Francamente, no entendemos por qué los cuerpos policiales se empeñan en reprimir manifestaciones estudiantiles, que justamente lo que buscan es eso, que les den su ración de lacrimógenas para agarrar palco mediático. Cuando en el año 2002 un grupo de militares, seguido de cerca por apasionadas damas opositoras, tomó la Plaza Altamira, el Gobierno aplicó una de sus más inteligentes estrategias: los dejó hacer hasta que se consumieron de cansancio.
Aquellos interminables tres meses de incesante letanía, con procesiones de vírgenes incluidas, vigilias alumbradas por velones, carpas de variados tamaños y precios, provocaciones y más provocaciones, fueron una auténtica medición de fuerzas. Al final, pudo más el agotamiento y perdieron la pelea por abandono. Pocos entendieron al comienzo por qué se permitió que se convirtiera, un espacio de circulación, en un "territorio liberado", como tan pomposamente llamaban a su "gesta".
Detrás de las candorosas manitas blancas, puede que hasta ingenuas algunas de ellas, presumimos que se esconde todo un aparato de inteligencia para-sionista-gringo. No hay que subestimarlos, pues. Pero si ya se sabe que lo que andan buscando son fotos de primera página, para que algún periódico vergonzosamente disfrace una verdad y la convierta en otra cosa que recorra el mundo, no comprendemos que se les dé el gusto.
La marchita que el jueves partió de la UCV era tan poco nutrida, que los muchachos caminaban por la acera, imaginamos que temerosos del ridículo de pretender tomar la calle, con tan escuálida presencia. Horas después de unos cuantos botellazos y destrozos al Metro, fueron disueltos en la Plaza Venezuela. Lograron su cometido.
Sin considerar el argumento válido de que ellos también tienen derecho a la protesta, conocedores ya de cómo lo manipulan, creo que es tiempo de ensayar otros escenarios. Dejarlos hacer su caminadita, como otras veces, para que al final terminen celebrando su "gran victoria" en Mc Donalds, puede ser una de ellas. Todo es cuestión de probar para ver hasta dónde van a llegar.
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