Tomó el famoso titulo de Nietzsche uno de los escritores preferidos del Presidente, para discurrir a través de estas líneas algunos comentarios entorno a una sola de las tantas razones que tenemos los venezolanos para votar este domingo por Hugo Chávez Frías.
No hay dudas de que Chávez es un hombre humano, demasiado humano. Si algo eleva la personalidad del Presidente de Venezuela a estadios superiores de la política tradicional es su sensibilidad social y su extraordinaria condición humana.Más allá de todos los esfuerzos que ha hecho Chávez para sacar de la pobreza a millones de compatriotas facilitándoles vivienda, salud, alimentación y otras cosas materiales, no cabe duda de que el pueblo, además de eso, por supuesto, aprecia en el mandatario valores intangibles y espirituales como la comprensión, el cariño y la ternura. Entre el pueblo y Chávez hay una profunda empatía. Una conexión amorosa y existencial jamás vista en este país.
Ningún presidente en la historia de Venezuela había interpretado con tanto acierto la manera de ser, la idiosincrasia, la cultura y el alma, del pueblo pobre, de los “pelabolas”, de los marginales como peyorativamente dicen algunos. De ese pueblo que ha sufrido en carne propia el desprecio y la marginación por parte de quienes históricamente lo han visto desde lejos, por encima del hombro y hasta con asco y repugnancia.Hugo Chávez, el Tribilín o el Arañero de Sabaneta, como se hace llamar, ha penetrado sin poses al mundo agreste y sufrido de la pobreza de donde viene, identificándose y devolviéndole la esperanza a sus iguales. Esa energía y esa metafísica solo ha sido posible porque Chávez, jamás se ha avergonzado de su origen popular, sino que más bien lo reafirma hasta en su manera de hablar.
No es casual que hombres, jóvenes, mujeres y niños lloren de emoción y alegría por Hugo Chávez. No son postales ni lágrimas fingidas como intentan decir algunos insensatos. Bastará con ir a cualquier concentración donde asista el Presidente para darse cuenta de la energía que se produce entre sus seguidores. Este es un fenómeno sociológico atípico en nuestro país y sin parangón en la historia de América Latina. No en vano cuando los periodistas preguntan a sus seguidores el ¿por qué votarás por Chávez? la mayoría de ellos contestan simple y lacónicamente: “porque lo amo”. Lo que no saben quienes aún dudan de la victoria de Chávez el próximo domingo es que la palabra “amar” encierra un gran contenido. No es tan cursi ni tan hueca como algunos quisieran.
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