Zombis políticos[1] y educación[2] [3] (II)[4]

1. Estética sin singularidades

La ciudadanía –en plural- son singularidades múltiples que comparten un tronco común social; singularidades que no desaparecen sino que se entrelazan con otras particularidades para reafirmar su identidad. Son rizomas de libertad en la perspectiva de Deleuze (1925-1995) y Guattari (1930-1922). Ciudadanía como singularidad es posibilidad de brillar en un firmamento compartido, asumiendo como propio el desafío comunal de la iluminación colectiva, sin dejar de ser estrella particular y radiante. Una sociedad democrática es un territorio pleno de singularidades, de peculiaridades, de toponimias diversas que construyen de manera conjunta lugares comunes que nos reflejan en alguna a medida a todos (as) y cada uno de nosotros.

Sin embargo, el capitalismo neoliberal del siglo XXI desarrolla un concepto estético y ético del hombre y la mujer basado en la homogenización de los gustos -como patrones de consumo- que condicionan el concepto y la praxis de ciudadanía. Éste último término suele aparecer en el discurso de la dominación como adocenamiento social, aceptación sumisa del orden, de la regularidad. Las singularidades se convierten en anormalidades, en excentricidades a suprimir.

Para la gobernanza capitalista todos nos convertimos en objetos paramétricos, desconociéndose la subjetividad intrínseca a las singularidades. Es la búsqueda de indicadores que determinen el "buen" o "mal" comportamiento social como teleología ciudadana. La disposición al cambio -con la conflictividad y caos epistémico que ello conlleva- es colocada fuera de los límites del ejercicio de la ciudadanía, asignándosela a representaciones políticas. La transformación social se convierte en un asunto de Estado.

Se estandariza la belleza, asociándola a atributos simétricos físicos y escalafones sociales, que sólo admiten variantes, por ejemplo, conforme a la talla, moda, lenguaje o la cantidad de ceros en la cuenta bancaria; ello determinará y será proporcional al tamaño de las prótesis mamarias o de los pectorales masculinos, de los títulos académicos como mercancía y no como instrumentos de liberación, así como de las propiedades como marcador del desarrollo de ese ciudadano-consumidor. La percepción se sumerge en territorios estereotipados que desdibujan el concepto de humanidad.

Todo lo que se consume, lo que se adquiere, es para ser más como lo deseado, como esa externalidad que nos condiciona a ser otro (a), a no es ser uno(a) mismo(a), porque nos extrañamos cuando nos miramos en nuestros reflejos con relación al patrón ideal. Es el proceso de copiado y estandarización de la personalidad eliminando cualquier posibilidad de autonomía real.

La singularidad es arrinconada por la homogenización de los estándares de belleza, como rictus corporal que no valora las particularidades de cada comportamiento humano. La singularidad que nos hace irrepetibles es considerada conflictiva, no armónica, rupturista del orden. La belleza, los criterios de hermosura y armonía, pasan a ser los propios de seres homogéneos, que solo se preocupan por consumir conforme al patrón que hace a las particularidades prisioneras del conjunto hasta borrarlas. La normalización y la estandarización de lo social, que suprime las singularidades conscientes, se promocionan como el modelo a seguir de ciudadanía. Para el capitalismo neoliberal del siglo XXI, se trata de existir sin ser, se trata de vivir como los peces muertos arrastrados por la corriente, como sinónimo de ciudadano (a).

La singularidad cada vez tiene menos cabida y la belleza integral en cuyo componente la personalidad tiene un rol especial, comienza a ser un tema de arqueología antropológica. Las series televisivas infantiles, el cine, la creación, la literatura, el arte hedonista promovido por el complejo cultural capitalista, trabajan y desarrollan esa morfología de la ciudadanía.

El planteamiento humanista que considera al hombre y la mujer como seres buenos por naturaleza se evapora en la cotidianidad social, mediática y escolar y es atacada desde todos los flancos. Pareciera que el vientre materno quieren sustituirlo por fábricas de saiyajines al estilo de Dragón Ball (1984-1995) -la serie infantil ilustrada por el japonés Akira Toriyama (1955- )- pero también por la utopía claudicante del hombre nuevo socialista, que determinan desde la externalidad del ser, los parámetros, expresiones y comportamientos que serán reconocidos como propios de la ciudadanía. El destino humano deja de ser una aspiración de construcción colectiva para convertirse en un boceto elaborado por unos pocos, conforme a intereses de clase, mercado o ideológicos.

El erotismo anoréxico, la atracción centrada en prominencias corporales, el sexo infatigable, los estereotipos de la mujer linda construidos por las industrias farmacéuticas de los productos de belleza, la hermosura masculina basada en métrica y simetría cultivada en locales fisicoculturistas unisex; todos procuran imponer un modo estético único, en el cuál las singularidades pasan a ser anormalidades detestables.

Los seres humanos dejamos de preocuparnos por comprender el mundo, el universo, la sociedad como camino que potencia el ejercicio pleno de la ciudadanía para tratar de ser aceptados conforme al modelo estético de ser, de individuo que vive en sociedad. La representación cinematográfica de la personalidad del zombi, como parte de una masa no pensante que persigue a toda anormalidad, toda singularidad, modela el concepto de ciudadanía. Para el capitalismo neoliberal del siglo XXI la ciudadanía perfecta es esa que está adormecida por la conformidad de la pertenencia a la masa, hasta que se le estimula a despertar para destruir la singularidad incorporándola a la masa, para adormecer nuevamente en la aceptación de esa realidad sin conflicto de clase. El muerto viviente como ciudadano ideal pareciera emerger de la serie televisiva de la cadena norteamericana The CW -de los productores Rob Thomas y Diane Ruggiero- denominada "Zombie" (2015), en la cual una estudiante de medicina convertida en zombi trabaja como médico forense para poder acceder en la morgue a los cerebros que debe comer para mantenerse activa; es decir trabaja para mantener el mundo de la producción y el consumo, solo preocupada por sobrevivir, aunque al consumir cada cerebro herede sus recuerdos. Ello, sin dejar de lado otras creaciones culturales contemporáneas como Walking Dead (serie televisiva del 2010 y videojuego) y las muñecas Monster High (2010), entre otras.

