Desde el punto de vista organizacional, la reforma educativa se inicia con la creación de la Comisión de Planes y Programas (CPP), mediante la Resolución No. 4.430 del 25 de mayo de 1965. Esta comisión estaba adscrita a la Oficina de Planeamiento Integral de la Educación y estaba conformada por una Comisión Central y doce Subcomisiones de Trabajo, entre las cuales había una de Matemática. En la elaboración de los planes de trabajo de la CPP jugó un papel muy importante el Dr. Calixto Suárez G., experto de la UNESCO. Cinco de los integrantes de la CPP viajaron, en el mismo año de su fundación, a Francia, Suiza, Inglaterra y España. Estos dos hechos se suman a otras evidencias que soportan la hipótesis de la influencia extranjera en el diseño y ejecución de la reforma educativa de la década de 1960.
La CPP elaboró la estructura básica de los primeros programas en 1965. En ese mismo año se realizó el Seminario de Supervisores Regionales de Educación para discutir esa estructura. Los programas experimentales para el Primer Año del Ciclo Básico fueron elaborados en 1966 tomando en cuenta las observaciones recogidas en ese seminario. El ensayo de esos programas se realizó en dos liceos. En el año 1967, la CPP actualizó la primera versión de los programas experimentales que se ensayaron en esos liceos y elaboró nuevos programas para el Segundo Año del Ciclo Básico. En ese año también se extendió el ensayo a dos instituciones educativas más. En es mismo año apareció publicado el documento titulado Distribución del Contenido de los Programas de Matemáticas de Educación Secundaria, el cual regiría la enseñanza de esta asignatura en los tres años del Ciclo Básico en la Zona 1 del Ministerio de Educación. Con este documento se buscaba “… despertar inquietudes y toma de conciencia del verdadero tipo de educación matemática que esté de acuerdo con las necesidades de nuestra época” (citado en la sección de Noticias del número 3 de la revista Matemática Elemental, 1967, p. 55). Esta planificación de los contenidos de Matemática para el Ciclo Básico profundizaba la introducción de la “matemática moderna” en nuestros liceos.
Con la aparición de los programas de ensayo, basados en la Taxonomía de Bloom, se rompe con el esquema clásico de los programas como una lista de contenidos. Los nuevos programas de estudio, donde se introdujo la “matemática moderna”, fueron diseñados sobre la base de objetivos expresados en términos de conductas observables. Estos programas estaban organizados en cuatro columnas identificadas con los títulos objetivos específicos, contenido, actividades y recomendaciones respectivamente.
La adopción de la “matemática moderna” llevó a una completa reforma de la enseñanza de la Matemática, en lo que respecta a los contenidos propuestos en los programas de estudio oficiales.
Otro aspecto de la reforma es la importancia que se le da a las estructuras matemáticas, al punto que en uno de los programas de ensayo se llega a declarar que: “... obedeciendo a las nuevas tendencias en la enseñanza de la asignatura conduciendo al conocimiento en una forma integral de manera que las “estructuras mentales” de los alumnos estén asociadas a las “estructuras del pensamiento matemático” (Instituto Experimental de Formación Docente, 1968, p. 1). Morales Vergara (s.f.) defiende este enfoque estructuralista y afirma, sin dar detalles ni referencias, que “... se ha probado que este tipo de matemática resulta más asequible al joven ...” (p. iii). Desde este enfoque estructural el álgebra cobra una importancia que no tenía en los programas anteriores y desplaza a la geometría en importancia. Aunque, como vimos anteriormente para el momento de la implantación de la “matemática moderna” el número de contenidos de geometría había sido reducido considerablemente. Tomando como referencia la caracterización de la evolución de la educación matemática en Brasil hecha por Fiorentini (1995), podríamos decir que en Venezuela se pasó prácticamente de manera directa del formalismo clásico al formalismo moderno.
Como resaltamos más arriba, la reforma de la “matemática moderna” en Venezuela se realiza como parte del proceso más general de neocolonización. Caracterizamos esta reforma, siguiendo a Bonfil-Batalla (1984), como una toma de decisiones culturales ajenas sobre objetos culturales ajenos. La adopción de este enfoque respondía más a las necesidades de la Metrópoli que a la realidad venezolana. Es obvio que no todos los actores que participaron en la reforma comparten esa opinión. Por ejemplo, Orellana (1980) se defiende de los pocos críticos de la reforma curricular afirmando que los nuevos programas “... se realizaron en Venezuela y no como copia de modelos extranjeros ...” (p. 117). Aunque reconoce que “... la matemática en Venezuela no escapó de cierta influencia del planteamiento de Dieudonné” (Orellana, 1994, p. 87). Otros opinan diferente. La propia Dirección de Planeamiento, (1972), del Ministerio de Educación, afirma que “..., la estructura y organización del sistema educativo, tradicionalmente, se han calcado de experiencias de otras latitudes y no han sido producto de nuestra propia meditación, ni están acondicionados a las realidades socio-económicas y culturales del país” (Dirección de Planeamiento, 1972, p. 24). Por su parte, Calderín de Guédez y Andonegui (1978), en un estudio comparativo de la enseñanza de la Matemática en EE.UU., Francia y Venezuela, concluyen que los programas venezolanos se parecen a los franceses en su rigidez, de marcada influencia europea y que siguen una secuencia en función de la lógica de los contenidos. Estos autores resaltan la necesidad de una reforma curricular orientada por nuestras verdaderas necesidades, actuales y futuras, y diseñada sobre la base de una filosofía propia y coherente (Calderín de Guédez y Andonegui, 1978).
