A Belinda, estudiante asesinada por la IV República
Una muerte seca, que no vuelve, atada de pies y manos, con un rictus de fraude en tu sonrisa de antes... El frío actual de tu colmena
es preludio, anticipo de agitado vuelo...
Ahora, no se, la labor se detuvo y así,
la longitud de tu figura, genuina
CCL 1991
La expresión del movimiento estudiantil que ha venido saliendo a las calles provenientes de las universidades privadas y algunas universidades públicas, defendiendo los derechos de un monopolio de la comunicación en Venezuela, propiedad de una de las familias más ricas, no nos debe sorprender. Ello es producto de las transformaciones que ha vivido la educación superior en el mundo como resultado de la reproducción de las concepciones neoliberales en todas las esferas de la vida, lo cual ha llevado a que cada vez más el conocimiento que se imparte en las universidades esté completamente desligado de las problemáticas nacionales y ceñido a los intereses económicos de la globalización del gran capital.
A esto se añade algunas políticas erradas cometidas por el Ejecutivo Nacional en materia de educación superior en el transcurso de estos últimos ocho años, que ha permitido el aumento de más de 10 veces el presupuesto a universidades como la UCV, sin exigirles la elevación de la calidad de la enseñanza, que implica además de la adecuación de los programas a las necesidades coyunturales y estratégicas que el país tiene, el aumento de la investigación y la democratización en la toma de decisiones.
No basta con las misiones, las universidades públicas deben dar cuenta al estado venezolano, independientemente de su autonomía, así como las universidades privadas deberían tener un pago proporcional por ingreso familiar para garantizar el derecho a la educación consagrado en la constitución nacional, mucho más aquellas que reciben subvenciones multimillonarias por parte del estado, como por ejemplo, la UCAB.
Por sus consignas los reconoceréis
En la década de los 70 hubo un movimiento estudiantil en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), expresión a su vez de la situación que vivía el mundo en aquella época: fin de la guerra de Vietnam, golpes de corte fascistas en el cono sur, descolonialización de Africa, reacomodo del capitalismo mundial, lucha de los estudiantes por el acceso a la educación superior y la democratización de las universidades, entre otros aspectos.
La Universidad Central de Venezuela (UCV) había sido allanada por el gobierno de turno de la IV República, algo que quizás muchos de los cuales hoy se rasgan las vestiduras hablando de libertad de expresión, en aquel momento apoyaron o sencillamente mantuvieron silencio. El cierre de la UCV hizo que muchos estudiantes de bajos recursos tuvieran que emigrar hacia universidades privadas, entre ellas la UCAB, con grandes esfuerzos, variando la composición social de esta institución.
Ello tuvo sus efectos en la calidad del movimiento estudiantil de la Universidad Católica, el cual fue perseguido, al punto de que en 1972 se expulsaran a 22 estudiantes y cuatro profesores tildados falsamente de comunistas. En aquellos años las pancartas, periódicos, murales y volantes del movimiento estudiantil tenía estas consignas, entre muchas: “Reincorporación Ya”, “Libertad de Expresión”, “Democraticemos la UCAB”, “Por una universidad participativa”, “Investigaciones útiles y concretas”, “Por la democratización de la enseñanza”, “Luchemos por una educación popular”, “Conquistemos el Porvenir Socialista”, “Contra el Cupo: por la educación para todos”, “Una Educación en Revolución”, “La Educación es un Derecho de Todos, no un Privilegio de Pocos”, “Los Inquisidores del Medioevo arremeten de nuevo”, “Una Antilibertad llamada Democracia”, “Derrotemos a la reacción”, “Sólo minorías del inmenso contingente de estudiantes de Educación Media logran cursar estudios universitarios”, “La autonomía significa hoy el derecho a defender las conquistas del pueblo”, “La educación no es una empresa de lucro, es un derecho popular”.
Consignas que por supuesto nunca fueron apoyadas por las autoridades de ese momento como lo hacen las actuales autoridades de la UCAB, quienes aúpan con sus propias consignas a un movimiento estudiantil inmaduro y olvidan su compromiso con el golpe de estado del 11 de abril hace cinco años.
Podíamos también leer en los periódicos del movimiento estudiantil, análisis de fondo como estos: “Los viejos métodos pedagógicos, el caduco contenido de las materias y las técnicas de evaluación que tiene la UCAB han sido denunciados repetidamente, por la función ideológica y política que desempeñan para amedrentar, inhibir y castigar la participación crítica del estudiantado”, “La concepción del saber que se transmite en nuestras aulas no puede estar más reñida con la ciencia. El conocimiento se tiene como una realidad acabada, que el profesor pasivamente transmite y el estudiante digiere pasivamente”.
“La Universidad Católica Andrés Bello nace por la necesidad que tiene la burguesía nacional de garantizar la formación de sus sucesores dentro de los principios ideológicos que profesan”, “La realidad a la que sirve la UCAB es la de las clases dominantes. Nuestras aulas se han convertido en centros políticos defensores de la democracia burguesa, la propiedad privada y una educación que sirve para oprimir a las mayorías”.
A su vez, el programa de lucha del movimiento estudiantil para democratizar la UCAB expresaba los intereses que caracterizaba a las luchas estudiantiles de aquella época, diametralmente opuestos a los de ahora, impregnados por un espíritu crítico, la solidaridad con las necesidades del pueblo y de una verdadera participación de los estudiantes en la problemática que vivía la universidad. Este consistía en que: el pago de las mensualidades fuera proporcional al ingreso familiar del estudiante, la creación del claustro universitario y los organismos de cogobierno en todas las instancias de decisión, la implementación del Concurso de Oposición y la sindicalización de todos los obreros y empleados.
Por contraste, las consignas que hoy movilizan al movimiento estudiantil de la oposición en estos momentos, la Defensa de la Libertad de Expresión, el Derecho a Manifestar Pacíficamente y la Defensa de los Derechos Civiles, son sumamente generales y le hacen a uno sospechar que aquellas primeras que sonaron con las cacerolas de “Este gobierno va a caer, caer, caer”, son las que en realidad prevalecen en el fondo de esta expresión estudiantil.
¡Qué tal si toda la efervescencia de ese movimiento estudiantil que sale a las calles a defender una supuesta libertad de expresión negada, bandera aupada precisamente a través de los medios de comunicación privados, se volcara hacia dentro de esas universidades! Ya veríamos a los demócratas quitándose la careta.