Mami, apúrate que Globovisión invita a MARCHAR

Parece haber algún muy indefinido fenotipo, íntimamente relacionado con la condición de cierta clase de “dirigentes estudiantiles” que han surgido al calor de las nuevas modas: con los transplantes de silicona, los remiendos de narices, culos y labios con los que buscan parecerse a los moldes que imponen la belleza aria o gringa, cada vez más alejada de lo que somos y de lo que no podremos ser nunca. Se caracteriza esta nueva clase, a un tipo de delicado revoltosos que toma costosos cursos para quemar cauchos y tirar piedras; verbosos e incontrolables deslenguados con un piso, por debajo, de poderosos dólares para mantenerlos a flote en la televisión, diciendo que aquí peligra la libertad de expresión y la autonomía de las universidades. Gente que se desinflará al primer soplo y que muy pronto irá evolucionando hacia posiciones burócratas ramplonas. En los ochenta gran cantidad de estos dirigentes de todas las universidades nacionales se hicieron policías o soplones de la policía. Algunos se hicieron hasta torturadores.

El caso más patético ha sido el de Daniel Cohn-Bendit, el ángel exterminador de la sacudida del mayo francés. Treinta años después de aquella famosa revuelta el hombre, además de burócrata y diputado nos ha resultado pederasta. Quién no se acuerda de aquel fervoroso comecandela, digo, “Daniel El Rojo”, quien creyó poder darle un puñetazo en la nariz a De Gaulle. Se cansó de tirar piedras en la revolución de Mayo, y fue a dar a la cárcel y de aquí a codearse con los poderosos. Ironizando, dice Raúl del Pozo: “Los franceses que ya construyeron antes un teatro de la ópera en La Bastilla para ofrecer al pueblo música regia, integraron a los jóvenes airados. En realidad, Cohn-Bendit hacía oposiciones para político. Ahora es un izquierdista arrepentido; se ha refugiado en las lechugas y en los buitres. El dios de la Rive Gauche se ha hecho pureta, necesita la nómina y jubilación de eurodiputado y ha confesado públicamente algunos métodos usados por el movimiento juvenil y la contracultura en los 67 y 69”.

Mucho de esto también le tocó a Venezuela, donde los poderosos, llámense gobierno, iglesia, equipos rectorales o empresarios han manejado a estos dirigentes de la manera más indigna y degradante. Los peores han sentido un gran placer por ser engañados, sobre todo cuando por sus mierias reciben algo de pasta. Son además gente que poco les importa la crítica, la justicia o el humanismo. Para un botón: véase la catadura del Stalin González, recibiendo órdenes de la embajada norteamericana en Venezuela, o Yon “Travolta” Goicochea que después de decir que ellos no son políticos y de marchar hasta la Asamblea Nacional, se van dar lamparazos de cariño y de buen trago con Granier y Miguel Henrique Otero. Pero estos nuevos “estudiantes revolucionarios” responden a otro modelo del postmodernismo, creado por los empresarios y los poderosos medios de comunicación. Éstos se mueven por los slogan y los spots de las marcas más cotizadas, como la coca cola, adidas, Nike, Mc Donald´s (en varios lugares de Venezuela, los escuálidos realizan sus protestas cerca de un Mc Donald´s). Son los niñitos probeta de la contracultura.

Buscan sin duda la “revolución” para revolcarse en el bonche, para darle palmaditas en las espaldas a los magnates como los Zuloagas, los Bulton, los Mendoza, los Machado; para debutar en la crema de la crema empresarial y pasearse por hoteles de lujo. De esta “revolución” no se obtendrá un solo pensador, un solo reformador o ideólogo de valía, porque no esperan distinguirse por sus propias cualidades morales o intelectuales sino por las horas de pantalla que les brinde Federico Alberto Ravell, la ayuda de la CIA o por los impulsos monetarios que les pasen los grupos de la derecha. Impotentes para crear, gritan, deliran y lloran por televisión.

Nada es más repugnante que ver a estos tristes comecandelas que acabarán siendo pajes o mayordomos, cinco estrellas, del soberano status quo.

Todos en estadios de lujo como “tirapiedras”, como el hijito de mami de Marcel. Nada, estos son los tipos de estudiantes que se mostrarán hostiles y despreciativos hacia los creadores porque en el fondo siempre les ha herido y les ofenderá la verdad, la cruda verdad de la condición de lacayos y vendidos que llevan en el alma.

Muchos de ellos, son “dirigentes estudiantiles” que han hecho pasantías en los servicios secretos del Estado norteamericano, sobre todo en la universidad de Yale. Como flor de una tarde, se extinguirán, como se han extinguido tantos, que también fueron de esta clase de dirigentes: Teodoro Petkoff, Américo Martín, Juan Fernández, Carlos Blanco, Pastor Heydra, …

Lo más insólito que ha visto el mundo en los últimos tiempos, han sido esas marchas “estudiantiles” absolutamente embanderadas con las posiciones más ultraderechistas que ni siquiera en Alemania o en Francia, con los grupos más radicales de esta clase, se hubiesen podido dar. Marchas a favor de una corporación como RCTV; marcha de gente que coincidía plenamente con la Secretaria de Estado de EE UU, Condolezza Rice; con Radio Rochela, con Carlos Andrés Pérez, con Alan García, con José María Aznar, con Mario Vargas Llosa, con José Luis Rodríguez, “El Puma”, con el horrible fascista, Rectro aed eternam de la UCAB, Luis Ugalde. ¿Qué tal?

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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