El compromiso de revolucionar todo el sistema educativo para construir un nuevo andamiaje que se soporte en la Educación Popular, es histórico. Y no se trata de una frase, sino de un compromiso a fondo con el pensamiento y la obra apenas iniciada de Simón Rodríguez.
Si bien en sus tiempos, él no pudo concretar en la práctica aquella tarea, porque como se lo dijera a Simón Bolívar, El Libertador, su alumno predilecto, la verdadera independencia no se había logrado. Y no pudo culminar en la práctica su propuesta de la Educación Popular porque la oligarquía de entonces se opuso a ello, y ésta llegó a usar al mismísimo Mariscal Antonio José de Sucre para ponerle fin al proyecto revolucionario del sabio Simón Rodríguez.
En estos momentos, ciudadano ministro de Educación, la oligarquía igual se opondrá al proyecto de la Educación Popular; y esa oligarquía usará los recursos que tenga a mano a fin de darle muerte a ese proyecto. Sólo que en esta oportunidad se cuenta con el apoyo del máximo líder de este proceso revolucionario y con el respaldo de la mayoría del pueblo venezolano.
Nos queda, ministro Adán Chávez, colocar en manos revolucionarias, en manos de constructores del socialismo, la posibilidad de llevar a cabo este proyecto de la Educación Popular, el cual es esencial para hacer realidad el nuevo país.
De allí nuestra advertencia, camarada ministro; a lo mejor la advertencia es innecesaria, pues no partimos de una información oficial, pero la gravedad del caso nos lleva a adelantarnos. Se trata del supuesto nombramiento de una nueva Directora o Jefa de la Zona Educativa en el estado Nueva Esparta, y la posibilidad de que ese nombramiento recaiga en la profesora Lisbeth de Navarro.
Le advertimos, camarada Chávez, que nada personal tenemos contra la compañera, y en todo caso usted hará sus propias indagaciones respecto al caso. Tampoco nos negamos a que la profesora Lisbeth de Navarro se sume a este proyecto socialista, ni negamos su perfil de educadora ni de gerente; sólo que es eso: educadora y gerente, no educadora revolucionaria ni activadora socialista.
La profesora de Navarro fue Presidenta de la desaparecida Asamblea Legislativa (en representación de COPEI, su organización originaria); y en una oportunidad la Asociación de Escritores preparó un acto en Homenaje a Ernesto Ché Guevara (si mal no recuerdo fue en el año 2002) y cuando una comisión de esta organización le solicitó un apoyo económico para el evento, la respuesta de la profesora Navarro fue: “Yo no colaboró con homenajes a asesinos”.
Años después, fue nombrada Directora de Educación durante la gestión en el gobierno regional de Alexis Navarro (su cuñado). Una de sus tantas acciones contrarias a un proceso de cambios fue rescindir el contrato como profesor no graduado a un camarada, bajo el argumento de que “no tenía el perfil para dar clases”. Cuestión que podría ser válida, sólo que este camarada fue docente de la Universidad Central de Venezuela, estuvo en la lucha armada de los sesenta y renunció a la UCV (no pidió permiso, sino que renunció) para irse a la Nicaragua Sandinista a trabajar a nivel universitario y dando sus aportes también al sistema de salud. Hoy, este camarada, es Facilitador en la Misión Cultura. Tanto el Dr. Héctor Soto como la Dra. Antonieta de Estéfano podrán dar fe de cuánto está aportando a este proceso el compañero despedido por la mencionada ciudadana.
La profesora Navarro luego de la derrota del compatriota Alexis Navarro, no volvió a realizar actividades en función de la defensa de este proyecto revolucionario.
Le repito, camarada ministro, la profesora Navarro es bienvenida a sumarse a este proceso revolucionario, pero no consideramos conveniente que se coloque al frente del impulso de la Educación Popular en el estado Nueva Esparta. Consideramos que, al menos, ella debe comenzar por prepararse para asumir el socialismo, que se incorpore a su batallón, que trabaje con las comunidades y que de sus aportes desde abajo, con su sueldo de profesora jubilada desde cuando pertenecía las filas de COPEI.
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