En esa perspectiva, en el ámbito escolar el proceso de zombización tiene múltiples expresiones que van desde el currículo por competencias –del mercado-, la eliminación de la centralidad pedagógica, el proceso de eliminación de la pedagogía como profesión y campo de estudio, análisis y comprensión del hecho educativo hasta el reforzamiento de dinámicas de adormecimiento de las conciencias, reforzando una estética que hegemoniza. Todo lo que conduzca a pensar y razonar procura ser eliminado, suprimido o minimizado.

Los certámenes de belleza escolar por aniversarios, carnaval o cualquier pretexto no son ingenuos ni neutros, son actos políticos del sistema como lo son los campeonatos, las marcas y la estética del cuerpo perfecto que intenta imponer el deporte como producto de consumo estético. Problematizar al respecto es trabajar la contra cultura de la resistencia desde la escuela; es apuntalar los cambios sociales trascendentes desde el aula. No hacerlo es convertirnos en cómplices de la industria cultural capitalista.

El capitalismo neoliberal del siglo XXI le asigna a la escuela el rol de aparato reproductor de la estética capitalista, para lo cual requiere su participación activa en la creación de esta hegemonía cultural. Pero las intenciones y orientaciones del gran capital, respecto a la escuela, no logran suprimir, evitar, ni impedir que en su interior se desarrollen resistencias de maestros(as), profesoras(es) y estudiantes a este proyecto de zombización social. Los educadores que resisten, que se oponen son como un anticuerpo colectivo que los gobiernos neoliberales intentan suprimir en el presente, mediante modelos de evaluación de desempeño docente, reformas regresivas de los mecanismos de ingreso, ascenso y promoción de la carrera docente, que posibiliten la expulsión del sistema escolar de todos(as) aquellos(as) docentes que se resistan a la homogenización propia del concepto de zombi ciudadano.

Los estudiantes que resisten se convierten en anormalidades a expulsar del sistema escolar mediante políticas de segregación propias de la privatización y mercantilización educativa, como lo hemos vivido en los últimos años en las contrarreformas implementadas en España, Grecia, Canadá, México, Centroamérica, Chile, Colombia, entre otros, que se han topado con masivas resistencias juveniles. Incluso algunas de ellas -como las realizadas en Brasil- han encontrado –movimiento JUNTOS- punto de encuentro con la agenda ciudadana global de lucha contra el aumento de los pasajes y por un transporte público de calidad. La zombización social encuentra resistencias a escala global.

2. El individualismo como construcción política

Como claramente lo expresara Ángela Devis (1944- ) el capitalismo globalizado ha desarrollado un especial esfuerzo para generar el individualismo como el rasgo distinto de la acción política en el presente. Señala la luchadora y autora norteamericana: "desde el ascenso del capitalismo global y las ideologías relacionadas con el neoliberalismo, es cada vez más importante identificar los peligros del individualismo. Las luchas progresistas –centradas sólo en el racismo, la represión, la pobreza u otras cuestiones- están destinadas al fracaso si al mismo tiempo no intentan desarrollar la conciencia acerca de la insidiosa promoción del individualismo capitalista. Aunque Nelson Mandela insistía siempre en que sus logros eran logros colectivos conseguidos por hombres y mujeres, sus camaradas, los medios trataron de santificarle como individuo heroico. Un proceso parecido se llevó a cabo para disociar al Dr. Martin Luther King, Jr, del inmenso número de mujeres y hombres que constituyeron el corazón mismo del movimiento estadounidense por la libertad de mediados del siglo XX. Es esencial resistirse a describir la historia como la obra de individuos heroicos para que la gente reconozca hoy su potencial como parte de una comunidad de lucha cada vez más amplia"[5]

El individualismo se apropia de elementos narrativos del discurso de las singularidades, de la valoración de los subjetivo como rearme ante el totalitarismo de la objetividad homogenizante para tratar de resemantizar sus significados liberadores y ponerlos al servicio de su proyecto de zombización de la sociedad del siglo XXI. El individualismo es en realidad la ideología capitalista de los intereses particulares por encima de cualquier esfuerzo colectivo, que al hacerse masivo constituye la representación de ciudadanía inmanente a Olivia Moore[6]. El individualismo no cree en proyecto común, sino que cualquier uso del otro(a) o de los(as) otros(as) es válido para el logro de metas personales que suelen estar asociadas al acceso a las mercancías, al uso del cuerpo como territorio de supremacía del consumo para suplir necesidades creadas o inducidas, al éxito como supremacía sobre los demás.

Por ello, en el proyecto de construcción de zombis ciudadanos, desde niños(as) los ciudadanos son sometidos al influjo de los héroes individuales como Superman, Flash, el capitán América o el mundo surrealista que plantean las princesas Sofía, Barbie, Frozen, entre otras, para que luego –por una parte- la industria cultural y la escuela desdibujen lo colectivo y lo simplifican en actos heroicos individuales que explican desde el esfuerzo y las dotes personales los acontecimientos históricos y, –por otra- expresen la dominación entre géneros, las justificaciones de ricos y pobres o la afirmación que existe una clase superior de ciudadano con estereotipos xenófobos. Así lo hacen ahora con Malala Yousafzai (1997- ) o en el pasado reciente con Francisco Alves Mendes Filho mejor conocido como Chico Mendes (1944-1988).

En el pasado –siglo XX- ello encontró su correlato en el llamado campo del socialismo real, quienes –en el periodo post bolchevique- desde una épica individual, pretendieron desplazar la noción de lo colectivo por figuras como Stalin (1878-1953), Mao (1893-1976), el Che Guevara (1928-1967), Enver Hoxha (1908-1985) como sustitutos al pueblo ruso, los campesinos chinos, los indígenas bolivianos o los pobres de Albania en las narrativas de conquistas y luchas por la emancipación.

En uno y otro caso, el mayor temor de los instalados en el poder, lo constituye la potencia transformadora de lo colectivo como expresión cualitativa de la sinergia de singularidades conscientes. El individualismo como ideología logra penetrar al pensamiento contestatario y hoy tenemos el desafío de reaprender y reelaborar un pensamiento, comprensión de la realidad y acción política donde los individuos sean parte y expresión de lo colectivo y nunca al revés. Así entendemos y valoramos la despedida del personaje Marcos como un intento de fusión de un liderazgo en lo colectivo del espíritu y accionar del zapatismo mexicano.

