Qué triste fue ver el deplorable espectáculo dado en días pasados por los medios de información privados, en torno a lo que constituyó, a principios de la Semana Santa, el más grande notición mundial y de gran orgullo para cualquier venezolano que se precie de querer medianamente a su Patria. Quisieron mostrar como victoria pírrica lo que se constituye en un significativo precedente jurídico en los predios internacionales. Eso es Noticia indudablemente…
Nos referimos a la decisión del tribunal británico, al cual la trasnacional ExxonMobil llevó a nuestra PDVSA a un petro-juicio amañado, con una sarta de mentiras y artilugios tecnocráticos, que no convencieron a nadie medianamente racional, salvo a quienes sufren del terrible mal del agringamiento compulsivo, síndrome cuya principal manifestación es la de asumir que todo lo proveniente made in USA es perfecto y correcto, aunque eso constituya la violación a nuestros derechos constitucionales e internacionales, pisotear la soberanía de nuestra Patria y mancillar el pensamiento sagrado de nuestros próceres.
Hace algunas semanas reflexionábamos en torno a que “ahora venían nuevamente por PDVSA”, pues obviamente esto no es un hecho aislado o casual, sino parte de un plan fríamente calculado (como diría el chapulín colorado), absolutamente estructurado con los más mínimos detalles, que evidentemente cuenta con la participación inconciente de los apátridas desvenezolanizados que, presa de su propia ignorancia, rencor y frustración, se consideran piezas claves del capitalismo global. Tontos útiles que carentes de cualquier valor ético, moral y nacionalista, ven en el modelo neoliberal estadounidense la cristalización de sus más vacíos sueños de grandeza fútil.
Provocaría hasta hilaridad si no fuese algo tan serio, el recordar las posiciones de algunos expertos petroleros y financieros, no sólo de Globovisión, Venevisión, El Nacional, El Universal y otros, sino también de algunos catedráticos, que con voz engolada y aires de eruditos, anunciaron la ruina del país. Se apreciaba en sus comentarios y opiniones (insistimos: incluso en algunos “expertos” catedráticos), cierto goce morboso por “lo mal” que supuestamente nos está yendo con la política petrolera venezolana, tantas veces reivindicada por la mismísima OPEP. Es como si una caída en nuestra economía sólo afectase a su tan odiado y estigmatizado Presidente Chávez, librándolos a ellos de cualquier perjuicio.
Venían por lana y salieron trasquilados, como reza la sabiduría popular. Ciertamente a los vivos de la ExxonMobil no le salieron las cosas como están acostumbrados, pues no contaban con la astucia (otra chapulinada) que otorga el apego a la legalidad constitucional del sabio pueblo en el poder, por lo que la oligarquía internacional y sus ungidos “expertos”, siguen saliendo con las tablas en la cabeza con cada tarea del plan contrarrevolucionario que ejecutan.
Pues sí, la petro-estafa les salió al revés. Querían unos dollares fáciles, malhabidos, a cuenta de guapos y apoyados en el poder de su capital. Querían mantener la otrora supremacía sobre las riquezas venezolanas. Venían nuevamente por nuestro petróleo, al cual han considerado históricamente como de su propiedad…y resulta que ahora deben pagar desde las costas procesales del juicio, indemnizar a PDVSA por los perjuicios directos e indirectos causados, y lo peor de lo peor: echarse para atrás públicamente con todas sus mentiras y pretensiones desestabilizadoras, lo que indudablemente fortalece a los débiles del mundo frente a las arrogancias de los poderosos…¿Qué tal?.....
Los que piensan que siempre “billete mata galán”, es bueno que vean en esto una gran lección. Para quienes siguen creyendo que sólo de dinero vive el hombre, olvidando que los valores de libertad, soberanía, honestidad y solidaridad son fundamentales para el desempeño de cualquier individuo o sociedad, que sin negar la ayuda del dinero sino más bien valorándolo en su justa dimensión y equilibrándolo con el correcto proceder, pueden encontrar en la trasquilada de la ExxonMobil un buen aprendizaje.
Se repite la historia de creer en la ignorancia absoluta del pueblo. “Yo no sé leer pero me leen…”, decía mi abuelo campesino. Los desvenezolanizados y extranjeros neoimperialistas no se dan cuenta que el pueblo ya no se deja engañar tan fácilmente. Que aquí se acabaron los pendejos. Le quisieron hacer creer que eso de la congelación de activos era sinónimo de que Venezuela estaba embargada. El sabio pueblo les respondió defendiendo a “su” PDVSA con concentraciones y marchas a favor del proceso de nacionalización real de la industria petrolera.
Luego de la trasquilada, sólo se les ocurrió el consuelo con un generalucho, ahora metido también a experto petrolero, con el cuento y que “el petróleo ya no será importante en unos 30 ó 50 años” (¿?). Amanecerá y veremos. Mientras tanto, el petro-juicio es una doble lección para reflexionar…
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