¡¡¡Quítate del medio, mira que te tumbo, hay viene la ULA; tumbando a todo el mundo!!! Quizás entre muchas otras, esta consigna fue vociferada por tantos camaradas, que al igual que yo; fuimos formados académicamente y como luchadores sociales en la ilustre Universidad de los Andes. Hoy con mucho orgullo puedo afirmar que en ella, viví los mejores años de mi vida. Hubo espacio para la formación política, académica y para el amor, ya que en ella conocí a la mujer que hoy es la madre de mi continuidad generacional. En la universidad (ULA), aprendí que la vida debe tener aroma a la irreverencia, que debemos creer en la libertad y luchar para que esta sea una realidad social, capaz de revindicar nuestros derechos de soñar con una sociedad de iguales. Pero que era necesario prepararse en el modelo ideológico, para el que comulgamos. La lucha tenía que impregnarse de contenido y la fuente inspiradora era las tantas reivindicaciones que demandaba nuestro pueblo y la comunidad universitaria.
Fueron los poemas, reflexiones, canciones y lecturas de Mario Benedetti, Pablo Neruda, Facundo Cabral, Eduardo Galeano, el Che Guevara, Fidel Castro, Andrés Eloy Blanco, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Soledad Bravo y nuestro cantor del pueblo Ali Primera, quienes le daban contenido a ese despertar de revolucionario frente a la lucha popular y universitaria. Esta tarea demandaba, en quienes asumíamos la responsabilidad de líderes, asumir un proceso continuo de formación ideológica para sustentar con claridad nuestras luchas. Siempre se anteponía por sobre cualquier interés particular, el bienestar colectivo; producto de la idea de transformación política que defendíamos por las calles y avenidas de la ciudad de Mérida u otras ciudades de Venezuela. Nuestras luchas irradiaban malestar en los gobernantes regionales y nacionales, siendo muchos de nuestros compañeros de luchas perseguidos y acosados por los órganos de seguridad del viejo Estado venezolano.
Son tantos los recuerdos que serían mucha las ediciones para poder narrarlas, pero en esta etapa de mi vida conocí a tantas personas, que en momento marchamos juntos en Mérida o en Caracas. Algunos de ellos han tenido responsabilidades políticas y administrativa de este proceso revolucionario. A ellos los motivos a seguir luchando por esos gritos, que nos salían desde el alma para clamar justicia social y universitaria. Sus actos estimados camaradas deben ser ejemplo a la sociedad emergente debemos ser efectivo en nuestra responsabilidades de gobierno, traigo a colación un fragmento de la carta de despedida dejada por el Che Guevara a Fidel, en ella se describe la verdadera esencia de un socialista, espero que la puedan reflexionar es necesario hacerlo para auto definirnos como gente de izquierda, dice así: "Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena; me alegro que así sea. Que no pido nada para ellos, pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse", cuanto de nosotros tenemos esa convicción de revolucionario que tuvo el Che. Cuantos somos auditables, en lo económico, lo moral y lo ético. Debemos recordar esta máxima que señala que: quienes olvidan su pasado tienen incierto su futuro. Y nuestro pasado fue de lucha con críticas contundentes hacia lo que no se debía hacer. Por cuestiones de la historia el destino nos permitió, tener entre nosotros un personaje que encarno ese pensamiento libertario y transformador. Me refiero al Comandante Chávez, para revindicar su aptitud como un venezolano amante de su país, busquemos hacer las cosas bien, no debemos permitir distracción de ningún tipo, ni ser cautivo por los cantos de sirena que invitan a la oportunidad y la codicia. Esa es una vieja estrategia de distracción para alejarnos del camino que debemos llevar, en la independencia total y definitiva de nuestra gran y querida Venezuela.