La publicidad de un método de enseñanza de inglés para niños que asocia el aprendizaje de ese idioma con una mayor inteligencia, con un mayor desarrollo intelectual y con una mayor habilidad para competir me trajo a la mente las preguntas que me vengo haciendo hace muchos años sobre la educación y la escolaridad infantil.
Preguntas sin respuestas por lo complicado que resulta convertir un elemento central de dominación y domesticación en instrumento de liberación. Obviamente ni el aprendizaje del idioma inglés ni la educancia escolarizada garantizan el desarrollo del ser humano, como lo demuestra la falta de dignidad y la ignorancia de personajes que hablan perfectamente inglés y tuvieron el privilegio hacer su primaria en lo que ellos entienden como "buenos colegios". Pero hay quien se lo cree…
La frase de un pequeño libertario indignado por tener que hacer otra tarea, sentarse derecho, agarrar bien el lápiz, cuidar la letra… "Estoy hasta aquí con tanta educancia" me lleva a preguntarme ¿Qué piensan los niños de hoy al respecto? ¿Qué sentido le encuentran a una educancia que al menos en este lado del mundo no ha cambiado mucho desde que yo estaba pequeña? Y de eso algo sé porque fui víctima y victimaria de esa educancia compartida con hijos y nietos.
Más el problema del contenido. la forma y la oportunidad de la educación no es solo nuestro, la gran mayoría de los países están conscientes y preocupados por el futuro de la educación y los jóvenes. Algunos, entre ellos Japón, están llevando su educación a niveles elevadísimos de "educancia" acordes con el modelo tecnológico, guerrero y dominador imperante en sus sociedades. Mientras que otros como la premiada Finlandia han adoptado posiciones más humanistas reduciendo a un mínimo las horas de aula, enfatizando el contacto con la naturaleza y el desarrollo de la creatividad.
¿Qué vamos a hacer nosotros? Hemos alcanzado logros notables en materia educacional al incorporar a casi toda la población pertinente a los distintos niveles del sistema educativo. Base más que suficiente para trabajar ahora a profundidad lo cualitativo, comenzando por la formación de los más pequeños, fundamento de etapas posteriores.
Si a fines de siglo optamos a por un modelo distinto, un modelo inclusivo, un modelo liberador, participativo y protagónico ahora toca optar también por una formación liberadora, participativa y protagónica. Una formación que respete el ritmo, la curiosidad y la capacidad de asombro y de aprendizaje de los niños. Que le dé salida libre al juego y al trabajo en equipo. Que estimule su creatividad y una relación armónica con su entorno.
Responder honestamente ¿Por qué y para qué seguimos con tanta educancia? debe traducirse en la refundación de nuestra educación, en la liberación de nuestros infantes y jóvenes de las confusiones, las ambiciones, las limitaciones y las contradicciones de los adultos.