Si antes el paro universitario era ilegal, atentatorio contra el derecho al estudio y violatorio del ordenamiento jurídico venezolano, ahora, una vez que se conoce del aumento de más del 100% de los sueldos y salarios y del aumento de todos los beneficios socioeconómicos para los trabajadores universitarios, menos se justifica que los trabajadores mantengan una huelga que se convierte en la práctica en un abandono del trabajo. Los trabajadores han recibido un aumento que nunca jamás en la historia universitaria y en la historia gremial se había dado. Las mesas de negociación aún se encuentran discutiendo el resto de las cláusulas establecidas en la convención colectiva única y esta semana se discute el tema de los jubilados, así como luego se continuará tratando el tema del salario social como lo es lo relativo a la vivienda para los universitarios, la alimentación, salud y la seguridad social.
Los montos acordados y las condiciones laborales son muy superiores a las que estuvieran en la propia propuesta de la FAPUV y eso los tiene desconcertados y buscando excusas para mantener en zozobra a la población estudiantil y a la sociedad venezolana, tanto en remuneraciones y salario estándar como en la inclusión de nuevos beneficios, como el bono de apoyo a la actividad docente e investigación, que se ha fijado en 600 bolívares para este año, que desplaza todo el conjunto de la tabla de docentes y permite tener una remuneración bastante significativa.
Se realizó en un tiempo récord la discusión de la convención colectiva en materia salarial, tiempo que ha sido posible gracias a la vocación y convicción del Gobierno Bolivariano de que esos salarios tenían que ser mejorados, tanto a la colaboración y el espíritu de unidad que priva entre todas las federaciones y sindicatos independientes que participan en la discusión.
La lucha oposicionista con paros y huelga y declaraciones de unos rectores, de unos dirigentes gremiales, de FAPUV y de unos dirigentes derechistas de estudiantes, no es por la universidad ni por sus actores; es en realidad contra el gobierno, de Chávez y del Presidente Nicolás Maduro. Han querido, y en cierta manera logrado, el caldo de cultivo con matrices de opinión nefastas para la universidad y todas las comunidades; pero ya los estudiantes y densos sectores de trabajadores están tomando conciencia de la realidad de las cosas.
Las autoridades universitarias enquistadas, que se oponen a elecciones con democracia plena y usufructúan el gran poder centralizado para reinar, dictar normas, controlar, sancionar, están interesadas en auspiciar el conflicto universitario para seguir medrando en sus cargos. De tal manera que con ello sólo mantienen las universidades postradas, en inercia total, en abandono por parte de las autoridades y de los profesores.
Tenemos un contrato que promocionar y defender. Tenemos un gobierno obrerista que apoya la transformación en la universidad para hacer de la universidad una institución que realmente esté al servicio del pueblo y de la sociedad.
Así que el llamado que le hacemos a los gremios es a la responsabilidad, la sensatez y que vuelva el espíritu universitario para retomar las clases y no seguir afectando la vida estudiantil. Lo contrario evidenciaría lo que todo el mundo ya sabe: que detrás de las justas reivindicaciones está oculta la agenda de la desestabilización política y deteriorar el gobierno chavista de Nicolás Maduro.