¡Qué tal, camarada! Asombrados con este estado de sitio que nos ha tratado de imponer la envilecida oposición a la que ahora les entendemos su locura viendo a los hermanitos Alonzo, a María Manchado y a toda esa cuerda de enfermos mentales que desde USA y desde aquí hacen los desalmados actos terroristas, y los que en la MUD son cómplices, y fuera de ella, y levantan las locas banderas de la invasión a nuestra patria.
En una oportunidad propuse que nombráramos un equipo para nominar a los traidores a la Patria y les hiciéramos sanciones de algún tipo. Ya surgirán las sanciones precisas. Mientras, elaboremos una lista de traidores, la cual pasaremos elaborando unos días por lo extensa.
Bien. En algún artículo propuse hace unos años que debíamos iniciar el ajuste de precios de la gasolina. Sentimos vergüenza todos, hasta los más humildes, de pagar más por un refresco, una botellita de agua, cualquier empanada, etc., que por un tanque de gasolina. Hasta el bombero se ríe cuando le damos de poca propina la misma cantidad que el costo del tanque lleno.
Claro que ha tenido que ser un aumento progresivo. Tanto miedo en subirlo para no causar una protesta que nos vemos obligados a hacerlo ahora cuando las vainas están complicadas, delicadas por demás, por la guerra mediática. Por el permanente golpe de estado.
Copio unas declaraciones de nuestro eficiente por demás ministro Ramírez, en el Zulia: El Ministro enfatizó que vamos a avanzar en la automatización del suministro de combustible de manera sostenida con tecnología propia, confiable y sencilla de instalar. Recordó que la política de mercado interno ejecutada por el Gobierno Bolivariano está creada en función de beneficiar principalmente a los venezolanos, por lo cual el contrabando hacia Colombia no puede continuar.
Sin conocer las características de esa tecnología ¿por qué no intentamos con ese sistema a nivel nacional agregando el leve aumento progresivo de la gasolina más barata del mundo?
Mis viejas propuestas implican la elaboración de un censo de automóviles y vehículos a gasolina en general, condiciones de vida de los propietarios, de los que son de porpuestos, taxistas, etc. y automatizando una de las islas para estos niveles entregar tarjetas plásticas de consumo personalizadas, con un cupo mensual y a costos bajos, por ejemplo, y evaluando todas las posibles vagabunderías en su uso.
Los demás vehículos deben pagar acorde con el gradual incremento. Ojalá se pudiesen distinguir, también con una tarjeta especial, los vehículos lujosos, las Camionetotas, y que paguen en función de sus costos o lujos.
Lo que se ha descuidado, repito de algún artículo, es que más afecta a los transportistas y por ello el efecto en pasajes, es el costo de los aceites, con mayor razón en la gente popular que poseen, la más de las veces, puros catanares que se meten un pote semanal, como mínimo.
Por cierto, hay un enredo con esos de los aceites: que no se consiguen, que Pdvsa no está produciéndolos, que los importados son de mejor calidad, en fin, el tiempo parece que aclarará todo.
Quisiera que algún técnico, o uno bien informado, me corroborara una información que extraje de un informe usaense sobre los aceites donde daban como resultado de unas experimentaciones que todos los aceites son casi iguales (con la diferencia de los normales con los sintéticos), que sirven casi para los mismos usos, con algunas excepciones, y que las diferencias en los precios son puro mercadeo.
¡CHÁVEZ VIVE, MADURO SIGUE!