El individualismo está en la médula de toda dominación y división de clases. En el imaginario judeocristiano aparece claramente reflejado en el drama del profeta Abraham en su éxodo a Canaán estimulada por la promesa del señor de superar su paternidad frustrada en otra tierra. Allí Sara le ofrece a su esclava Agar, para que la joven mujer le dé el hijo que a su vientre le resultaba esquivo. Agar pare a Ismael[7] quien recibe el amor del trío hasta que la anciana Sara logra concebir a Isaac. La disputa entre ambas madres por la legitimidad del heredero que poseerá todos los bienes y autoridad a la muerte de Abraham genera una competencia en la cual la esclava y su primogénito son maltratados por Sara y expulsados del lado del profeta. Se garantiza la continuidad del orden de dominación establecido[8] mediante el imperio del individualismo, como bien lo refiriera "San Pablo" en gálatas 24, 21s. Este incidente bíblico constituye uno de los antecedentes ontológicos y epistemológicos del conflicto árabe-israelí, al configurar un imaginario del árabe[9] como descendiente de esclavos[10] y de los judíos como señores libres propietarios, pero eso es tema de otro trabajo.

La escuela como espacio en disputa ideológica, que expresa la dominación y las resistencias a ésta, es sometida en su cotidianidad a una serie de prácticas y protocolos, que conspiran contra las defensas culturales y políticas frente al sometimiento, facilitando la supremacía de la zombización ciudadana. El individualismo encuentra un campo de desarrollo en dinámicas como el cuadro de honor escolar, el consumo diferenciado por capacidad de compra en la cantina escolar, la incorporación a equipos deportivos y grupos culturales como el resultado de procesos de selección y descarte. Una novela de Stephen King (1947- ), "La larga Marcha" (1979) desarrollada en una futurica de estado policial, nos narra la odisea de la rivalidad para sobrevivir a costa de eliminar a todos los competidores hasta que quede uno solo; al final el protagonista y ganador rompe la cinta de llegada y sigue caminando sin detenerse, pues no sabe qué ganó en realidad, después de aniquilar a tantos adversarios y permanecer pasivo ante la eliminación de otros tantos. Como en la novela de King el modelo autoritario de control del capitalismo neoliberal del siglo XXI demanda el mayor individualismo posible -propio de la zombización ciudadana- para mantener su control y dominio.

En esta tarea y orientación la escuela y los pedagogos tenemos que reencontrarnos con ese protagonista del cambio que es el colectivo, enseñando y aprendiendo en nuestras aulas que los individuos heroicos solo son posibles en momentos históricos concretos, cuando las masas le permiten y envisten a unos pocos de esa capacidad de conducción; cuando les dotan a uno o un puñado de individuos de esa posibilidad de transferencia de los rasgos comunales en facetas individuales que expresen y contengan deseos, ánimos y voluntad común para el cambio. Los héroes individuales construidos por la mass media y la propaganda, en momentos de post cambio, solo sirven para posibilitar el ascenso y control de castas sobre las mayorías, es decir dominación de nuevos opresores por parte de individuos sin épica ni capacidad de empalmar con el espíritu colectivo, quienes tienen que apelar a la imagen del heroísmo de otros para garantizar su ascenso y permanencia en el poder. Los héroes individuales son funcionales al proceso de zombización social del capitalismo neoliberal del siglo XXI.

3. Acortando los periodos de obsolescencia de las mercancías

La televisora canadiense Space[11], en la primera temporada de la serie Orphan Black (2013) trabaja el tema de la clonación como mercancía y los códigos genéticos como patentes comerciales. El cuerpo humano, la reproducción de la especie[12] -como lo ilustra esta serie- pasan a ser parte de los mecanismos de control de producción del capitalismo neoliberal del siglo XXI y del proyecto de Zombización social en marcha. Esta serie –cuyas fronteras entre las dinámicas del complejo científico industrial capitalista y la ciencia ficción se entrecruzan e hibridan- coloca a un grupo de mujeres clonadas como objetos de estudio mediante el método de doble ciego[13]. Seguimiento que realizan para la masificación de la producción genética, detectando y separando las anomalías del mercado. Los guionistas no dejan de plantear un giro esperanzador, no sólo por la relación entre Sarah Manning y su hija Kira, sino fundamentalmente por la actitud de Félix Dawkins el hermano adoptivo de la primera, quien derrocha libertad y solidaridad a riesgo de su propia seguridad. La mercantilización de los códigos genéticos planteados en la serie, potencian el debate sobre la ruptura de los límites éticos del capitalismo actual.

Desde esa perspectiva, el cuerpo humano adquiere la condición innata de las mercancías en el siglo XXI: todo es sustituible de manera completa, reparar lo averiado parcialmente constituye una práctica capitalista del pasado. De hecho, la sociedad actual es campeona en generar el mayor volumen de basura en toda la historia de la humanidad. Ya casi ningún objeto es heredable o transferido de una generación a la otra. Las mercancías no se averían pues no se plantea repararlas, sino que se dañan y por ende hay que sustituirlas por otras. Todo tiene fecha de compra y duración, su obsolescencia está programada. Ya no hay objetos que resuman historias familiares los cuales transferir de generación en generación; todo es sustituible en el corto plazo.

Los zombis políticos no tienen que preocuparse ni por su identidad propia, ni por la historia, mucho menos por sus congéneres. Los conflictos entre las personas, las relaciones humanas en crisis no se trabajan para mejorarlas, si no que se desechan y sustituyen por otras nuevas. Hoy los amigos son de temporada u ocasión, el amor tiende a durar el tiempo que perdura la carne firme o hasta que fenece una moda de prótesis estética corporal, en la línea de pensamiento de Zygmunt Bauman (1925- ) en Amor Liquido (2005, Fondo de Cultura económica). Pareciera que el último refugio de la continuidad de las relaciones humanas lo constituyen las relaciones filiales y las solidaridades que se generan en las resistencias comunes en los territorios donde se habita o algunos lugares de trabajo donde la alienación laboral aun lo permite. El encuentro humano mas allá de la lógica del placer efímero y los encuentros de pieles, está cada vez más comprometido.

