El sistema político venezolano debe ser transformado en su totalidad, las estructuras y los formatos de trabajo proselitista exigen un nuevo nivel en las estrategias de conformación de nuevos liderazgos que se acoplarían a las distintas comunidades que conforman el sentir venezolanista. La idea fundamental es que el proceso democrático se consolide y nos lleve a una pluralidad de concepciones enmarcadas en una sola realidad geopolítica y que determine una posición histórica de fraguamiento doctrinal bajo una sola voz que conlleve a una matriz de opinión, luego de haberse ejecutado una serie de debates ideológicas y proyectar una doctrina bolivariana. El consenso político ayudará marcadamente a los circuitos electorales. Por esto, debemos efectuar plenarias para asistir al pueblo en sus necesidades y proyecciones. Esto, en parte disminuiría la polaridad y entraríamos en camino de una doctrina social donde estaría en juego el equilibrio geopolítico y los aportes argumentativos de los consejos comunales.
A nivel mundial estamos en un momento de cambios políticos, nada es transferible. Los partidos de oposición lucen engañados porque se encuentran regidos por unas organizaciones civiles norteamericanas que le fluyen dinero y aportan para la mediatización del país y que éste se haga más permeable para su discontinuidad con la historia. Los viejos partidos son una cáscara de ideas que no buscan ser remplazadas por los nuevos elementos históricos y la renovación de sus proyectos en la colectividad, carecen de arraigo popular, ya no arrastran a los sectores humildes hacia su núcleo de trabajo, porque, ignoran sus dirigentes que la historia visualiza nuevos giros por la globalización y los nuevos retos comerciales en el eje Brasil- China- La India y Estados Unidos. En este caso, Inglaterra, Alemania y Francia son Estados concepcionistas, teóricos de una realidad política y juegan a su propia homogeneización.
La oposición en uno de sus errores muy marcados es ir contra la Reforma del Estado, habidas cuenta que todos los países del mundo deben revisar sus fundamentos legislativos y adecuarlos a las nuevas marcaciones internacionales que busca naturalizar las zonas de comercialización internacional, observando la importancia de los productos energéticos . Estamos frente a un globo de ensayo, algunas organizaciones ven con mucho interés los hechos preliminares a 2012 y planifican esquemas de perturbación para dañar la imagen del Estado. Lo peor, nadie se queja y asume un punto de control para éstos desafíos que dañan la infraestructura de la nación. A un saboteador se le lisonjea, pero queda libre. Algo, incomprensible. Existen planes funestos en la teoría del Estado. Aquí, nada es obra de la casualidad.
Estamos frente a un nuevo orden filosófico e ideológico, que debe plantearse en las agrupaciones políticas para lograr un ideario común que determine la acción de un Estado más articulado con la realidad y que le proyecte seguridad y convivencia social al ciudadano, todos deben compartir un ideal común, la defensa de ser ciudadanos y el respeto a nuestra identidad nacional.
No bastan los contactos directos con el pueblo. Tanto el oficialismo como la oposición deben ofrecerles a las comunidades una plataforma de acción laboral que conforme una realidad social que les ayude con el grupo familiar y avanzar hacia una identidad territorial para un bien colectivo. La propuesta es para oficializar la acción de un liderazgo común con una ideología integral que determine un trabajo político de conjunto.
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