Los libros de texto
Al igual que en otros países, los libros de texto fueron uno de los principales medios para llevar adelante la reforma de la “matemática moderna”. Esta estrategia era novedosa en Venezuela. Junto con la elaboración de los programas de estudio de ensayo comienzan a aparecer algunos libros bajo el enfoque de la “matemática moderna” con la idea de promoverla principalmente entre los profesores. En el caso venezolano era necesario esperar hasta la aprobación de los nuevos programas dado que tenemos un currículo nacional obligatorio y los libros tenían que ser aprobados por el Ministerio de Educación para poder ser usado en las escuelas.
Antes de la reforma de la “matemática moderna”, el mercado de los libros de texto estaba dominado por los libros de Boris Bossio Vivas, y de Nestor Alvarado D. y José A. Antonini A. respectivamente, todos ellos profesores egresados del Instituto Pedagógico Nacional. Con la matemática moderna surgen nuevos libros y se aumenta considerablemente la oferta, se puede decir que esta época marca el inicio de la industria de los libros de texto en Venezuela. La reforma coincide con los esfuerzos de masificación de la educación que comienza a finales de la década de 1950, después del derrocamiento del Dictador general Marcos Pérez Jiménez. Esta masificación ocasionó un aumento considerable de la demanda de libros de texto, dado que en nuestro país cada estudiante tiene que comprar individualmente sus libros de texto. La expansión del mercado editorial no fue exclusiva de las matemáticas escolares. Este crecimiento no fue visto con buenos ojos por algunos grupos de intelectuales, quienes lo caracterizaron como “meramente mercantil”, producto de “... Grupos de profesores mercenarios [que] se dedican a la producción descontrolada con el solo fin de obtener beneficio personal” (Hernández Montoya, 1975, p. 39).
Como señalamos anteriormente, los libros de texto tienen que estar adaptados a los programas de estudio oficiales para contar con la aprobación del Ministerio de Educación. Sin embargo, los primeros libros de matemáticas escritos bajo el enfoque de la “matemática moderna” surgieron antes de que éste fuera incorporado al currículo oficial. Tal es el caso de libro de Quinto de Anzola y otros (1965). Este libro fue publicado por la Fundación Shell, lo cual muestra el interés de las transnacionales en promover la reforma curricular en Venezuela. Este libro fue incorporado, unos pocos años más tarde, en la lista de textos recomendados en los programas de estudio para el Primer Año del Ciclo Básico Común (Dirección de Planeamiento, 1970). Según Rodríguez (1965), “... la tarea emprendida ha transcendido más allá de los linderos del país, colocándose al lado de las más promisorias en América del Sur, y no es aventurado afirmar que, en un futuro no muy lejano, ella puede ser factor importante para el cambio de orientación en la enseñanza de las Matemáticas que requiere América Latina. ...” (p. 5).
El libro Matemáticas, publicado por la Fundación Shell, no estaba dirigido a estudiantes de un año en particular de la educación secundaria. El primer libro escrito especialmente para estudiantes del Primer Año de educación secundaria fue el de Gallardo Duthill y otros (1967). La primera edición de dicho libro fue financiada por el Instituto Pedagógico Experimental de Barquisimeto, más tarde este libro fue publicado en una versión comercial. Estos primeros libros de matemática moderna marcan el inicio de la industria de los libros de texto en Venezuela. Hasta estos años los libros de Boris Bossio y de Alvarado y Antonini habían monopolizado ese mercado. Los libros de estos autores se caracterizaban por tener portadas unicolores y aspecto formal. Los nuevos libros escritos bajo la influencia de la “matemática moderna” introdujeron las portadas a colores con ilustraciones, así como internamente. Las portadas de los nuevos libros eran muy llamativas, de colores intensos como amarillo o naranja.
Como señalé anteriormente, algunos libros de texto de matemática bajo el nuevo enfoque surgieron antes de que fueran aprobados los programas de estudio oficiales. En algunos de estos libros se presentaba el contenido a niveles de complejidad muy elevados para los estudiantes de secundaria. Giménez Romero (1974) reconoce que una vez publicados los nuevos programas para el Ciclo Diversificado, su libro de Matemática para el Cuarto Año de ese ciclo es más bien adecuado para el nivel universitario. Alegaba este autor, que los nuevos programas introdujeron ajustes en la complejidad del contenido, desplazando su libro al nivel universitario, y que éste contribuiría a tender un puente entre los contenidos que se estudiaban al final de la secundaria y al comienzo de la universidad.
Aparecieron muy pocas alternativas a la versión anglo-francesa de la matemática moderna en Venezuela. En cuanto a los libros de texto sólo tengo información del libro del School Mathematics Project (1972) de Inglaterra, cuya versión en español fue presentada por Miguel Parra León y el prólogo fue escrito por Ignacio L. Iribarren T. Para el momento de la publicación de ese libro, Miguel Parra León era el Presidente de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Caracas, y el profesor Ignacio L. Iribarren T. se desempeñaba como Jefe del Departamento de Matemáticas de la Universidad Simón Bolívar, también en Caracas. Este libro no se adaptaba a ningunos de los programas de estudio de Matemáticas vigentes para ninguno de los años de la Educación Secundaria. Tampoco contó con la aprobación del Ministerio de Educación en ese momento. Por tanto, su adopción en las escuelas debió ser bastante limitada.
julio.mosquera.padron@gmail.