Diario de Zamora II
Ayer circuló una fotografía de mi comandante Chávez por internet, que le tomaron mientras él le hablaba a miles de personas en Caracas bajo un aguacero torrencial. En la imagen está el comandante de frente dirigiendo su mirada hacia el horizonte y las gotas de la lluvia se ven suspendidas en su rostro. Yo, al ver esta imagen quedé conmocionado por unos segundos. Este hombre bajo la lluvia, en ese instante parecía bendecido por todos los dioses de la tierra. Este hombre rodeado de pueblo, es ahora, la más grande esperanza de toda la humanidad.
Muchas personas de derecha en el mundo, ignorantes o “neutrales” en la política (que son de derecha también, así no lo sepan o no lo quieran reconocer) dirán que los chavistas estamos enceguecidos por una pasión irracional, pero eso no es así, los chavistas además de tener pasiones tenemos razones.
El pasado lunes 1 de octubre murió Eric Hobsbawm, el historiador más importante del mundo moderno; que yo sepa, él no era chavista, de hecho su principal obra Historia del siglo XX, fue editada apenas en 1994, cuando Chávez estaba encarcelado por la oligarquía. Pues bien, una de las conclusiones principales de esta magna obra histórica fue la siguiente:
“El Estado, o cualquier otra forma de autoridad pública que representase el interés público, resultaba ahora más indispensable que nunca. […] De una manera o de otra, el destino de la humanidad en el nuevo milenio dependerá de la restauración de las autoridades públicas”.
Más allá del desafío de construir un socialismo en el siglo XXI, propósito que se refrendará el próximo domingo 7 de octubre, la Revolución Bolivariana de Venezuela ya ha aportado y ha demostrado a todo el planeta, con hechos concretos, que la restauración de las autoridades públicas, como dijo Hobsbawm, no sólo es una política deseable sino que sí es posible. En este nuevo milenio cuando el capitalismo ha generado más muerte, hambre, desolación y crisis por doquier, acá, en la tierra de Bolívar, mi comandante Chávez y el pueblo venezolano han demostrado que la humanidad sí puede ser distinta, distinta a toda la basura del capital. ¡Acá, se está haciendo política para la vida! Los que no se han dado cuenta de eso, es porque no quieren ver.
Yo, entre tanto, he estado disfrutando de la Revolución Bolívariana en su parte llanera, he aportado en la formación política de la Empresa Socialista de Riego de Rio Tiznados del Guárico. En las últimas semanas, en varias áreas de la empresa, con trabajadores y productores agrícolas he presentado conferencias sobre Mercosur, sobre el socialismo y la agricultura en los siglos XX y XXI. Yo lo puedo confirmar, certificar, no es panfleto, no es demagogia, acá en Venezuela, no se para de estudiar política, de debatir, de formar conciencia colectiva. Claro que hay conflictos, que hay altercados menores, los venezolanos todo lo hacen a “coñazos”, siempre eufóricos y exaltados, pero siempre henchidos de amor. Además, sigo aprendiendo del campo, no crean que he estado encerrado en una empresa, no; he estado, recorriendo el llano, con altivos llaneros, escuchando música llanera, cantándola con ellos, todos apasionados felices, he sembrado guayaba, he visto como se cosecha el maíz, he tomado ron por cantidades enormes, he comido “parrillas” carne asada en el camino, he visto fincas gigantes. He constatado que el Estado Bolivariano, sólo ha rescatado los latifundios improductivos, he visto con mis propios ojos como a las fincas productoras de privados les está yendo mejor con la revolución, he hablado con varios productores agrícolas independientes que me han expresado que con la revolución su producción se ha incrementado un 50%. Salgo a caminar, como a diario viandas deliciosas, veo por doquier mujeres bonitas, convivo con alegres y fuertes llaneros. Esta tierra es fértil en hombres, mujeres y revoluciones. Nada tiene de raro que la principal revolución de la humanidad a principio del siglo XXI la estén haciendo los venezolanos, tienen el carácter para hacerlo. No se enojen conmigo, mis compatriotas colombianos, nosotros somos muy parecidos al pueblo venezolano; o mejor dicho, parecidos no, somos iguales, de la misma estirpe bolivariana, lo que pasa es que en Colombia llevamos 200 años enfermos de una peste: el santanderismo, y de eso todavía en mi tierra muchos no se han curado.
Hoy escribo poco, porque ahora no hay tiempo para escribir, toda la energía está concentrada en el 7 de octubre. Por lo pronto anuncio que el capítulo 12 de este diario será el último. Y lo escribiré días después de la gran victoria de nuestro comandante Chávez. Se acaba el diario, pero no mi aventura en Venezuela, ahora comenzará una nueva etapa, me formaré en ganadería, con maestros cubanos, con el tesón de los venezolanos, y no en una ganadería extensiva de latifundios enemiga de los pueblos y favorecedora del capital, no; aprenderé de la sabiduría cubana, una ganadería intensiva en pequeños lotes de tierra, respetuosa de la vida y la naturaleza, dirigida a la consolidación del socialismo y a la soberanía alimentaria de nuestros pueblos. En fin, ganadero por las mañanas, historiador por las tardes; además ya me han aprobado nuevos proyectos de formación histórica, política y filosófica que dirigiré yo. Ahora es que me volveré fuerte, ya vendrá el tiempo que regrese a Colombia a cumplir mis promesas.
Hoy con toda la alegría y altivez del mundo, a todos aquellos que pusieron en duda mi vocación bolivariana, con una carcajada y el alma plena y serena, a todos esos los mando pal´ carajo. A los amigos y a las amigas que me han acompañado y ayudado en esta apasionante aventura, les agradezco y les amo… Hemos triunfado… En dos días, el próximo 7 de octubre de 2012, el triunfo de mi comandante Chávez será colosal, su triunfo también es mío, es el de todos, es el triunfo de la humanidad.
Frank David Bedoya Muñoz
Tiznados, 5 de octubre de 2012
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