Hace poco los empleados públicos dirigieron una petición al Ejecutivo de que el sueldo les fuera cancelado semanalmente, lo cual les fue concedido. Ante esta situación, y como la mayoría de los que cumplimos labores dentro del sector público, con la "magnífica" reconversión quedamos aplanados al salario mínimo -al menos es así en el sector universitario-, donde los más "sortarios" quedaron "ganando" 3200 mensuales, los pagos semanales quedaron oscilando entre 450 BsS. y 800BsS.
La semana pasada recibí mi "sueldo" semanal, y como mi hija necesitaba unos útiles escolares fuí con ella a la librería. Una vez ahí, pedí un sacapuntas con depósito, ¿cuál no sería mi sorpresa al ver que éste costaba 350 soberanos?, las otras alternativas -tanto en esta, como en otras librerías y papelerías- eran de una calidad muy muy baja, por tanto compré el dichoso útil escolar, y ahí se fue mi semana.
A título ilustrativo, debo decir que soy abogado, tengo una maestría en Derecho Procesal Civil (LUZ), una especialización en Derecho Mercantil (UCAB), y además soy bilingue (LUZ), sí, manejo muy bien el idioma "imperial".
El gobierno puede seguir infinitamente diciendo -como dijo el Presidente-, que tenemos un sistema educativo "fuerte y robusto", pero todos los venezolanos sabemos que miente, y que jamás en la historia contemporánea nuestro país ha tenido una emergencia educativa tan enorme, de proporciones olímpicas. Lo que ha ocurrido con la educación en Venezuela tiene ribetes de cataclismo, esa es la verdad.
Anteriormente, con una quincena compraba todos los útiles y uniformes de mi hija, ahora sólo puedo adquirir un sacapunta. Pienso que si yo, que tengo un empleo formal y he tenido la enorme dicha de estudiar -lo cual no es valorado por el Gobierno-, estoy en estas condiciones, el resto de mis compatriotas ya habrán, incluso, superado el nivel de depauperación de la mismísima inopia.
Ya basta de discursos plúmbeos del Presidente y los mismos coños de siempre, hay que decirlo muy claramente, el panfleto y la arenga jingoísta nunca han llevado a nada, y con nosotros no será la excepción.
Para que el daño en Venezuela se empiece a revertir pasarán años, tal vez décadas, pero lo que aspiramos es que al menos se detenga. Hay un requisito sine qua non para que esto ocurra, todos sabemos cuál es, no hace falta decirlo -pero lo diré en otro escrito-, pero parece que lamentablemente aún falta tiempo -demasiado para algunos, como los enfermos- para que se cumpla.
Mientras tanto, tome usted amigo empleado público su quincena y compre un sacapunta para sus hijos...