No se puede, no es ético, asumir el cargo de jefa o jefe de la educación en una región como Carabobo, para terminar obedeciendo la orden del operador de los planes de destrucción de la identidad patriótico republicana de la educación púbica de la entidad, draculin. A todas luces fue una acción inmoral, el pretender imponerle a los educadores a uno de los ejemplares más conspicuos de la hamponcracia Carabobeña. Es decir, a ese comportamiento de un funcionario del sistema educativo no le corresponde otra evaluación sino el calificativo del colmo de la degradación de la ética docente.
Ostentar tan digno cargo, aunque ya de por sí representa un modelo de gestión atrasado con respecto a la sociedad digital en la que estamos inmersos, pero aun dejando a un lado ese desface institucional, es un requisito obligatorio que el funcionario en cuestión, deba lucir amplios conocimientos en la gestión de las políticas públicas educativas, destinadas nada más y nada menos que al cultivo cívico de la personalidad de miles de niños y jóvenes carabobeños. Lamentablemente en los últimos tiempos esa responsabilidad se la han entregado a quienes demustren ser más fieles y acríticos servidores de los políticos de turno, convirtiéndose así las zonas educativas en altares de la mediocridad.
El asunto consiste en administrar con rigurosidad la formación de ciudadanía responsable, pues de suyo le corresponde a este funcionario gestionar tamañas funciones, que sólo puede lograrlas a partir de ser capaz de una permanente interpretación de la vida colectiva cotidiana siempre cargada de significaciones, las cuales son producto de las condiciones objetivas y subjetivas de vida, porque la producción de tan inmenso talento está destinada a garantizar el debido funcionamiento del desarrollo cognoscitivo del conjunto de la sociedad, de una subjetividad y un sentido común radicalmente nuevos y para llegar a hacerlo debe observar con especial nitidez que esos significados son el producto de condiciones objetivas y subjetivas de vida acordes y pertinentes con la necesidad y el deseo de construir una sociedad liberada de los lastres de la corrupción y la mediocridad, hierba mala esta muy cultivada en los círculos de la hamponcracia que domina en Carabobo.
O sea, ser jefa o jefe de una zona educativa no es un cargo que se reduzca a la vulgar labor, o para utilizar de palabras Michel Foucault, " Vigilar y Castigar" a los docentes cuando estos salen a luchar por sus derechos laborales, y mucho menos, para promocionar la figura cuestionada de un individuo, condenado hasta por su propio partido, por haber hecho uso delictivo de los bienes públicos para satisfacer sus libertinas apetencias personales. ¿Es que acaso se pretendía con este bochornoso acto enviar un mensaje de que vale más ser un corrupto que ser un educador abnegado y honesto? ¿Por qué esa guerra de draculin contra la educación pública? ¿Tendrá esto que ver con algún plan de destruir la educación patriótica y republicana? tal actuación ha generado mucho malestar y no hace sino dejar en evidencia el ethos de dicha funcionaria.
Es que una jefe de una zona educativa como la de Carabobo, y esto es una cartilla que debe cumplirse como un mandamiento divino, debe demostrar tener claramente una amplio manejo de la cultura sobre el tema educativo, pero, además soportar toda esta sapiencia en ser una vitrina de comportamiento ético intachable, y usted señora Luna acaba de demostrar no tener ninguna de las dos condiciones. Por eso el colectivo carabobeño, muy molesto por su actuación, exigimos su renuncia para que no pueda seguir pretendiendo, con estos cuestionados actos, hacerle daño a la educación de las niñas, niños y adolescentes carabobeños.
Pero entendiendo que estos despropósitos que hoy en día están enmarcados en la cadena de sufrimientos que generan los efectos de la crisis del modelo civilizatorio del capitalismo, sobre todo el nuestro que es un modelo destartalado y atrasado, no bastaría entonces con la renuncia de la señora Luna para terminar con la crisis educativa en Carabobo. Entonces, nos vamos a permitir soñar un poco y proponer algunas medidas urgentes y perfectamente viables para poner en práctica a partir del próximo año escolar, mientras se consigue resolver mejor y de manera estructuralmente radical el problema de edificar una educación que responda a los intereses nacionales. Caso contrario, de persistir las condiciones actuales de la crisis, el descontento seguirá aumentando entre los docentes, y podemos apostar que no hay docente que resista tanta humillación a pesar de la servidumbre voluntaria de muchos, lo que permite profetizar que sería el inicio de la destrucción total de nuestro sistema público de educación. Por eso proponemos simplemente ocho (8) medidas provocadoras para demostrar que si pueden haber avances educativos siempre y cuando quien dirija la educación no sean ningunos lumpen.
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Que la nueva jefa o jefe de zona educativa sea escogido (a) democráticamente en elecciones libres y secretas, tomando en cuenta sus credenciales, donde participen todos los actores involucrados en el proceso de enseñanza aprendizaje (docentes, estudiantes mayores de 15 años, la familia y las comunidades), para de esta manera impedir que el funcionario sea presa de algún politiquero corrupto y mediocre.
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Que el nuevo jefe o jefa de zona educativa sea el primero en ponerse al frente de las luchas de los docentes por la indexación salarial y la firma de una Convención Colectiva que responda a los intereses de los trabajadores de la educación.
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Que desde las zonas educativas se le de impulso a un verdadero plan de recuperación física de todas las escuelas acondicionándolas como espacios pedagógicos eficientes. Para ello exigir al gobierno nacional aumentar la inversión al 7% de todo el producto interno bruto (PIB) en el desarrollo de la educación, inversión que debe ser sometida a la evaluación de todos los mecanismos de fiscalización y control público.
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Que la nueva zona educativa convoque a partir del año que viene a una revolución educativa, para repensar los planes de estudio: revisar el currículo para desechar el exceso de materias que obstaculizan el desarrollo de una educación pertinente y otorgarle al proceso de enseñanza aprendizaje bases epistemológicas donde se reconozca la producción de conocimiento que esté acorde al significado, a la justificación y a la orientación de nuestras necesidades nacionales.
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Transformar la totalidad de los liceos en centros industriosos de enseñanza técnica, lo que significa instrumentar la integración de la educacion media con la industria pública y privada.
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Que desde los territorios escolares se creen los centros de investigación científica y el sistema de museos a través de los cuales se le de impulso al pensamiento científico y estético.
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Que el sistema educativo en Carabobo establezca alianzas con los productores agropecuarios, el Institución Nacional de Tierras y el Ministerio de Agricultura para cultivar y garantizar los rubros del Programa Alimentario Escolar (PAE).
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Para fortalecer el conocimiento en ciencias naturales, matemáticas, historia y geografía y ética, enfocarse todo el esfuerzo del año escolar en demostrar los conocimientos adquiridos y construidos en esas áreas en las ferias de las ciencias y las humanidades donde se premien, moral y materiamente, el esfuerzo académico tanto a estudiantes como a los docentes.
En resumen, con estas humildes propuestas, queremos dejar constancia que en Carabobo si podemos construir un mundo posible, pero hay gente que debe alejarse de los centros de decisión.