¿Qué tipo de relaciones existen entre el valor de las mercancías, la fuerza productiva del trabajo y el plusvalor relativo?
El valor de las mercancías está en razón inversa a la fuerza productiva del trabajo. Igualmente, lo está, porque se halla determinado por valores de las mercancías, el valor de la fuerza de trabajo. Por el contrario, el plusvalor relativo está en razón directa a la fuerza productiva del trabajo. Aumenta cuando aumenta la fuerza productiva, y baja cuando ésta baja. En el supuesto de que el valor del dinero se mantenga constante, una jornada laboral social media de 12 horas produce siempre el mismo producto de valor de 60 bolívares, cualquiera que sea la proporción en que esta suma de valor se distribuya entre la equivalencia de valor de la fuerza de trabajo y el plusvalor. Pero si, a causa del aumento en la fuerza productiva, el valor de los medios de subsistencia diarios y, con él el valor diario de la fuerza de trabajo cae de 50 bolívares a 30, el plusvalor aumentará de 10 bolívares a 30. Para reproducir el valor de la fuerza de trabajo se necesitaban antes 10 horas de trabajo, y ahora únicamente 6. Han quedado disponibles 4 horas de trabajo y se las puede anexar a los dominios del plustrabajo. Por tanto, el impulso inmanente y la tendencia constante del capital son los de aumentar la fuerza productiva del trabajo para abaratar la mercancía y, mediante el abaratamiento de la mercancía, abaratar al obrero mismo.
Al capitalista que la produce, le es indiferente en sí y para sí el valor absoluto de la mercancía. Sólo le interesa el plusvalor que se encierra en aquélla y que se puede realizar en la venta. La realización del plusvalor implica de suyo la reposición del valor adelantado. Ahora bien, como el plusvalor relativo aumenta en razón directa al desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, mientras que el valor de las mercancías disminuye en razón inversa a ese mismo desarrollo; como, por tanto, un mismo e idéntico proceso abarata las mercancías y acrecienta el plusvalor contenido en ellas, queda resuelto el enigma consistente en que el capitalista, a quien sólo le interesa la producción del valor de cambio, pugne constantemente por reducir el valor de cambio de las mercancías. Contradicción con la que uno de los fundadores de la economía política, el doctor Quesnay, atormentaba a sus adversarios sin que los mismos pudieran responderle: "Reconocéis", dice Quesnay, "que en la fabricación de productos industriales, cuanto más se economice en los costos o en trabajos dispendiosos, sin detrimento para la producción, tanto más ventajoso será ese ahorro porque reducirá el precio de dichos productos. Y sin embargo creéis que la producción de riqueza que resulta de los trabajos de los industriales consiste en el aumento del valor de cambio de sus productos".
Por ende, la economización de trabajo mediante el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo de ningún modo tiene por objeto, en la economía capitalista, la reducción de la jornada laboral. Se propone, tan sólo, reducir el tiempo de trabajo necesario para la producción de determinada cantidad de mercancías. El hecho de que el obrero, habiéndose acrecentado la fuerza productiva de su trabajo, produzca por ejemplo en una hora 10 veces más mercancías que antes, o sea necesite para cada pieza de mercancía 10 veces menos tiempo de trabajo que antes, en modo alguno impide que se le haga trabajar 12 horas, como siempre, y que en las 12 horas deba producir 1.200 piezas en vez de las 120 de antes. E incluso existe la posibilidad de que simultáneamente se prolongue su jornada laboral, de tal modo que en 14 horas produzca 1.400 piezas, ctc. Por eso en economistas de la calaña de un MacCulloch, Ure, Senior y todos los demás leemos en una página que el obrero debe agradecer al capital porque éste desarrolla las fuerzas productivas y reduce así el tiempo de trabajo necesario, y en la página siguiente que le debe demostrar su gratitud trabajando en lo sucesivo 15 horas en vez de 10. En el marco de la producción capitalista, el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo tiene por objeto abreviar la parte de la jornada laboral en la cual el obrero tiene que trabajar para sí mismo, y precisamente por eso prolongar la otra parte de la jornada laboral, en la que aquél tiene que trabajar de gratis para el capitalista. Hasta qué punto también se puede alcanzar este resultado sin abaratar las mercancías, es cosa que se pondrá de manifiesto al examinar los procedimientos particulares de producción del plusvalor relativo.
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