El empresariado nacionalista no por nacionalista deja de ser empresariado

Liberación Nacional

Una de las cuestiones más importante en política, especialmente para los y las marxistas, es la plena comprensión de lo que significa táctica y estrategia, y su correcta plasmación en las líneas políticas y programas de los partidos revolucionarios que son vanguardia de las masas en las coyunturas históricas. En América Latina no podemos hablar de revolución sin contemplar en ella la liberación nacional, dado la objetiva e histórica dominación del imperialismo yanqui sobre nuestra economía, política, cultura y soberanía.

Cuando, desde una concepción general revolucionaria y marxista-leninista concretamente, hablamos de la necesidad de completar para nuestros países la liberación nacional no estamos en lo absoluto pretendiendo decir que en ellos la revolución es por etapas, por aquello del “etapismo” del que tanto reniegan, con sobrada razón, algunas corrientes de izquierda. Cuando los y las comunistas  de Venezuela decimos liberación nacional concebimos esta acción en unidad dialéctica con el avance al socialismo, dicho  más sencillo: a la par que nos liberamos del dominio yanqui debemos avanzar en la construcción del nuevo modo de producción que sustituirá al caduco e injusto capitalismo (es decir, el socialismo).

La liberación nacional de los reformistas y no de los revolucionarios, plantea  la unidad con la burguesía no monopólica como fin último y no como medio; es decir, lo plantea como programa (estrategia) y no como línea política (táctica) al levantar las banderas de la soberanía siempre en beneficio directo a los interés del empresariado nacionalista, que no por nacionalista deja de ser empresariado, lo cual convierte a la liberación reformista en un proceso que se trunca por sí mismo al no cumplir el rol histórico de toda liberación que es servir a las causas populares y eso, que quede claro, no es lo que plantea el PCV.

Al estudiar con criterio científico la historia de nuestros países podemos concluir que la interpretación de José Martí cuando dijo que Bolívar aún tenía por hacer en nuestra América no solo es correcta sino también necesaria, porque en nuestro continente, aun y cuando con la gesta independentista se logra la independencia política, en términos económicos concretos seguimos dominados por una potencia extranjera; de allí lo que afirman, en sus más de 90 años de existencia la mayoría de los Partidos Comunistas de nuestro continente, la liberación nacional no es capricho romántico de nadie sino necesidad objetiva del proceso revolucionario y no hay por lo tanto contradicción alguna entre el socialismo (como fase inferior del comunismo) y la liberación nacional que debe dejar en agonía los intereses imperiales que solo podrán ser liquidados por la socialización de los medios de producción; de allí pues que en América Latina la recuperación por parte de un estado progresista de grandes sectores económicos dominados por la burguesía proimperialista o directamente por transnacionales sea un hecho revolucionario de fondo y forma aunque el radicalismo pequeñoburgués pretenda negarlo.

Más aún, la unidad latinoamericana, el enfrentamiento con la doctrina Monroe (viva todavía), la lucha contra el panamericanismo gringo y contra el ALCA son de hecho acciones que sirven a la revolución así no les guste a nuestros amigos anarquistas y quizá vistas desde un objetivo histórico profundo no solo sean medidas que sirven a la construcción revolucionaria sino que son medidas revolucionarias en sí, porque permiten la posibilidad de que la clase obrera pueda erigirse muy pronto en clase que rompa con la propiedad privada sobre los medios de producción liberados de las garras del imperialismo, ahora en manos de un estado nacionalista o en manos de una burguesía nacional, pero que en definitiva deben pasar a propiedad social para que, como lo afirmamos arriba, pueda completarse la liberación, eso es pasar de la liberación nacional a la liberación social y eso está plasmado de manera muy clara en el programa y línea política del PCV aunque los extremistas de izquierda no quieran leerlo y de una manera muy interesada y sospechosa, sospechosa porque su anticomunismo a la final sirve más al enemigo que la liberación nacional que “ellos” dicen enfrentar, pregonen a las masas, que en general no conoce a fondo el problema teórico sobre la unidad dialéctica entre liberación nacional y socialismo, que el PCV habla de la alianza con la pequeña burguesía y por lo tanto es un partido pequeño burgués.

Lo anterior representa algo así como intentar mandar al PCV a la arena del coliseo junto a los leones utilizando una desfiguración intencional de algo que está plasmado muy claramente en todos nuestros documentos, solo hay que leer un poco.

En esa misma línea anti comunista, que tiene diversas expresiones, existe una que es aún mucho más sensible para las masas como aquella inmensa mentira sobre el supuesto antibolivarianismo de los comunistas en Venezuela, desdeñando los esfuerzos históricos de nuestro partido por rescatar la figura revolucionaria del Libertador frente a esa caricatura desdibujada que ha pretendido hacer la burguesía de las contundentes acciones revolucionarias de simón Bolívar; curiosamente quienes más nos tildan de antibolivarianos son los que más nos atacan por el planteamiento sobre la liberación nacional tal y como lo hace un lamentable escrito  de una señora de apellido Tristán aparecido en un semanario recientemente y que cuestiona la pertinencia del Polo Patriótico al querer presentar al PCV como aliado histórico de la pequeña burguesía nacional, digo lamentable entre otras cosas por la capacidad de mentirle a las masas que tiene algunos/as articulistas en nuestro país.

El horizonte estratégico de todo partido comunista en el mundo no puede ser otro, como lo es en el caso del de Venezuela, que el socialismo; pero la aplicación de la dialéctica nos exige análisis concretos para la realidad objetiva a fin de que se derive de este análisis la táctica correcta para la estrategia correcta, hacer otra cosa es jugar con el destino de los pueblos. El error radica fundamentalmente cuando se le dice etapismo al cumplimiento de una línea política en función de un objetivo estratégico.

Ciertamente no todos los procesos de liberación nacional que se han abierto en muchos países han avanzado a la construcción del socialismo, pero no existe ni un solo ejemplo de países que sin cumplir dialécticamente con la liberación nacional hayan podido acumular fuerzas para romper la dominación del capitalismo.

Sin lugar a dudas que la liberación nacional y el socialismo en América Latina caminan de la mano sin “etapismo”. Por eso en la actualidad venezolana la caracterización que hacemos los comunistas es objetivamente correcta: vivimos un proceso de liberación nacional con perspectiva socialista, todo dependerá de la correlación de fuerzas que logremos construir en la derrota del capitalismo y del reformismo.

Militante del PCV

edgarml79@gmail.com

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Edgar Meléndez*


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