Julio ha sido un mes de malas noticias para Venezuela. Su ya esquelética cadena de producción y medios de subsistencia tradicional siguen siendo vulnerados, asaltados y manejados como bodegas; con mentalidad de bodeguero y PDVSA no escapa de esa realidad. La industria petrolera está asfixiada; estrangulada. Eso lo saben sus socios extranjeros y como todo buen negociador, toman ventaja de cualquier situación de debilidad de su contraparte.
La medida de supresión temporal del ISLR obedece a una acción ya de orden terminal de un gobierno y una PDVSA fracasados, ante la reticencia de sus "socios" tradicionales a invertir y ante la propia y declarada sequía financiera de Petróleos de Venezuela. El último parapeto denominado "plan de rescate:" ha sido en esencia la principal causa de la implementación de dicha medida. Tal y como advertimos [https://www.aporrea.org/energia/a266250.html], los números no cuadran ante el riesgo de obtener resultados volumétricos adversos y ante el pobre desempeño operacional. Los indicadores económicos no cierran y el potencial de ganancias para los "socios" se percibe en consecuencia como marginal; de allí la medida tomada. Esos socios aparentemente si analizan los resultados financieros, cosa que PDVSA no hace. Esos socios no creen en socialismo, en comunismo, ni democracia, creen solo en maximizar sus ingresos.
La retórica desgastada de la hermandad solo aplica en mentes que gravitan alrededor de un discurso "cuarto-mundista", que castiga a la nación mientras favorece a extraños. Es por ello que optan por ceder en un terreno ya conquistado y que en definitiva por esa misma naturaleza de mono dependencia implícita en esa economía, expone al país a la aceleración de la destrucción total de sus finanzas; apuntando a comprimir todos los segmentos de esa sociedad hacia los niveles más paupérrimos de dependencia y marginalidad.
La producción de PDVSA continúa su ruta descendente ante la incapacidad expresa de su directiva de generar ideas y producir cambios que redunden en resultados positivos. Para el cierre de Julio nuestras proyecciones basadas en "big data" sugieren un rango de producción de entre 1.436.000 y 1.290.000 B/D según formato del reporte mensual OPEP (directa/secundarias). Nuestras estimaciones para los meses anteriores, han mostrado un error típico consistente del orden del 1%.
PDVSA cada día que pasa cae aun más profundo en las fauces de sus socios. Apenas atina a producir alrededor del 40% del volumen total nación, el resto es producido por esos mismos que hoy ponen presión para que los eximan de un plumazo, de cumplir con sus obligaciones con el fisco y la nación. Mañana pedirán aun más prebendas a sabiendas que ni el gobierno, ni PDVSA tienen otra alternativa más que ceder ante sus peticiones. Con ese panorama por delante, el potencial de exportación se esta viendo ya fuertemente castigado, limitándola de poder cumplir compromisos adquiridos con Asia principalmente y abriendo aun más las compuertas no solo a la perdida de mercados, sino a la entrega paulatina de las riquezas y el control del país a manos extranjeras.
El volumen disponible para el mercado interno, se ha visto severamente contraído a niveles cercanos a 400 MBD, representando una abrupta caída del 47% respecto a 2016, cuando mostraba cifras por el orden de 750 MBD. Si antes los 150.000 B/D extraídos a diario hacia el nefasto vecino del oeste no hacían peso, hoy esos mismos barriles representan casi el 40% del disponible total para el consumo domestico. De allí la premura en la aplicación del torniquete recién implementado a través del carnet de la patria. Todo obedece a una reacción impulsiva e incoherente de una "administración" que se siente ya arrinconada, no a una medida correctiva que de paso debió haberse tomado hace ya mucho tiempo.
Los activos de PDVSA (cifras proyectadas al cierre de Julio) continúan perdiendo volumen de manera consistente, siendo los que reflejan mayor severidad en el derrumbe, los campos de la FPO seguidos por los de Occidente, en donde por primera vez en varias décadas su producción ha cedido por debajo de los 300.000 B/D. La FPO por su parte se ubica en un nivel similar al de 2007, precisamente la misma producción de inicio del plan siembra petrolera propuesto e implementado por Ramírez y Del Pino. Ese mismo plan consumido por la abundante y despiadada corrupción por todos ya conocida y aun enquistada en esa extenuada industria y que ha terminado por ponerla en muy serios aprietos.
Si cuando para un presidente o directiva de una empresa del tamaño de PDVSA es noticia la reparación de una lancha en el lago, la venta de aceite automotor, la compra de un "desalador", la venta de unas bombonas de gas, o la conexión de una línea de flujo, hay que preocuparse. Hay que preocuparse cuando Quevedo opta por rezar para levantar producción, cuando habla de rescatar la producción siendo el responsable directo del derrumbe de más de 600.000 B/D desde su llegada en Noviembre de 2017; o simplemente hay que preocuparse cuando apenas abre la boca.
