-¡Aló! - Te habla Ronald Blanco La Cruz, un amigo común me dio su teléfono y muy buenas referencias suyas, queremos proponer a Chávez su nombre como posible Ministro de Educación. -¿Cómo dice? -Pregunté sorprendido- Me temblaban las piernas y no encontraba qué decirle y entonces, volví a la realidad, y le dije: "Agradezco que usted me esté llamando. Disculpe, no me siento capaz de asumir semejante responsabilidad. Además, si queremos hacer algo serio y trascendente, no soy la persona más indicada. Le prepongo, para ese elevado cargo, a la Dra. Imelda Rincón, quien fue Rectora de LUZ. Me ofrezco, eso sí, para ayudar a formar redes sociales y organizar a las comunidades con el Método Altadir de Planificación Popular (MAPP) y transferir mis modestos conocimientos para formar a los nuevos gobernantes en el Método de Planificación Pública o Situacional del Dr. Carlos Matus". Así, con este diálogo, conocí a Ronald, teniendo como promotor a mi amigo del alma, el Ing. Willmer Sánchez. Al otro día, por insistencia de Ronald, salí para Caracas a encontrarme con él para incorporarme a un equipo de trabajo que presentó, el 20 de diciembre de 1998, en la Viñeta, al recién elegido Presidente, una propuesta para que se seleccionaran todos los miembros directivos y funcionarios públicos, por concurso público y en forma transparente y democrática: "Para que Chávez, gobierne con los mejores", exclamabamos Ronald y un equipo en el que participaban: Iván Freites, Ramón Moreno y Edgard Hernádez Beherens. Luego, por instrucciones de Ronald y decisión mía, no participé en la Comisión Nacional de Enlace del Ministerio de Educación, sino que lo ayudé a elaborar el Proyecto de la Oficina de Atención al Ciudadano, que hoy entiendo que funciona en Miraflores y en la Gobernación del Táchira. Más tarde, por sugerencia de él y a solicitud de Luis Reyes Reyes, fui a formar parte del equipo que creó el Ministerio de Infraestructura. Allí conocí a Willmar Castro Soteldo y a William Fariñas, quienes después me pidieron que los acompañara al Fuerte Tiuna, para iniciar el vínculo entre los militares y los civiles, a través del Proyecto País, que luego se convirtió en el Plan Bolívar 2000. Justo, en agosto de ese año, cumpliendo un juramento con mi padre y una solicitud de Ronald, vine al Táchira para concursar como su Director de Planificación y Presupuesto y allí lo acompañé, hasta que el proceso de cambios que vivimos me tentó a aceptar la Presidencia de la Corporación de Desarrollo de los Andes (Corpoandes) Luego fui a parar a PDVSA a acompañar a Félix Rodríguez y al Ministro Rafael Ramírez, hasta que se dio una circunstancia que permitió regresar al Táchira para hacer realidad mi verdadero sueño: La Escuela Latinoamericana y del Caribe de Ciencias y Técnicas de Gobierno (ESCOLAG). En todo este transitar, Ronald Blanco La Cruz, ha sido para mi un ejemplo a seguir, por su honestidad, compromiso patriótico, sensibilidad social, espiritualidad y perseverancia en los ideales en los que cree. Ha sido el principal apoyo moral y político para hacer realidad este sueño. A él debo, en buena medida, no haber desistido de la idea. A él le debemos, todos venezolanos, mucho más de lo que creemos. Cuando se escriba la historia, que aún está por construirse, sabremos que al lado de Chávez, gente como Ronald han arriesgado su vida y han entregado su tranquilidad para trabajar, sin descanso, a favor de la felicidad de nuestros pueblos.
Por eso, el pasado 29 de septiembre, cuando firmamos por la ESCOLAG, el convenio entre la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), junto a su excelente Rector, Andrés Eloy Ruiz; agradecí la presencia de Ronald y ahora quiero hacerlo públicamente, pues él, posiblemente, no esté totalmente consciente que está ayudando a hacer realidad otro de nuestros sueños: ¡La América Latina unida, próspera, sin pobreza y miseria y, sobre todo, con gente sonriente plena de felicidad! ¡Muchas Gracias, Ronald! Dios te bendiga y te siga ayudando en tu titánica labor de buen gobernante.