
un buen docente o un buen investigador son radicalmente distintos. La
docencia está inexorablemente vinculada a los alumnos y al ejercicio
profesional, a su vez relacionado con el estado del arte. La
investigación en un país atrasado como Venezuela, debería estar
relacionada con la transferencia de tecnología de otros países y con la
búsqueda de soluciones endógenas innovadoras y especializadas a nuestros
problemas fundamentales: petróleo, industria, alimentación, salud,
educación, vivienda y transporte.
¿De
dónde saldría la idea de que un buen docente debe ser también un buen
investigador? La fusión en una sola persona de un buen docente y un buen
investigador es pura fantasía en el 95% de los casos. ¿No será hora de
que acabemos con este híbrido inexistente? Mantener esta costosa farsa
dentro de las universidades no nos ha permitido avanzar ni en docencia
ni en investigación. En ocasión de analizar de nuevo la Ley de
Universidades imploro la revisión de esta dualidad ficticia.
(*) Ex profesor universitario,asdrubalchirinos@gmail.com