Me imagino a la madre de Neymar, el goleador brasileño, tratando de conjugar el talento de su hijo por el football con la rigidez de la escuela cerrada al entorno, cerrada a lo nuevo cerrada a todo.
El drama del sistema educativo que quiere que toda la Patria sea una escuela en lugar de que La Escuela se abra al mundo.
Recuerdan acaso aquella historia sobre un niño amante de los animales y las plantas que no podía aprender a leer bien ni a sacar las cuentas y cuando por presión, explicó en la clase sobre los insectos que llevaba en el bolsillo, la ecología, las fuentes de agua, el maestro necesariamente tuvo que aceptar que todos los niños tienen talento, sintió que ese talento se va muriendo al imponerles sólo lo que la escuela enseña, y como lo enseña. Pensó en todo lo que ese niño sabía y conocía y sintió deseos de que continuase explicando y hablando. Aceptó que Había mucho que expresar, muchas ideas en esa cabecita; un chamo con una voz que la misma escuela había callado y reprimido.
Pero esa historia no es verdad recoge una realidad pero que no tiene final feliz como en el cuento Burro Burrito.
El maestro debe hacer su trabajo, poner tareas y asignar calificaciones, diferenciar a los niños por lo que demuestran y no por lo que sueñan ni por sus vocaciones. No hay tiempo para eso en la escuela; a menos que las cambiemos y las hagamos un lugar donde todos podamos participar y contribuir para conjuntamente construir y abrirle paso a diferentes formas de ser y de sentir, una escuela en donde el niño pueda formarse y ninguno tenga que conformarse con ser el Burro Burrito del cuento infantil.
Conozco a una niña que le encanta leer, y lo que es mejor le encanta leer poemas y adivinanzas. Lleva a la escuela su nuevo libro de 1000 adivinanzas, lleno de ilustraciones y letras de todo tipo. La maestra le dice: para hoy no, no podemos perder tiempo con eso, debemos cumplir con el programa. Una escuela donde el y la docente puedan abrirse para aceptar nuevas formas de actuar y de enseñar.
Y ese niño que corta y pega de la Internet y arma cuanta tarea le pongan de esa forma. Me dijo el otro día que él no maneja el programa de hacer mapas mentales pero que en el cyber los hacen, sólo hay que pagar, a la profe les encanta, siempre pide mapas mentales ella no sabe cómo hacerlo en la computadora, pero los hace de maravilla en la pizarra. Una escuela donde docentes y alumnos puedan manejar la tecnología comunicacional con criterio sin abandonar sus propias formas expertas de ser y hacer.
Y yo y tú sabemos de tantas cosas pero no estamos dentro de la escuela, no tendríamos que estarlo, podríamos en línea construir muchas cosas con los maestros y los niños; pero aún no hemos llegado allí, por el camino que vamos no llegaremos nunca, el asunto ha sido altamente politizado unos y otros se atacan y no hay término de comprensión.
Unos rechazan que la comunidad pertenezca y tenga voz en la escuela, ven esa comunidad como muy grande y a la escuela muy pequeña, un lugar aparte y cerrado que debe mantenerse para niños maestros y padres. Pero resulta que los niños ven el mundo entero en sus computadoras y en su teléfonos y en sus tabletas, no digamos en la tv, no digamos en la camionetica y en el barrio, o en el tierrero jugando lo que haya que jugar.
Podríamos conjugar lo que los niños deben aprender, con lo que necesitan aprender en un mundo cambiante y un conocimiento cada vez más líquido y sin estructuras rígidas; la escuela la pedagogía y la didáctica están dentro de esa realidad, otra estructura de escuela y del ministerio que la dirige debería crearse, una reforma del ministerio debería pensarse pero eso es demasiado grande y complejo a cada ministro se lo traga el Edificio de Salas, la estructura física de cemento se ha apodera de la capacidad de soñar y de liberar a la educación, allí la tienen sometida y en las zonas educativas la agarran si se escapa.
Un alto porcentaje de los niños no aprenden bien a leer y menos a escribir, muchos no van más allá del sexto grado, chamos buenos, que podrían estar haciendo cosas buenas si se les hubiese ayudado. Una cantidad entra al bachillerato, pero no tienen quien los apoye y allí andan tratando de mantenerse sin muchos estímulos y pocas probabilidades. Pero la familia siempre tiene la esperanza de que esa escuela va a darle a su hijo lo que necesita para ser gente, añadido que ser gente es tener una profesión y ganar dinero; cuando fracasan, todos tienen claro que el niño o el adolescente eran flojos, no tenían talento y desafortunadamente no son ni Neymar, ni Pelé ni Ronaldo.
“No hay mujer por pobre que sea, que no desee que su hijo sepa leer para que se ordene. Hay pues, una predisposición general, y un gobernante pensador debe aprovecharse de ella, y ver en la lectura un CEBO y en la escuela una NASA, para sacer del pozo de la ignorancia a los millares de pececitos de que se alimenta el fanatismo”
Don Simón Rodríguez.