“Empresa parada, empresa tomada”, ha sido la decisión del pueblo ante el llamado a paro hecho por la derecha a los fines de intensificar la guerra económica que le han declarado al pueblo, que no al gobierno, que la está enfrentando a nombre de ese pueblo, no sólo para preservar la democracia y la voluntad expresada en las urnas, sino porque es su deber.
Emulando esa expresión popular ha surgido, por ahora, en la Facultad de Medicina de la ULA en Mérida, una consigna similar: “Por cada día de parado carro quemado”, ante el llamado a paro que irresponsables dirigentes de la derecha a nivel universitario están haciendo por una pretendida homologación que tiene como fin el que automáticamente al subir la inflación les suban el salario en la misma proporción, algo insólito y que sería altamente nocivo para la economía, pero también discriminatorio porque ello daría pié para que el universo de asalariados del estado tuviesen la misma aspiración con derecho.
En el irresponsable y apátrida paro llevado a cabo por las llamadas universidades autónomas y experimentales, aun cuando se estaban discutiendo en mesa de trabajo gobierno-gremios, las peticiones y aspiraciones, los perjudicados fueron miles de estudiantes que perdieron su semestre o que no pudieron graduarse en su momento y por ello la reacción que ahora está tomando fuerza de no permitir una nueva acción desestabilizadora, disfrazada con aspiraciones laborales, es más que válida,
Lástima que tuvo que pasar lo que pasó y que buena parte del estudiantado se viera afectado, para que ahora pareciera entran en razón y defiendan su derecho a estudiar, así sea con métodos poco ortodoxos.
Queda comprobado con esta reacción estudiantil, que seguramente se va a extender en todas las casas de estudio que intenten ser paradas, el poco conocimiento que le derecha tiene de este pueblo al que pueden engañar una vez pero no una segunda, por ello se nota que los estudiantes no van a caer en el error de prestarse para apoyar la irresponsabilidad de una oposición sin visión y sin norte que ya les causó tanto daño.
Seguramente no faltarán algunos que están en la universidad no para estudiar sino para servir de piezas para la desestabilización, afortunadamente, son personas, financiadas por la contrarrevolución identificadas, que esta vez también van a ver limitada su pretensión.
Con lo iniciado en la ULA podemos pensar con propiedad que esta vez les va a quedar cuesta arriba a los conspiradores llevar a cabo sus planes desestabilizadores, utilizando al estudiantado como carne de cañón.