Las victorias tienen su tamaño
específico y deben tener también un resultado estratégico. Si bien
el sabor de la victoria del 26S en Venezuela, al obtener la mayoría
absoluta en la próxima Asamblea Nacional nos dejó un sabor rancio
en la boca a muchos militantes de la revolución bolivariana, adobado
con el alerta de los sucesos acontecidos en Ecuador, que de igual manera
constituyeron otra victoria similar, en la que ganó la revolución
ciudadana desnudando una debilidad que permanece, es un momento histórico
que obliga a revisar, rectificar, repotenciar, radicalizar y retomar
de nuevo con una fuerza indispensable de compromiso de lucha, la meta
fundamental de las luchas sociales revolucionarias tanto en lo local
como en lo continental en nuestra América.
El fragor revolucionario es
la lucha de lo viejo contra lo nuevo y de lo nuevo contra lo viejo,
las viejas estructuras de poder capitalistas se resisten a los cambios
ya con la desesperación vital de lo que no quiere morir, esta urgencia
mortuoria es un peligro evidente, pues, como se demostró en Ecuador,
son fuerzas desesperadas que harían cualquier cosa por permanecer y
retomar sus mandos parcialmente secuestrados y en manos de las luchas
populares. Las fuerzas revolucionarias y que representan el cambio,
de igual forma, se manifiestan con una mayoría que nos brindó estas
dos victorias, pero en las que hay algunas grietas, fallas, inconsistencias,
faltas de fortalezas, que se hace indispensable convertir en conciencia
de lucha, en verdadera interpretación del momento histórico, para
convertir las debilidades en fortalezas indispensables para las próximas
luchas en las que es necesario vencer.
¿Cuáles son estas fallas?
Todo se arropa en la conciencia de lucha de clases sociales. El desarrollo
de nuestras revoluciones marcha sobre los rieles de la toma de conciencia
de las clases por siempre desposeídas, de allí nace esa mayoría simple,
de la mitad mas un poco más, que hace que, desde lo electoral, seamos
inderrotables, pero denota que las fuerzas opositoras han sabido polarizar
a favor de ellos a un porcentaje importante del pueblo.
Nuestro comandante hace un
llamado a repotenciar aquella anterior instrucción de aplicar las 3R:
Rectificación, revisión y reimpulso de la fuerza revolucionaria, que
de haberse asumido de forma impecable hubiera arrojado otros resultados.
El gatopardianismo es un gran enemigo para nuestro proceso revolucionario,
hablar, decir y no hacer, de manera que al final todo queda casi igual,
es un riesgo que no debemos correr nuevamente.
¿Cuáles son las fallas
que debemos corregir con este llamado de las 3R al cuadrado, al cubo,
al infinito? Quiero expresar algunas aproximaciones.
Polarizar debe significar marchar
hacia una lógica histórica: la clase dominante, opresora, la clase
burguesa, no es conformada sino por una minoría que no debería pasar,
dejándole un margen que incluya a sus aliados de la clase media alta
vendida, de un 20 por ciento de la población. Por tanto, una meta importante
en estas 3R es crear conciencia de la lucha de clases en un 25 por ciento,
al menos, de esa franja que conforma la mitad minoritaria dentro de
nuestra sociedad en transformación. ¿Quiénes son ésta franja?
Una buena parte la conforma la clase media, otra, los viejos cuadros
políticos que vivieron comprometidos con la 4ta república, una parte
de las nuevas generaciones con poca memoria histórica, falla nuestra,
la población que por ser religiosas vaticínales, son envenenados desde
los púlpitos de las iglesias, y por último, esos dos millones de chavistas
que no fueron a votar, lo mas probable por la costumbre de que solo
lo hacen en elecciones presidenciales. Por tanto: Es necesario generar
niveles de lucha inmediata que repotencien nuestra capacidad de avanzar
de forma efectiva y victoriosa para ir tomando y haciendo nuestras las
conciencias de todas y todos los que describo como poblaciones distorsionadas
por la presión político, religiosa y mediática de la oposición,
avanzar por la crítica de nuestras fuerzas más concientes y comprometidas
para que la “revolución” se muestre con su rostro humanista y amoroso,
como debe de ser, ofreciendo la mayor suma de felicidad posible. Si
sabemos que tanto en ministerios como otras instituciones de gobierno,
gobernaciones y alcaldías, institutos de servicios públicos, están
trabajando desde sus cargos fijos irremovibles, viejos funcionarios
que llegaron allí por los gobiernos de la cuarta y que se dedican a
sabotear y entorpecer el trabajo de atención al pueblo, espantando
a las generaciones jóvenes que se sienten maltratadas y decepcionadas
de sus primeros contactos con lo que significa para ellos la revolución,
es decir el gobierno. Hay que repotenciar al cuadrado políticas de
acercamiento a la clase media, aquella organización de la “clase
media en positivo” debe fortalecerse y hacer lo suyo para que esta
clase media deje de ser adoradora de la clase rica y pierda su alergia
por la clase pobre, una ética profesional a todas y todos los que están
siendo incluidos en neuestras universidades para que su título no sea
un tiket de entrada a las clases privilegiadas, sino para que el privilegio
de los saberes sea un compromiso de lucha por la nueva patria en construcción,
acompañado de la visión de que en el capitalismo la clase media es
la más golpeada en las crisis y para ello tenemos los mejores ejemplos
en las crisis mundiales en EE.UU y Europa. Hay que polarizar no peleando
sino “catequizando” a esa masa narcotizada por la religión al servicio
del imperio, ya tenemos un buen contingente de sacerdotes hijos de la
teología de la liberación quienes deben comprometerse y ser apoyados
en las tareas de los próximos dos años.
Aplicar las 3R al cuadrado,
es un compromiso personal de cadas revolucionario, es deslastrarse de
todo el ropaje cuartorepublicano heredado y vestirse con los gloriosos
uniformes de soldados de la esperanza y del futuro de la nueva humanidad.
Repotenciemos las 3R, demos una victoria con Respuestas y resultados. ¡Venceremos!