Las próximas elecciones parlamentarias son ocasión para el deslinde definitivo de posiciones ideológicas. Las decisiones que exige el avance de la Revolución producen necesariamente definiciones en todos los campos, y es en la política que se manifiestan con toda claridad.
En Venezuela ocurre una feroz lucha entre la posibilidad socialista y la restauración capitalista. Un enfrentamiento entre dos campos bien definidos. Veamos.
Uno, el campo socialista, que como es de esperar lleva en su seno importantes rasgos y partículas del capitalismo que quiere superar.
Este campo avanza con el liderazgo del Comandante Chávez a través de una tupida selva de contradicciones, errores, aciertos, búsquedas y discusiones, como corresponde a una verdadera Revolución. Pero siempre con la convicción de que el capitalismo debe ser superado, que el Socialismo es la única manera de salvar al planeta, que no hay futuro para la sociedad venezolana dentro del capitalismo.
El intento socialista venezolano ha conmovido al continente y al planeta, ha devuelto la esperanza a multitudes de excluidos, ha vigorizado las luchas justas. El decidido enfrentamiento a la hegemonía gringa trocó la geopolítica de la América. La ALBA, y UNASUR, son emblemas de la nueva situación.
Por supuesto que un proceso como la Revolución Bolivariana necesariamente despierta la ira de los oligarcas y del imperio gringo. Ya decretaron: ¡el ejemplo debe ser aplastado! ¡Chávez debe ser eliminado! Le temen por lo que ya hizo, pero más, mucho más, por lo que saben puede hacer. La Revolución debe ser guillotinada.
El otro campo es el antisocialista. Aquí se agrupan toda una fauna de agentes, politiquillos, oportunistas, partidos indefinidos, en mezcla con voceros imperiales, partidos de la cuarta, sifrinitos fascistas, los une un odio profundo a Chávez y a su accionar a favor de los desposeídos del mundo.
Tienen muchas formas de disfrazarse, de engañar, tienen un discurso construido para la ocasión electoral, hablan de muchas tonterías que todos sabemos son pura retórica, en el fondo se trata de debilitar a Chávez para truncar la esperanza, posponer una vez más el sueño.
Los campos están nítidos, las intenciones definidas: en las elecciones de septiembre se decide la suerte de la Revolución Bolivariana que encarna el Comandante Chávez. No son unas elecciones comunes, se trata de un enfrentamiento con los oligarcas internacionales y sus franquicias nacionales. Un enfrentamiento definitivo entre Chavistas contra antichavistas representantes de la muerte.
Ese es el carácter del choque brutal de septiembre, que nadie se engañe, que nadie se pierda en consideraciones superficiales, en estas elecciones sólo hay dos posibilidades: o se está con Chávez, con la Revolución, el Socialismo, el futuro de la Humanidad, o se está contra Chávez, contra la Revolución, se está por el capitalismo, por los gringos, por la muerte.
Los chavistas tenemos el deber de votar por los candidatos del PSUV, esos son los candidatos de Chávez, los que garantizan su permanencia, no hay excusas, nada que justifique no hacerlo. El pueblo debe mostrar disciplina y conciencia política.
¡Sin Chávez no hay Socialismo!
¡Sin Socialismo no hay Patria!
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