La propia escuela ya no suele enseña a reparar, sino a trabajar para sustituir en la lógica de la obsolescencia programada. Pocos hablan de los desechos que inundan el planeta, escondidos debajo de la alfombra social en forma de vertederos, que están convirtiendo al planeta en un enorme basurero. La obsolescencia de los artefactos del pasado que alcanzaban varias décadas, hoy a duras penas logran superar el año; muchos de los aparatos tecnológicos que usamos de manera cotidiana ya tienen codificada su fecha de expiración cuando los encendemos por primera vez. La zombización de la sociedad capitalista del siglo XXI ha convertido la utopía de la ciudadanía ecológica en un asunto del pasado, en una quimera del presente. La escuela está llamada a desarrollar aprendizajes significativos respecto a la resolución de conflictos, el dialogo multicultural, la ecología social, la relación intergeneracional y la conversa intertecnológica, si quiere superar el rol de depósito de zombis que como tarea central le asigna en el presente el capitalismo neoliberal. La escuela tiene que enseñar a reparar y preservar objetos, pero fundamentalmente a reparar el diálogo humano como ruta para romper con la obsolescencia de las relaciones humanas como expresión biopolítica en el aula.

En el afán del consumo por el consumo, ya no solo no se enseña a reparar para sustituir lo averiado por otras mercancías nuevas, sino que no se enseña a aprender a usar la tecnología y el desarrollo científico en su provecho. Como zombis resignados, muchas veces destapamos las cajas que contienen un equipo nuevo y junto a los animes que le protegen de golpes –y contaminan- lanzamos los manuales o folletos con las instrucciones de uso a un rincón. Nos acercamos al objeto nuevo con la expectativa cognitiva de mejorar el uso de las aplicaciones que contenía el anterior y esperamos descubrir por ensayo y error si contiene nuevas ventajas respecto al anterior equipo. Es la ideología de consumir lo nuevo, mas allá de su utilidad, sólo como resultado de la alienación del uso inducido de la mercancía. Por ejemplo muchas personas compran teléfonos inteligentes, de última generación -cuyo coste en el mercado equivale hasta 30 salarios mínimos mensuales- y sólo usan un 20% de sus aplicaciones, haciendo un uso propio de equipo de dos generaciones anteriores pero a un precio 100 por ciento superior. El capitalismo neoliberal del siglo XXI halló lo que le fue esquivo al imperio español en la colonia: las minas del dorado cultural.

El ser humano que requiere el capitalismo del siglo XXI -y que en consecuencia promueve desde la educación y los sistemas escolares- es un zombi político, con voracidad insaciable de consumo de tecnología, mercancías y productos culturales. La educación -desde una perspectiva alternativa- tiene un papel protagónico en el siglo XXI, pero esta tarea sólo es posible con los pedagogos, con los maestros(as) y profesoras(es) de carne y hueso, formados para trabajar con el pensamiento crítico y la liberación de las conciencias. De concretarse los llamados a la virtualización educativa, sólo se lograría con ello limitar el papel emancipatorio de la escuela, convirtiéndola en una simple caja de contención, facilitadora de conocimientos instrumentales, susceptibles de ser evaluados por pruebas internacionales como PISA[14] y en las cuales la noción de ciudadanía es sustituida por la de consumidores y trabajadores del mercado como neo zombis políticos del siglo XXI.

4. Modelo de producción del capitalismo tecnológico neoliberal del siglo XXI y la formación profesional

Los maestros, maestras y profesoras(es) debemos aprender a descifrar en los discursos de los políticos y gobernantes las claves de la definición, construcción y aplicación de políticas públicas y oponernos de manera activa y militante[15] a la noción de la escuela como simple escenario de preparación para el mercado.

El capitalismo neoliberal del siglo XXI concentra los procesos de formación profesional en el fragmento del producto que se genera en un proceso productivo determinado. La especialización y la segmentación productiva generan una alienación en el trabajo sin precedentes desde la revolución industrial. Se habla de vocación[16] profesional, pero en realidad lo que está ocurriendo es que los jóvenes están a la expectativa del énfasis productivo de temporada, para estudiar alguna profesión afín. Esto ocurre con el agravante que a veces la duración de estos ciclos productivos varían sensiblemente desde el momento que el (la) joven inicia la carrera hasta cuando la culmina. Así la profesión que parecía exitosa al comienzo de los estudios universitarios puede no serlo cuatro años después. Ello demanda un concepto modular de la formación universitaria sobre el cual hemos hablado en recientes conferencias[17] y artículos, pero que desarrollaremos más extensamente en otro momento.

En esa ruta debemos entender y valorar el discurso que sobre el Estado de la Unión dirigiera el presidente Obama el 20 de Enero de 2015, del cual considero importante destacar el papel que la administración gringa expresa en ella, al señalar: "tenemos que hacer más para ayudar a que las personas que viven en Estados Unidos adquieran nuevas habilidades (…) la economía del siglo XXI recompensa el conocimiento más que nunca, por ello tenemos que hacer más. Cuando termine esta década, dos de cada tres ofertas de empleo requerirán al menos algún nivel de educación superior. Dos de cada tres. (…) por eso voy a mandarle al Congreso un nuevo y audaz plan para reducir el costo de los colegios comunitarios a cero. (…) quienquiera que sea usted, este plan es su oportunidad para graduarse preparado para la nueva economía, sin una gran deuda a sus espaldas.(…) Gracias al gran trabajo del Vicepresidente Biden de actualizar nuestro sistema de capacitación laboral, estamos conectando los colegios comunitarios con empresarios locales para adiestrar a trabajadores para ocupar puestos de trabajo altamente remunerados como codificación, enfermería y robótica.

Ni una línea al ejercicio de la ciudadanía en sociedades democráticas, la necesidad de formar para el control social de la acción del gobierno, ni mucho menos para el emprendimiento social, artístico y la incidencia política. Para Obama y la administración educativa norteamericana actual, lo que interesa es atar los sistemas escolares a los requerimientos de producción de las fábricas en tres áreas, que él mismo define como prioritarias. Los Community College a los cuales alude varias veces en su intervención, no son otra cosa que los estudios superiores para pobres, para aquellos trabajadores calificados que terminarán como operadores en la producción tecnificada del siglo XXI. Los Community College que quiere exonerar Obama, del coste de pago de los y las estudiantes, representan en el presente una deuda de más de un trillón de dólares acumulados por los estudiantes como resultados de préstamos que bordean el 7% de intereses, a una media de 26.600$ por prestatario con un impacto agobiante para numerosas familias inmigrantes y afro latinas que residen en los EEUU. Cómo ciudadano de origen negro, Obama debiera saber la potencia de la cultura, el arte, el pensamiento crítico para ser auténticamente hombres y mujeres libres, pero él como líder de la capital imperial tiene plena conciencia que su trabajo es dirigir la zombización de la sociedad capitalista neoliberal del siglo XXI.

