En política existen, por su calidad y fines, varios tipos de apoyo bien sea a una personalidad, grupo, movimiento o partido político; en atención a lo anterior los apoyos pueden ser unos clientelares y oportunistas, otros ciegos y carentes de toda crítica lo cual roza muchas veces el fanatismo y es al tipo de apoyo que comúnmente llamamos seguidismo y está también el apoyo que basado en las convicciones y principios (personales y colectivos), otorga un respaldo crítico, constructivo, no clientelar y mucho menos oportunista en la visión siempre de lograr una meta para el bien común. Demás está decir que este último tipo corresponde al apoyo revolucionario, entre otras cosas porque ningún revolucionario o revolucionaria puede ser seguidista, fanático, oportunista o traidor.
Al ser los(as) comunistas estudiosos(as) y estudiantes de la ciencia para la transformación social; es decir, del marxismo-leninismo, basamos nuestro apoyo en la convicción, los principios, la objetividad, el bien común y la coincidencias de metas, y en parte debido a esto es que los Partidos Comunistas del mundo y todas las organizaciones marxistas son muy cuidadosas en la elaboración de sus programas y líneas políticas ya que los elementos allí plasmados son la guía para establecer los apoyos a líderes provenientes de otros partidos cuando se establecen alianzas que deben estar siempre en correspondencia a dichos programas.
Podríamos resumir lo anterior y adaptarlo al momento actual de la siguiente manera: los(as) comunistas de Venezuela apoyamos al presidente Chávez porque el mismo encabeza a un gobierno que como expresión de una etapa del proceso revolucionario nacional levanta y ejecuta un programa que es coincidente en muchos aspectos con lo que plantea el Partido Comunista para hacer de este país un país socialista, son coincidencias programáticas que blindan la posibilidad de una traición pero que por ninguna parte execran la crítica constructiva siempre que esta sea necesaria para evitar errores o desviaciones. Por eso no nos preocupa en lo más mínimo cuando se trata de manipular nuestras posiciones tanto del lado de los seguidistas como del lado del oposicionismo apátrida. Que quede claro que en ninguno de los dos casos nos referimos al pueblo llano.
Sí un apoyo basado en un principio que a su vez comprende una meta de gran magnitud histórica como es el nacimiento de la Venezuela socialista está basado, como está el apoyo de los(as) comunistas al presidente Hugo Chávez, en coincidencias programáticas profundas, este apoyo no permite ni alberga la traición a pesar que muchos compatriotas del partido de gobierno no lo vean tan claro; y precisamente por esa falta de claridad política se ha preferido muchas veces la adulación interesada de un oportunista o infiltrado que la crítica profunda de un comunista; resultados: Rosendo, Luís Miquilena, Alfredo Peña, Ismael García, Juan José Molina, y dejemos la lista de traidores hasta aquí porque es muy larga. Lo que sí es cierto es que en ningún caso verán entre dichos nombres a un solo militante del PCV a pesar de que a muchos y muchas les disguste que seamos practicantes de la crítica y autocrítica como expresión de nuestro leninismo.
La única forma de ser revolucionarios(as) corresponde a establecer un apoyo que reconozca el liderazgo del Presidente Chávez, sin seguidismo ni oportunismo, como un liderazgo fundamental para el avance del antiimperialismo, de la unidad latinoamericana, de la denuncia internacional del capitalismo, y que además sea justo en reconocerle como una persona que ha demostrado su amor por el pueblo y cuyo gobierno ha logrado importantes avances sociales, pero de allí a ser seguidistas estamos muy lejos los comunistas. Este proceso, que defendemos y defenderemos, tiene carencias y fallas que hay que advertir y revertir a tiempo para poder enfrentar de manera efectiva a los enemigos de la revolución, que no son pocos.
(*)Militante del PCV
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