Comparto con la camarada Ivana Cardinale, su escrito sobre la mafia de los calentadores y otros artefactos eléctricos, aparecido ayer en Aporrea como “Presidente Chávez: La mafia de los calentadores eléctricos”. A nadie se le ha ocurrido medir la incidencia del uso del gas en los quehaceres domésticos en el ahorro de energía eléctrica, ni mucho menos incorporar a la construcción de viviendas líneas y acoples de gas para los baños y zonas de lavandería. Fíjense cómo ha sido, dentro de la lógica capitalista, lo contrario cuando la cocina, sitio de preparación del condumio familiar, ha sido invadida por las hornillas eléctricas en detrimento de las de gas. Aquí es bueno recordar que el diablo está presente en los pequeños detalles.
En dos líneas: Hay que desbaratar esas mafias de artefactos eléctricos para avanzar en el uso masivo del gas en los hogares venezolanos.- Dicha política debe darse bajo criterios parecidos a los de la incorporación de gas licuado en el parque automotor- e incentivar a la cadena de comercialización para introducir equipos con esta tecnología a precios justos. Si visualizamos aguas arriba en la cadena eléctrica nacional, los efectos benéficos son gigantescos.
De acuerdo a la lista que Corpoelec sacó sobre los artefactos que más consumen electricidad, la cocina eléctrica es una devoradora insaciable. Pero también lo es la secadora. Pudiera ser que con solo cambiar estos artefactos el ahorro por hogar esté cercano al 60% en factura. Pero el proceso debe darse bajo premisas populares. Por ejemplo: prever que se incorpore en los proyectos de viviendas, las acometidas de gas en los sitios ya mencionados y paralelamente se doten de los equipos a gas. Se puede establecer en sectores populares, la figura del cambalache para ir fomentando el uso del gas y fundamentalmente, difundir información al respecto. El hipermercado Bicentenario jugaría un papel de suma importancia en ello. Así mismo, pudiera establecerse un fuerte impuesto para quienes insistan en adquirir este tipo de aparatos eléctricos, pues con toda seguridad saldrán los disociados a vociferar que ellos compran lo que les da la gana y a marchar con pancartas de “Con mi cocina eléctrica no te metas”.
Mientras tanto, he allí otro nicho de especulación y de “despilfarro programado” por el mercadeo capitalista, que debe quebrarse, para avanzar en la profundización de la conciencia energética. Que chille Fedetrácala y su caterva de esquilmadores.
Así que: Revolución del Gas en los hogares de la República Bolivariana de Venezuela. Si la lógica capitalista se opone, nosotros la someteremos y haremos que obedezca al Pueblo. Somos potencia gasífera.
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