5. Nativos digitales versus inmigrantes digitales en la construcción de ciudadanía

Howard Gardner (1947- ) y en su último libro que escribiera junto a Katie Davis titulado "La generación APP: como los jóvenes gestionan su identidad, su privacidad y su imaginación en el mundo digital" (2014)[18], hace dos aportes importantes al debate actual. El primero expresa de manera clara y precisa su valoración de la escuela como el espacio para aprender de manera sustantiva, distanciándose de las opiniones que quieren virtualizar la educación, expresadas entre otras, por el postulado de invertir la pirámide de la enseñanza del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El segundo, la develación de los resultados de una investigación que desarrollara procurando encontrar las claves que posibiliten el dialogo entre los nativos digitales[19] y los inmigrantes digitales[20]. Me voy a permitir pedir prestada estas dos categorías para hibridarlas con mi enfoque y perspectiva de análisis, que es la generación ciberedes[21].

Todos vivimos en nuestro entorno inmediato la urgencia de entender el impacto de la explosión comunicacional que posibilitan las TIC[22]. Como he insistido en varios artículos, en la actualidad la inmensa mayoría de los docentes que trabajamos en los distintos niveles del sistema escolar venezolano –desde el maternal hasta el postdoctorado- nacimos entre la década del cincuenta y los ochenta del siglo veinte; en contraposición a la inmensa mayoría de nuestros estudiantes quienes nacieron desde la década de los noventa del siglo XX hasta hace solo un año. Un estudiante regular que hoy ingresa a nuestras universidades nació entre los años 1995 al 1997, pero sólo en tres años casi todos los nuevos ingresos universitarios habrán nacido en el siglo XXI.

Esta diferencia cultural, epistemológica y en muchos casos teleológica entre la generación de post guerra mundial[23] y la de ciberedes genera ruidos comunicacionales entre una y otra, que hacen mucho más fácil la zombización política de las nuevas generaciones. El peso abrumador de la sobre información, la intoxicación de modas y su escasa temporalidad hacen que los jóvenes vivan en una especie de agujero negro social, de eterno presente, requisito básico de partida para ser víctimas de las políticas capitalistas que procuran convertirles en muertos vivientes.

Profundizando aún más, podríamos decir que ésta asincronía generacional no tendría mayores implicaciones para el ejercicio de la docencia y la pedagogía, si ello no coincidiera con cinco procesos distintos pero confluyentes. El primero, la revolución de las tecnologías de la comunicación y la información que trajo no sólo el internet, los sitios web, los celulares, las computadoras caseras y las portátiles, los videojuegos en red, las llamadas tableta y la posibilidad de acceso a millones de datos e información desde la casa o el lugar donde tomamos café, sino que también reconfiguraron el dialogo, la amistad y la sociabilidad pre-existente a través de las redes sociales y las aplicaciones disponibles en el celular. Los SMS, los blogger, el chat del correo electrónico, Messenger, tumblr, instragram, facebook, twiter. Whatsapp, linkedln, flipboard, youtube, skype, entre otros permitieron conocer e interactuar con otros seres humanos a miles de kilómetros donde nos encontramos. No solo florece el amor en la distancia, sino que rebeliones sociales se construyen en el ciberespacio y la subjetividad se redimensiona. El territorio ahora no sólo es geohistórico sino también virtual. El segundo, la caída de la URSS lo cual implicó una ruptura social con un imaginario de libertad, cuya desaparición causó desesperanza en muchos y búsqueda de otros referentes distintos al capitalismo en otros; o como en nuestro caso la reafirmación de la pertinencia de explorar otros socialismos posibles. El tercero, el ataque brutal a la pedagogía como camino científico para entender y desarrollar desde una visión de totalidad, de dialéctica entre lo global y lo concreto, el hecho educativo; aspecto que hemos trabajado en otros artículos de los cuales me atrevo a recomendar "las manzanas podridas de la Revista Time"[24]. Cuarto, el emerger de la democracia participativa y protagónica como sistema político del socialismo del siglo XXI, que apenas comienza a abrir el debate sobre sus implicaciones en la cotidianidad, curricula escolar y formación de docentes. Quinto, los ciclos de las revoluciones del conocimiento y la velocidad de trasmisión de datos. En este artículo trabajaremos fundamentalmente el quinto aspecto pues a los restantes nos hemos referido en otros trabajos.

Yo tendría 7 años[25] cuando vi televisión por primera vez en blanco y negro y aproximadamente dos años después mi padre llegó a casa con el primer equipo de tv casero que tendríamos, el cual facilitaba 12 horas de trasmisión, con cuatro canales disponibles. Los tiempos de tomas de muchas de las películas de la época duraban de 15 a 40 segundos, mientras que la mayoría de las actuales en una riqueza cromática única duran en promedio 6 a 10 segundos. Para los que vivíamos en provincia, la prensa nacional era una conexión singular con el país nacional y el mundo, pero los periódicos que en las capitales nacionales como Caracas, Bogotá o el DF Mexicano estaban disponibles a las 4 de la madrugada, a los pueblos del interior llegaban recién al mediodía.

Los telegramas, las cartas y las tarjetas postales fueron parte de un imaginario comunicacional para nuestra generación, como hoy lo son para los más jóvenes los SMS, el WhatsApp, el PIN, el facebook, el email, el Twiter, el instagram, los foros virtuales o el tumblr; sólo que ahora la comunicación es posible de manera permanente, en la cotidianidad de nuestros espacios y en tiempo real. En la película Birdman[26] o "la inesperada virtud de la ignorancia" (2014) Sam la hija de Riggan le reprocha al padre su fracaso y desactualización profesional como actor, colocando como evidencia de ello que no tenga cuentas de facebook, Twiter o instagram; de hecho al final termina abriéndole una cuenta en twiter que refiere como expresión del éxito de su obra en Broadway al contar con más de 80.000 en un día. Esta película refleja el cruce generacional de paradigmas comunicacionales.

