Nicolas Maduro cree que los educadores revolucionarios somos unos pendejos

Ahora si es verdad que se montó la gata sobre la batea con un abogado sin experiencia docente al frente de la educación venezolana. La derecha que sabe defender hasta sus entrañas los fundamentos filosóficos de su atrasada concepción educativa nunca pifió tan feo, porque para ese compromiso casi siempre seleccionó a sus mejores cuadros docentes para la lucha ideológica contra los revolucionarios. Craso error de Nicolás Maduro al no darle continuidad a la política educativa de Chávez. De dónde saca Maduro que es cualquier cosa tirar por la borda la formación docente, la práctica docente, la pedagogía, la planificación estratégica, la administración de la educación, el diseño curricular, la estadística aplicada a la educación y otros conocimientos en el perfil académico necesario para desempeñarse como ministro de educación e inclusive ignorar olímpicamente en su currículo la formación clasista gremial generada en las luchas magisteriales por la mejora de sus condiciones de trabajo, tampoco hay a falta de lo anterior el aval de una obra escrita portadora de una expresión cultural creadora . Es verdad que los aliados principales de los trabajadores de la educación son los estudiantes y a la inversa, de eso no cabe la menor duda, ambos componentes forman una unidad dialéctica del quehacer educativo en un accionar revolucionario hacia el mismo objetivo pero con roles diferentes aunque integrados en el mismo acto de creación educativa. Lo dicho se ilustra en el ejemplo educativo de Bolívar y Simón Rodríguez, en el de Rousseau y la revolución Francesa, en el de Sartre como símbolo del mayo francés del 68 o en las luchas de nuestros profesores y estudiantes universitarios unidos en la renovación educativa del 69.

Uno nunca sabe si el nuevo ministro ataviado por Maduro con el parcho de pirata, con lo temerario de un Walter Raleigh, nos deja estupefactos y lo hace mejor que los anteriores educadores bolivarianos ocupantes del último piso en el edificio de Carmelitas. La experiencia docente de Héctor Navarro, Adán Chávez, Aristóbulo Istúriz y María Hanson seguramente no ha debido ser tomada en cuenta, según Maduro, por la utopía posible del inmortal Hugo Chávez . Según la nueva estrategia educativa ahora será positivo sustituir en las aulas a competentes profesores revolucionarios por personal sin formación docente siguiendo el ejemplo de la designación ministerial. Dirá Maduro que a veces en el juego de Dominó cuando el jugador neófito lo tranca es capaz de ganar la partida aunque sin saber cómo ni por qué arrasó. El problema es que la educación no es un juego de Dominó.

Lo cierto es que la designación de Héctor Rodríguez quiere hacer ver la supuesta inexistencia, entre los más de doscientos mil trabajadores de la educación con títulos universitarios, de por lo menos un docente en Venezuela con el perfil necesario para desempeñarse como Ministro del Poder Popular para la Educación. La revelación de esa gran vaina es el regalo que Maduro le brinda al magisterio el 15 de enero, Día del Maestro. La realidad es todo lo contrario pues en el profesorado venezolano hay muchos educadores chavistas calificados para cumplir la misión trascendental de transformar la educación desde la más alta responsabilidad ministerial, pero eso es precisamente lo que el gobierno de Nicolás Maduro quiere evitar. Es evidente que si Maduro tuviera la intención de dar la batalla ideológica por la idea socialista de la educación hubiera buscado a un ministro avezado en el campo teórico de la educación y no tomar sólo en cuenta la experiencia de Héctor Rodríguez como dirigente estudiantil que también es válida pero no suficiente.

Creo que Maduro está poniendo en Héctor Rodríguez la responsabilidad de echarle un parado a la transformación revolucionaria de la educación que Chávez pinceló y no pudo llegar a concretar. Si no fuera así, Maduro hubiera tomado en cuenta los nombres de insignes profesores chavistas como los que a continuación nombramos con la acotación de que los mismos no son los únicos, hay muchos más: Omar Hurtado, Xiomara Lucena, Antonia Muñoz, Eric Núñez, Luís Bigott, Carlos Lanz, Luís Britto García, Earle Herrera, Eleazar Díaz Rangel, Alberto Rodríguez Carucci, Gustavo Pereira y muchos otros valiosos intelectuales revolucionaros capaces y preparados para enfrentar la lucha educativa en el terreno ideológico. Resulta muy esclarecedor para entender el desaguisado de Maduro recordar que en las últimas declaraciones públicas de María Hanson precisaba la ministra sobre la necesidad de emprender ya las iniciativas tantas veces postergadas para la transformación socialista de la educación frenada una y otra vez por la resistencia feroz de la derecha decimonónica y que casualidad, después de esa manifestación de voluntad, la volaron sin aviso y sin protesto.. A Maduro lo que le interesa es afianzarse él en el poder a costa de cualquier sacrificio incluidas frustrar las esperanzas post mortem del Comandante eterno afincándose en un discurso demagógico y haciéndose pasar por el hijo de Chávez. Le recomendaría al Presidente y a Héctor Rodríguez que se estudien a fondo la Teoría Marxista de la Educación por Bogdan Suchodolsky si quieren tener una visión socialista de la educación o a nuestro Luís Beltrán Prieto Figueroa si prefieren los fundamentos filosóficos de una educación socialdemócrata progresista pero que definan sus ideas educativas que estaban muy claras en el Comandante Chávez y sus ministros, pero no traten de engañar al pueblo venezolano con fines inconfesables.

Vamos a ver en los próximos días cómo le replica Héctor Rodríguez a la Conferencia Episcopal la cual le está planteando al gobierno profundizar la enseñanza católica en las escuelas públicas como si las otras religiones e inclusive los ateos no tuvieran el mismo derecho. Si la educación la pone Maduro en la mesa de negociaciones para la conciliación con la derecha veremos pronto perderse las bondades democráticas de una educación laica, científica y antidogmática.

*Profesor de Filosofía de la Educación jubilado de la UPEL



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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