Carta abierta a un verdadero proyecto político revolucionario (II)

Los organismos direccionales del país siguen sumidos en el manto de la incapacidad para poner freno a la rapiña convertida en normas de conducción.

La ambición desmedida por el enriquecimiento violento de los nuevos y pocos revolucionarios ante el empobrecimiento de la mayoría de los venezolanos es el ritmo que estamos bailando. Esas nuevas minorías elitescas y que revolucionarias, abusan de los pingües beneficios que otorga ese poder, que creídos de justicia les dimos todos.

Ahora el camino es de encomendarnos en la difícil tarea de limpiar el sistema verdadero y revolucionario el cual se han empeñado en desfigurar las mafias, las camarillas politiqueras, que se hacen llamar revolucionarias y que en el trayecto de estos cincuenta y dos años se han ungido como los nuevos libertadores, adecos, copeyanos y pesuvistas, los cuales no han sido otra cosa que un “claque”, que ha estafado, usurpado, robado y enajenado, los mas puros y más nobles conceptos del pensamiento revolucionario, conseguidos por las constantes luchas de nuestro amado pueblo, los cuales supuestamente habíamos consolidado el 23 de Enero de 1958 y luego el 4 de Febrero de l992.

Pero no fue así, los procesos de estas revoluciones resultaron ser cambios de personas únicamente que vinieron a continuar para alimentar el monstruo solapado que se esconde en las sombras de la corrupción, el hambre, la miseria, la inmoralidad, las promesas, la hipocresía, la ineptitud, el caradurismo, la injusticia, la entrega y la explotación. Estos miserables solo se han empeñado es en hacer de nuestra patria una madriguera de delincuentes.

Los derechos sociales y políticos son del pueblo, no de quienes pretenden ejercer la mentira, el engaño desde el poder.

Como ya lo dije, Venezuela ha sufrido tres cambios decisivos en su nuevo rumbo en estos 52 años, el primero el 23 de Enero de 1958, el segundo el 27 de Febrero de l989 y el tercero el 4 de Febrero de l992, tres fechas que ya han pasado a la historia por el impacto decisivo que han tenido en la vida nacional. Tres fechas que marcan un “antes” y un “después “que no se borraran en todo este tiempo, pues marcaron con hierro candente la mente de los venezolanos.


SOBREVIVIENDO


Durante cincuenta y dos años, hemos escuchado hablar de ondas transformaciones políticas y sociales, hasta hoy solo en teoría. La verdad es que estos planes nos han ido deviniendo, por ironía de nuestra historia, en el país de la pobreza, la miseria y el hambre. Venezuela que nació entre los ojos del mundo como la tierra prometida, como el dorado, se transformó, pero no por sus riquezas naturales, si no simplemente por la consecuencia inevitable de su recurso humano, que como Estado se hizo independiente de la nación provocando una destrucción de todo y convirtiéndonos en un país de sobrevivientes. De paraíso terrenal se nos ha convertido en un infierno, la riqueza es nuestra mayor miseria, la opulencia nuestra mayor hambre y la abundancia la mayor pobreza. La esperanza revolucionaria, tan luchada por todos, se convirtió también en la crisis, pues se hizo hija predilecta de la cultura neocolonial dominante. En el plano de la conciencia colectiva vivimos un impacto que nos estremece: El derroche, la opulencia, la corrupción, la delincuencia, la trampa, el fiasco, la irresponsabilidad, la inmoralidad ciudadana, la indignidad, es el pabellón que enarbola con valentía este sistema que osa llamarse revolucionario y hasta socialista.

Respiramos por doquier un aire nauseabundo, una cultura inválida, un espíritu sin corazón. La falta de valores éticos y morales se ha extendido, lo único que interesa es que nos odiemos, en una palabra, no nos interesa la nación, todos los días se aumenta el hambre, cero trabajo, crecen los humildes entre las migajas, entre las misiones, crecen los niños de la y en la calle como pordioseros. Interesa solo la avaricia revolucionaria de acumular capital, de tener dólares para negociar como lo están haciendo en el nuevo strato politiquero.

Todos los llamados revolucionarios solo los mantiene la esperanza de enriquecerse fácilmente, mis ex compañeros hoy son intocables de la noche a la mañana, con uno que otro negocio, el ambiente de trampa, del robo descarado, el de colearse en la fila, el de evidenciar que se tiene palancas, violar groseramente toda norma humana, es la cultura que pierde toda vergüenza. El mito del derroche se expandió sin escrúpulos por todas partes, mientras Venezuela se encuentra sobreviviendo.

La realidad que no se quiere reconocer es que continuamos viviendo una crisis estructural profunda, cuya única salida objetiva y natural es una verdadera revolución social. Estoy claro, no existe otra alternativa, pero los momentos políticos se han perdido y se pierden hoy más que nunca, pues al ver la forma del trabajo político, por supuesto que tienen que venir las discrepancias, eso que vemos no es la forma de hacer revolución y lo imperdonable la no aceptación a la critica y a la no creación de un verdadero partido revolucionario. Aquí es mentira que se haya planteado una reforma agraria campesina radical. Aquí es mentira que se hayan cambiado las estructuras burguesas del poder. Aquí es mentira que nos estemos liberando realmente del neocolonialismo o que se haya intentado luchar contra el neoliberalismo. Otro tanto podemos decir de las instalaciones petroleras las cuales están en manos extranjeras. Es verdad se habla de socialismo, pero sin el carácter revolucionario nacional con que se debe trabajar, acá hay una línea divisoria la cual se abre a un enfrentamiento mas que político, personal, lo que significa, sin lugar a dudas que la dirección y todo lo que ha ocurrido en el país está manejado por una a nueva especie burguesa. Por supuesto, todavía estamos a tiempo los verdaderos revolucionarios de conciencia a encaminarla.

(…Continuará)

vrodriguez297@hotmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2482 veces.



Víctor J. Rodríguez Calderón


Visite el perfil de Víctor Rodríguez Calderón para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Víctor Rodríguez Calderón

Víctor Rodríguez Calderón

Más artículos de este autor