Esta revolución tecnológica fue y es para muchos más rápida que la capacidad de desmontar paradigmas conceptuales y operativos. Para muchos de los inmigrantes digitales o generación post guerra mundial, las computadoras son máquinas de escribir con pantalla, que posibilita corregir el texto sin el uso de correctores manuales externos; mientras que para los nativos digitales son accesorios que le posibilitan abrir la puerta de la casa o el trabajo y comenzar a recorrer esa otra realidad que los caracteriza, la virtual. La aparición de la web 2.0 y de second life, que son nuevos espacios para la participación de jóvenes, logra atraer la atención de la generación ciberedes obligando a la escuela a incorporarlas a sus rutinas; pero esta incorporación debe realizarse en su auge, es decir en el corto plazo. Ese es otro asunto no menos relevante, las innovaciones tecnológicas deben ser manejadas e incorporadas por los docentes de manera más expedita, que el propio de los tiempos que corresponde a los ciclos de las decisiones del llamado alto nivel.

Tomo distancia de las posiciones conservadoras e inmovilizadoras que consideran a la tecnologías de la comunicación como una especie de Satán digital que echa a perder a las nuevas generaciones. La disyuntiva ética respecto a la relación entre tecnología y seres humanos no sólo ha estado presente en todo momento de nuestra historia sino que se reconfigura en sus expresiones morales con cada modelo productivo, desarrollo tecnológico y modelo de sociedad. Eso es lo que ocurre hoy, tan sólo que a una velocidad tan vertiginosa que corremos el riesgo de no internalizarlo adecuadamente.

Sin embargo, ese desencuentro comunicacional entre generaciones y sus efectos en la relación de enseñanza-aprendizaje, entre el docente y el estudiante resultan de especial importancia para el desafío de construcción de ciudadanía en el siglo XXI. En una oportunidad, visitando una escuela, los docentes me expresaban las limitaciones que tenían para realizar su trabajo por la falta de NTIC[27]. Cuando entramos a uno de los salones del plantel encontramos en el locker varias consolas de videos juegos manuales que habían sido "decomisados" hasta el fin de semana. Conversamos un largo rato con ellos respecto al uso de estos equipos en la introducción lúdica a las TIC y la mayoría expresó que no sabían usarlos, no tenían teclado ni se podía imprimir con ellos. Para algunos de ellos, los videos juegos, las redes sociales y la revolución tecnológica se convierten en una amenaza al poder del saber en el aula que antes hegemonizaba el docente con el pizarrón y la biblioteca impresa. Pero para poder enfrentar en el plano comunicacional, cognitivo y sociológico la zombización social, los docentes tenemos que manejar ampliamente las tecnologías y aplicaciones emergentes, para usarlas como herramientas de enseñar a aprender y de fomento del pensamiento crítico. Colocarnos en la acera del frente, asumiendo una postura moral sobre las TIC, solo genera más ruidos y brechas comunicacionales en el necesario encuentro educativo entre nativos e inmigrantes digitales.

6. Velocidad de la información y de los procesos de adquisición de conocimiento

Me referiré muy brevemente a este tema en este momento. En el análisis del proceso de zombización social, es urgente hacer mención especial al tema de la velocidad de la información y la cantidad de información recibida por espacio de tiempo en el presente. Este tema ha sido poco desarrollado en los análisis de la enseñanza en los sistemas escolares latinoamericanos en el marco de las reformas educativas, a pesar de una creciente bibliografía regional que lo aborda. Muchos decisores y asesores de cambios educativos, cegados por su prisa para evaluar la cantidad de TIC en el aula, el mercado de los software y los contenidos educativos o el uso del componente tecnológico en el mundo laboral del egresado, suelen obviar la valoración de la velocidad informativa en la construcción de pensamiento crítico y resistencia a la hegemonización cultural.

Como lo señala anteriormente, en Latinoamérica y el Caribe muchos de los nacidos en la década de los cincuenta y los sesenta vimos televisión cuando éramos preadolescentes. Pero esta televisión era en blanco y negro, trasmitía solo unas horas diarias y la diversidad de canales no llegaba a cinco. Hoy un porcentaje significativo de la población latinoamericana y especialmente de la generación de ciberedes de la región, cuenta y puede acceder a televisoras por cables con varias decenas de canales, no solo a full color sino en formatos vanguardistas de alta definición o HD, los cuales trasmiten las 24 horas del día y cuyos contenidos aproximan a temas, conocimientos o interrogantes que eran prácticamente desconocidas para la mayoría de la población. Pero los contenidos se presentan de manera secuencial y a una velocidad tan acelerada que son prácticamente aceptados como ciertos, como información válida, sin la reflexión necesaria pues nuestros cerebros no estaban habituados a este ritmo informativo. Aceptamos como verdades irrefutables, informaciones que no soportan un análisis detallado como el derribo de las torres gemelas por aviones, la muerte por comandos norteamericanos de Osama Bin Laden, la construcción de Estados forajidos que amenazan a la potencia mundial o el brote espontáneo de enfermedades como el Ébola.

Necesitamos pensar y recrear los espacios sociales e institucionales, no sólo de análisis de información sino también de enseñanza crítica de la lectura, procesamiento y construcción de información en el siglo XXI. La escuela es un espacio para aprender a pensar, problematizar, aprender a conocer, aprender a ser y emprender, que el plano de la ciudadanía implica retos especiales en el presente. El papel de la escuela, el maestro y la pedagogía no solo no desaparece con la revolución científica y tecnológica, sino que adquiere un papel especial como espacio de integración, articulación y orientación de los aprendizajes. Pero la escuela, los maestros y la pedagogía debemos entender que estamos ante un nuevo momento civilizatorio que implica repensar y actualizar las dinámicas escolares. Aprender a leer y decodificar los mensajes virtuales, multimedia y multireferenciados, así como alfabetizar en los alfabetos digitales es un desafío del presente en la formación de docentes para poder contribuir a un futuro emancipado de la humanidad. Pero aún peor, si la formación docente no resuelve este cuello de botella se convertirá en "la peor cuña del mismo palo" para una profesión en alto riesgo de desaparecer como lo es la pedagogía. Hoy, casi todos los estudiantes de la carrera de educación son miembros de la generación de ciberedes mientras buena parte de sus profesores son de la generación precedente; si no se avanza en enfoques dinámicos y constructivos para entender que la pedagogía no sólo se vincula a contextos geohistóricos sino a realidades virtuales en el presente, corremos el riesgo de claudicar tempranamente ante el proyecto de hacer de cada ciudadano del mundo un zombi político.

