Qué bueno que los trabajadores universitarios contemos con el Sistema Integrado de Emergencias Médicas, SISMEU. ¡Una maravilla! Dirían los compañeros de otros sectores de los trabajadores de Venezuela. Pero qué va. Es una miseria y una desgracia. Dizque era mejor cómo funcionaba hasta hace poco con los seguros tradicionales
Los ingenuos, pues no habíamos comprendido las implicaciones de ese cambio en el HCM no habíamos entendido que aplica sólo para emergencias y por estos días en una clínica de Barquisimeto, IDB, me dijeron que no estaba funcionando e igualmente me replicaron en la Clínica Acosta Ortiz, en la consulta de Oftalmología. O sea, el SISMEU ¡No sirve!
Tuve que pagar la consulta 45 mil bolívares y la fórmula de los cristales progresivos tiene un valor de 800 mil, más la montura de 500 mil, suma la cantidad de bolívares un millón 300 mil, ¿qué les parece?¡Qué bello es todo!
El tal SISMEU constituye un sistema integrado de salud nada confiable. Acceder a tal servicio viene a ser una tarea ardua. Es un fraude, literalmente. Es una pena. ¡Y tanto que ponderan tal servicio en la III Convención Colectiva de los Trabajadores Universitarios de Venezuela, dicen los que la han leído porque eso es un misterio!
En esta decadencia física y moral que vivimos en Venezuela, sea porque unos son muy patriotas y otros unos traidores abyectos con los que sin embargo la claque gobernante ansía reunirse para dialogar y acordar, configurando el Pacto de la Romana, será, el pueblo no haya respuesta a sus necesidades; los universitarios como pasa en Ecuador donde el mismo presidente Rafael Correa estuvo recluido por neumonía fue en un hospital público, no deberíamos acudir a la medicina privada porque esos tales seguros son una humillación. No funcionan.
Pero qué va, Maduro prefiere pagar la deuda externa, una cosa que, en los años de 1990, se pedía a gritos que se suspendiera porque era fraudulenta. Pero qué va. Se prefiere transferir los pocos recursos monetarios con que Venezuela cuenta ahora para cancelar esa deuda mal habida, como siempre se ha dicho. Esos cuantiosos recursos se deberían destinar al sistema de salud y así se pudiera ver que nuestros políticos y en particular los jerarcas del PSUV y el alto gobierno yendo a las consultas de los hospitales públicos. Pero no, van es a las clínicas más caras y exclusivas, donde van también sus “enemigos” de clase. ¡Eso también es una miseria y una desgracia! Nada más hay que verlo pos la televisión: gordos como unos cochinos en diciembre, luciendo ropas carísimas.
Son iguales que las personas de la llamada gran burguesía o pelucones y no se diga ya los carros oficiales donde se desplazan, pura camioneta último modelo. Los teléfonos celulares que se “gastan”, tabletas y demás adminículos propios de la transmodernidad capitalista contra la que vociferan “luchar”. ¡Embuste! Revolucionarios así son una parranda de oportunistas, como por ejemplo quienes firmaron la dichosa IIICCU ¿Podrán tener así identidad con el pueblo llano?
En lo personal nunca habíamos acudido a clínicas hasta hoy y comprobamos que el SISMEU es un fraude, ya antes tuvimos en el centro de trabajo la pérdida de un colega y maestro en filosofía. ¡Una pérdida irreparable, que nos duele en el alma! A quien Dios tendrá en gloria, por su infinita misericordia, considerando que era “ateólogo”, que fue mal atendido en una clínica que se “tragó” dos seguros de salud, el suyo y el de su esposa; por estos días también se tiene a un compañero de la Universidad Tecnológica Territorial del estado Lara muy quebrantado, sus colegas hacen batidas y potes para ayudarle, ¿es eso justo? Es una desgracia y una miseria.
A malaya que el sistema de salud público funcionaria como dice la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999, art. 83-85), pero qué va, con eso no se cuenta, porque claro diversos funcionarios del Estado y empresarios privados se han dedicado es a robar. ¡Coño e’ la madre!
