Cuando un niño pequeño que apenas balbucea, lo que pide es una “cajita feliz”, cuando una chamo o chama preadolescente lo que ve es Hanna Montana, cuando jóvenes universitarios conectan su inteligencia y perciben sus saberes a través de Facebook, bueno amigas y amigos, con sotana y sin ella, la LOE lo que quiere es “lavarles” el cerebro ( y yo lo celebro) a nuestros retoños. ¿Para qué? Bueno prepárense. Para que gran parte de esa materia gris intacta, se “oscurezca” con conocimientos que van desde donde queda esa hermosa patria bolivariana llamada Venezuela en el estamento orbital, hasta saber sobre sus tradiciones, sus costumbres, su cultura, su historia, sus riquezas, sus potencialidades, sus valores, la producción, la geopolítica, la idiosincrasia, el estado, la nación, el país, la república, el gobierno, sus símbolos, su gente, en fin nuestro integro gentilicio. ¿Para qué? Otra vez la fastidiosa preguntica. Bueno, para que todo este bagaje de conocimiento unido al estimulo de los valores y los sentimientos de sano arraigo nacionalista, nos permitan emerger como lo que deberíamos ser: UNA PATRIA GRANDE, INDEPENDIENTE Y PRÓSPERA. Bueno, me embargó la emoción en esto último, pero así es.
Si amigas y amigos, vamos a cambiarles esos “valores” adquiridos a través de papá televisión, “mama” Internet, tío Sambil, el payaso de la familia McDonald, el gracioso primo Disney, la simpar tía Miami y esa pléyade de “familiares” que han criado y están criando a nuestros hijos. Y no es que nuestros vástagos no puedan ver la tele, o navegar en la virtualidad de la red de redes, o comer “chatarra” o “light” según quiere verse panzón o famélica, o saltar al ritmo del “reggeton” con unos Nike auténticos, o arreglarse su dentadura ( ya que todos quieran colocarse millonarias ortodoncias de colores y tú ves aquellos dientes “pareeeeejiitos”, como si hubiera una epidemia mundial de “dientes salíos”) solo porque la vecinita le dijo a tu hija que estos “aparatos” producen electricidad al besarse y que vas a tener una risa mas sexi. No, no es eso. Es que nuestros niños, niñas y adolescentes no deben depositar su felicidad en consumir o no consumir todo lo que esto representa. Que no maten, no los maten o se maten, por tenerlos o no. Que su lucha por reivindicaciones no sea solo por el derecho al Blackberry, al Levis “colgando” de la cintura, a salir a protestar por el Sambil de la Candelaria o a marchar para que les permitan mostrar su dedito anular levantado ante las cámaras, después de haberle partido la frente a un policía.
Por eso, compatriotas, la LOE es una más de esas “malignas” leyes que este “oprobioso régimen” quiere imponer. Una ley que más que “sacar” a Dios de las aulas le dice a la gente que él Señor es espíritu libre y es gratis, no como lo hace ver la corporación católica que cobra para que los feligreses lo vean clavado en la cruz o les haga un milagro que no paga impuesto.
Yo, por mi parte, estoy “resignado” con todas mis ganas a defenderla. Y les recomiendo algo a ustedes mis apreciados y apreciadas contracorrientes compatriotas, que viven de lo que compran o no compran, defiéndela también, sin que te pases al bando que ustedes denominan la “chusma Chavista”. Su vida cambiará. Sus cuentas bancarias tendrán saldo favorable al fin de mes. Sus gastos disminuirán y dentro muy adentro de la fachada estirada de buhonero de la quinta avenida de Nueva York, dirán (comiéndose su pollo o filete con arroz comprado en PDVAL) “Coño, como me gustaría que esto le hubiera pasado a mis padres”. Pero ahora, nos está pasando a todos. La LOE si é.
Ing. Carlos J. Contreras C