Un niño, niña o joven de hoy puede resolver alguna duda del conocimiento a la velocidad de un click en el mouse. Pero ese conocimiento descolgado, se conecta e integra en el marco de la educación del siglo XXI y no a sus espaldas. Cuando los maestros y maestras nacidos(as) en los cincuenta o sesenta veíamos en blanco y negro "El Portero" (1949) de Cantinflas (1911-1993) ó Zorba El Griego (1964) observábamos planos secuenciales, tomas propias de diálogos extensos que oscilaban entre 13 y 34 segundos; con películas como "Tu me enloqueces" (1976) de Sandro (1945-2010) con la tecnología del color incorporada mantenía planos secuenciales y tomas superiores a los veinte segundos. Otros filmes como "Palabras de Amor" (1968) de Serrat (1943- ) si bien contenían planos de 10 segundos las secuencias eran tan lentas como las propias de un camarógrafo que registra escenas caminando, predecibles una tras otra por su lentitud. En las décadas de los setenta e inicios de los ochenta películas como Vaselina (1978) nos permitirían ver a un Jhon Travolta (1954- ) y Olivia Newton-Jhon (1948- ) en escenas a gran color, al ritmo pop de la época, en planos secuenciales que iban de 8 hasta 30 segundos; mientras que con Freddy Krueger en la escena de A Nightmare on Elm Street (1984) en la cual combate con la joven punketa, vemos escenas que sobrepasan los 30 segundos por toma. En los noventa los largos diálogos de Pulp Fiction (1994) parecían propios de una película retro en comparación con algunas aun lentas como bajos instintos (1992). Es Avatar (2009) una de las primeras películas que reúne el imaginario de la generación tecnológica , la generación de las ciberedes al fusionar épica, preocupación por el medio ambiente, ética del poder, tecnología en armonía con la naturaleza y velocidad de imágenes acompañada de tercera dimensión, es decir más parecido a la realidad. A partir de Avatar –pues la retro lentitud de Birdman aun no marca una tendencia en el cine norteamericano- la estética cinematográfica y la velocidad imponen un ritmo interpretativo distinto cuando se convierten en cotidianidad comunicacional de las nuevas generaciones. La escuela debe estar atenta ante este proceso.

Hoy mientras una joven es capaz de mantener abiertas y activas más de veinte ventanas de chat de manera simultánea y en tiempo real, los inmigrantes digitales seguramente confundiríamos los mensajes entre una y otra si tratáramos de hacer lo propio, con catastróficos resultados para nuestra vida social y sentimental. Sin embargo, en muchos casos el pizarrón estático y la charla parsimoniosa sigue siendo la rutina escolar en aulas, en una dinámica que pareciera ser un anticipo de ese diálogo de sordos que precedería a la zombización social y política de la sociedad del siglo XXI. Una educación activa, que no rehúya, sino que vaya al encuentro crítico del presente, sin códigos morales ni censuras preestablecidas, pareciera ser parte del antídoto colectivo a esta nefasta posibilidad.

7. Clases sociales y acceso a la tecnología

Tenemos una tendencia a generalizar opiniones, sin profundizar en cuál es la perspectiva de clase al respecto. Hoy como en ningún otro momento histórico, la dominación no es sólo por la apropiación de la plusvalía sino también por el control de las mentes, es decir por la dominación simbólica[28]. En esa carrera el complejo cultural imperialista ha generado una mayor brecha del conocimiento entre la burguesía, la clase media alta y las capas burocráticas respecto a los hijos de los trabajadores, campesinos y los marginados de todo acceso a los bienes públicos.

Los que trabajamos en las aulas en el presente, sabemos que en el momento en el que nos llegan los estudiantes al salón de clase palpamos de manera concreta el significado de lo que Bourdieu (1930-2002) denominaba como "capital cultural". Este capital cultural diferenciado se expresa de manera brutal en tres aspectos básicos: (1) la manera de aproximarse al conocimiento como fragmento inconexo o como posibilidad básica para realizar sinapsis cognitiva, en éste último caso, propio de niños y jóvenes con acceso continuo a los mundos culturales, tecnológicos, recreativos y de relacionamiento social estructurado; (2) los referentes antropológicos de realidad estática o cambiante, aceptación del mundo como inamovible o como construcción dinámica en la cual se interviene a diario transformando la realidad cotidiana; (3) la rutina de cada día en el modo de manejo y acceso regular a redes sociales en internet y sus fines; o su práctica inexistencia en la cotidianidad extra escolar, que expresan en cada caso el universo político, social, económico y cultural al cual pertenecen los estudiantes.

La escuela que incluye debe trabajar la nivelación, en sus dinámicas internas y la capacidad de reflexión crítica y acción proactiva en la transformación de la realidad contextual a la escuela. Estos tres elementos muestran sólo una parte del capital cultural diferenciado de los y las estudiantes en el presente, lo cual impacta profundamente la labor pedagógica en el aula. Esta diferenciación se unifica en la ideología del consumo y las estrategias de ventas estratificadas por grupos sociales, en el proyecto de zombización social. Por ello, el tema del consumo constituye un aspecto potencialmente significativo en la labor educativa.

Los miembros de la generación ciberedes que llegan a nuestras aulas no son homogéneos desde el punto de vista cultural y conciencia, sino que expresan el proceso de dominación y resistencia presente en la sociedad capitalista del siglo XXI. Igual nos encontramos con un niño(a) que va al teatro, títeres, juega un deporte, es miembro de tres o cuatro redes sociales, juega PlayStation o Xbox en línea, ve series de televisión y por lo menos una película de cartelera a la semana, a la par que revisa noticias en la red y cuyos padres leen por lo menos un libro al mes, que aquellos que aún no tienen un computador o internet en su casa, no cuentan con un celular de generación inteligente y con mundo cultural mediado fundamentalmente por la televisión comercial. Esta realidad está creando dos mundos, dos sociedades, imaginarios diferenciados del mundo que urge trabajarlos en la escuela no solo para ponerlos a dialogar, sino para construir equidad y trabajar en mayores niveles de democracia cultural.

