Después de dos semanas caminando, agradeciendo a las instituciones, ensayando el guión impuesto por ARS PUBLICIDAD, llorando ante las cámaras de Globovisión, arrodillándose en las calles, flagelándose la tersa piel con el sol inclemente, derritiendo sus plantas en el negro asfalto, desgañotarse a rabiar diciendo "no tenemos miedo". Los muchachitos del Este caraqueño se chorrearon. Usted lo vio, en vivo y directo, por cadena nacional, como nunca antes, transmitido desde la más alta tribuna del Estado venezolano, a todo color y para todo el mundo.
Mientras eso sucedía en el hemiciclo de la A.N, los fanáticos masca chicles y sus encopetados colegionarios, gritaban: ¡Acúsalos con tu mama!, chusma, chusma, chusma. "Díseselo a Condolezza". Y es que nada es más ridículo que retar a un contendor y luego asustarse, mojar el pantalón y resbalar sobre sus heces. Pocas cosas son mas bochornosas, que gritar, desafiar y hasta ofender, para provocar una reacción en el otro, y cuando éste va ha dar una respuesta, salir despavorido diciendo que lo están agrediendo.
Pero uno no sabe que es peor, si haber vistos a esto patarucos correr asustados por el fantasma de una agresión que nunca llegó, o aceptar la defensa que sobre los hechos hizo el inefable kiko en el programa Buenas Noches, allí, en tono airado el citado comiquete, exponía -que a estos muchachitos inocentes los llevaron para emboscarlos- y a lo mejor no le faltaba razón, porque bastaría lanzarle a estos niños una premisa y media idea, para que le estallara el maní que deben tener por cerebro.
En consecuencia, en lo personal como bolivariano estoy orgulloso de los nuestros, de su claridad política, revolucionaria y su profunda convicción democrática, pero como docente universitario, siento pena por los representantes de la oposición, por su bajo nivel, poco compromiso con su lucha y lo enajenado que están por los lacayos mediáticos de 1BC y Globovisión.
Allí están los hechos, no hay dudas sobre lo sucedido, ahora son múltiples las pruebas sobre el plan que tanto se denunció, otra vez se le vio el bojote a los opositores, el sello indeleble de un plan ridículamente concebido a manera de una telenovela barata, cuya trama esconde al villano tras el rostro modélico de las inocentes palomas blancas de manos pintadas y sus ademanes extraños.
¿Cuanto vale el show?, ¿quien paga los platos rotos?, ¿quien acarrea las consecuencias de los irresponsables actos de los manipuladores sobre la psiquis de estos jóvenes? ¿Qué van a decir?.
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