Creo conveniente, en primer lugar, aclarar que soy un estudiante universitario; luego que curso mis estudios en una universidad privada de la capital.
Motivadas por la salida del aire de RCTV, las protestas estudiantiles, surgen en petición, en primer lugar, de la restitución de la señal de dicho canal, luego, al verse politizada e influenciada dicha consigna, se abocan a reivindicar la libertad de expresión, cuando esta ultima resulta poco consistente para el movimiento como emblema principal que enarbole o represente la magnitud que se pretende darle al movimiento, decantan, y abogan por la libertad, en general.
Ahora bien, el problema en el hecho de manifestar, y, más allá de si resulta pacifica o no, que es un asunto de por si relevante, esta, primordialmente en el saber por qué se esta manifestando de un modo concreto y objetivo. De lo contrario las contradicciones podrían nublar el sendero de la protesta y hacerla muy manejable, no tanto directamente, como si indirectamente.
Nosotros, el estudiantado universitario, por el hecho de ser jóvenes muchas veces atendemos más a los mandatos de las pasiones que de la razón. Y cuando se trata de dirimir, en acciones, sobre temas tan álgidos como los inherentes al Estado, resulta imperativo que las cabezas estén frías al servicio de un corazón caliente. Llegado un estado como éste entonces se podrá debatir, con argumentos con dialéctica, lo que se tenga que debatir. El problema es que estamos, por lo menos como lo muestra la realidad, lejos de ese esquema.
Y es que la realidad nos muestra una situación bastante contraria a la vociferada por los estudiantes que enarbolan los gritos, no argumentos, en defensa de la libertad.
Resulta que me dispuse a acompañar a unos amigos de la universidad a una de estas protestas que tubo lugar en el Rosal. Estuve aproximadamente cinco horas observando, escuchando y decantando los hechos que estaban a la vista.
Tropecé con muchos conocidos de otras universidades y, no se puede negar que se encontraba un gran numero de personas reunidas allí, muchos o casi todos era estudiantes en efecto, pero el grueso de ellos eran estudiantes de universidades privadas. La cantidad era muy significativa y la pude constatar.
El hecho más significativo no es este, en absoluto, sino los argumentos que la mayoría de los estudiantes vociferaban y decían defender, con gritos y pancartas, sin saber en sí qué estaban defendiendo.
En primer lugar decían ir en son de paz, una manifestación pacifica. Es cierto, sólo hasta cierto punto. Cuando sentían que no iba a pasar nada, luego de 30 o 40 minutos aproximadamente, empezaban a decir entre ellos que estaban “ladillados” que habían ido allí era a “patear las calles”, la mayoría bien previstos con implementos de “defensa” unos con piedras, otros sólo con el vinagre, otros con grandes bolsos como si estuviesen en un tipo de travesía que parecía despertar un tipo de adrenalina adicional.
En este ambiente empezaban a incitar a la violencia, incluso pedían a voces la violencia con lemas como “una bombita, una bombita…” que era coreado por todos los manifestantes (extraño que no salio reseñado en la televisión).
Cuando lograban ir a escenarios de violencia sea, por incitación directa, por querer arbitrariamente cerrar la autopista Francisco Fajardo, por ejemplo, parecían disfrutar el encuentro con los organismos de seguridad y luego, inmediatamente cuando los medios de comunicación estaban cerca, pues, se ponían en posición de mártires frente a los organismos de seguridad, al mejor estilo de la ideologización proveniente de la inmortalidad del héroe consagrado que las películas norteamericanas nos venden.
Por otro lado es posible que la incitación a marchar no venga expresada por una influencia directa de los políticos de la oposición o de otros sectores. Las masas de estudiantes siguen a las canciones melancólicas que pone RCTV en sus camiones, como único recurso argumentativo que apela a lo emocional más que al raciocinio, sigue, también, al protagonismo que le ofrecen las cámaras y vociferan entre ellos que salieron en tal o cual periódico o en tal o cual canal con una alegría tal que me pregunto si el motivo principal que los mueve es la defensa de la liberad (no se hasta ahora cuál libertad) o el protagonismo político por el mero hecho de resaltar entre los demás (rasgo muy común en la juventud donde los patrones ideologizantes dictan que el más destacado o popular resulte el más aventajado en qué, pues eso no lo explican).
Otro aspecto importante es la aversión profunda e inculcada por los actores políticos, en especial a Chávez, y el menosprecio a los sectores más humildes. ¿Qué todos lo estudiantes que marchan tengan dicha aversión y menosprecio? , pues no, pero por lo menos la mayoría de los estudiantes de universidades privadas sí.
Son muy despectivos en los calificativos que dan a las personas de los sectores populares llamándolos monos y monas o negros, al los que son, pero en un tono despectivo y otros tantos calificativos que no vale la pena mencionar, realmente da vergüenza y más aun cuando se pertenece a un ambiente como ese.
Me pregunto si esa es la libertad de expresión que defienden, sería bueno preguntarles si esa es la libertad, en su sentido más amplio y universal, que ellos defienden con tanta ahínco: donde la violencia y el desenfreno son argumentos maximizados por canales de televisión a la orden de los intereses del mercado.
Como estudiante universitario llamo a la reflexión de lo que se esta haciendo, no respaldo esas protestas porque no soy oveja de rebaño de nadie, y si lo fuera sería de una causa defendible, noble y altruista, ya en ese caso no sería oveja porque no sigo a un pastor, con sus canciones, sino a la razón.
Todo este parapeto comunicacional incentivando a las protestas tiene de trasfondo un tufo político que va más allá de nuestro propio dominio, ya sabemos quién lo maneja, y por qué.
Los estudiantes razonables, que por esa razón es por la cual estudiamos, para ser razonables, debatir, no ser oveja ni guarimbero, que, aunque no se pretenda serlo pues se cae en ello cuando se sobrepone la pasión irracional a la conciencia.
El llamado es a la reflexión a pensar con las cabezas frías para encausarlas al vigor que nos caracteriza a la juventud en servicio del altruismo de requiere la patria.
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