Las diferencias de uso de la tecnologías, maquinarias y aplicaciones no puede obviar su contextualización en el marco de la disputa en capitalismo y socialismo, entre barbarie y socialismo. Pero tampoco podemos tener una mirada simplista que no valore la trascendencia presente de lo cultural y tecnológico en el proyecto de dominación imperial del siglo XXI.

La situación familiar de la generación ciberedes es también diametralmente opuesta a la que conocieron muchos de los docentes del presente. Ello forma parte de la crisis de la familia en el marco del capitalismo neoliberal del siglo XXI. Recuerdo que cuando yo estudiaba primaria éramos unos 42 alumnos en el salón de clase y solo uno de ellos era hijo de padres divorciados; era el "patito feo" del salón objeto de formas primitivas de acoso escolar por ello; en cambio en muchas aulas de clase del presente la relación se ha invertido y la mayoría de los estudiantes son hijos de padres separados. Esta "nueva" realidad no siempre está adecuadamente correlacionada con los contenidos educativos que se desarrollan en el aula, corriéndose el riesgo de profundizar disociaciones entre mundo real e ideal en los más chicos. El concepto nuclear de familia compuesta por un padre, una madre e hijos está en proceso de extinción social –por decirlo de alguna manera dramática- siendo sustituida por familias multinucleares y modulares por temporada, en las cuales son varios los padres o sus representaciones varían cada cierto tiempo, expresando una temporalidad moral respecto al amor, el sexo, la familia y las relaciones de pareja, que profundizaremos en otro artículo. Aquí solo queremos identificar otro rasgo de buena parte de esa generación.

(Continuará con los siguientes temas y subtítulos Educación clerical, laicismo y ciudadanía, El papel del trabajo en la transformación del hombre y mujer en ciudadanas(os), El hombre nuevo o el abandono de la certeza en la naturaleza buena del hombre, Pensamiento crítico y ciudadanía, Sexo diversidad, multiculturalismo, educación y ciudadanía, Ondas cerebrales, pensamientos o la última frontera tecnológica, Apostatas de la educación, A veces llega la lluvia para limpiar las heridas)


[1] Esta denominación la leí por primera vez en los trabajos del maestro Henry Giroux

[2] Artículo escrito originalmente para la página Insurgencia Magisterial de los educadores mexicanos que resisten los embates del neoliberalismo educativo.

[3] Este trabajo forma parte de un proyecto de investigación y un libro que espero desarrollar en el futuro

[4] La parte I de este trabajo apareció publicada en aporrea.org e insurgencia magisterial y pronto será publicado en las páginas Indimedia.

[5] Entrevista disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=190159

[6] personaje central de la serie Zombie

[7] Historiadores y teólogos señalan que Ismael y Sara son los antepasados más remotos del mundo árabe

[8] «Decidme vosotros, los que queréis estar sometidos a la ley: ¿No oís la ley? Pues dice la Escritura que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la naturaleza; el de la libre, en virtud de la Promesa. Hay en ello una alegoría: estas mujeres representan dos alianzas; la primera, la del monte Sinaí, madre de los esclavos, es Agar, (pues el monte Sinaí está en Arabia) y corresponde a la Jerusalén actual, que es esclava, y lo mismo sus hijos. Pero la Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre, pues dice la Escritura: `Regocíjate estéril, la que no das hijos; rompe en gritos de júbilo, la que no conoces los dolores del parto, que más son los hijos de la abandonada que los de la casada´. Y vosotros, hermanos, a la manera de Isaac, sois hijos de la Promesa.»

[9] Ismaelita

[10] Agar la esclava morena que engendró a Ismael con Abraham el profeta propietario hebreo.

[11] En alianza con la BBC América en los Estados Unidos

[12] Todos los títulos de los episodios de la primera temporada son citas del libro El Origen de las Especies de Charles Darwin (1809-1882)

[13] Método experimental de seguimiento se suele usar para prevenir que los resultados de una investigación puedan estar influidos por el efecto placebo o por la subjetividad del observador

[14] Programme for International Student Assessment

[15] Pedagogicamente hablando

[16] Como lo he señalado en conferencias, charlas y otros escritos no soy partidario de la idea de vocación, por el contrario estoy convencido que las profesiones y su desarrollo son contextuales a los territorios y momentos históricos.

[17] Entre otras en la Consulta Nacional por la Calidad Educativa en Venezuela y en Pedagogía 2015, en la Habana, Cuba.

[18] Gardner, H y Davis, K (2014). La generación APPP. Editorial Paidos. España.

[19] Los nacidos en el desarrollo de la revolución científico tecnológica que se inicia en la década de los noventa del siglo XX

[20] Todos los que nacimos antes de la revolución científico tecnológica d los noventa del siglo XX

[21] Denomino a la generación ciberedes a los nacidos desde los noventa al presente, es decir los últimos veinticinco años, quienes a mi juicio tienen un imaginario, comprensión del mudo y capacidad de procesamiento de la información sustantivamente distinta a las generaciones que le precedimos.

[22] Tecnologías de la comunicación y la información

[23] Es la generación de la mayoría de los docentes, quienes nacimos en el marco del tratado de Bretton Woods y el Consenso de Washington.

[24] Publicado en numerosas páginas web, entre otras rebelión.org, desdeabajo.com, aporrea.org, insurgenciamagisterial.com

[25] Con la llegada del Apolo XI a la luna

[26] película estadounidense ganadora del Oscar 2015 dirigida por Alejandro González Iñárritu y protagonizada por Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Andrea Riseborough, Zach Galifianakis, Naomi Watts y Amy Ryan.

[27] Nuevas tecnologías de la comunicación y la información

[28] En la perspectiva de Bourdieu



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Luis Bonilla Molina

Docente- Investigador miembro del PEII Venezuela. Presidente de la Sociedad Venezolana de Educación Comparada (SVEC). Directivo de la Sociedad Iberoamericana de Educación Comparada (SIBEC). Miembro del Consejo Mundial de Sociedades de Educación Comparada, instancia consultiva de la UNESCO. Coordinador Internacional de la Red Global/Glocal por la calidad educativa. Autor de artículos en una veintena de páginas web a nivel internacional.

 luisbo@gmail.com      @Luis_Bonilla_M

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