Después de este histórico triunfo que representa un avance consolidado en la construcción de una sociedad más justa para todos los venezolanos, se debe entender que en este proceso de cambios y transformación que se inició hace más de una década, y que por ende aún no esta terminada ni pretende que sea así, debe emprenderse una nueva etapa de ajustes tácticos, que permitan a la revolución bolivariana consolidarse como un polo hegemónico de poder en el continente.
Una vez superada la resaca electoral, y por ende la algarabía del triunfo del pueblo, es fundamental, hacer un balance consciente y racional de los resultados electorales, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo.
En lo cuantitativo, son diversas las interpretaciones y análisis que pueden darse, pero sólo me suscribiré a mostrar los siguientes, en tanto que echa un vistazo histórico de los resultados de las elecciones presidenciales desde 1998.
ELECCIONES PRESIDENCIALES
1998
2000
2006
2012
Votos por Chávez
3.674.021
3.757.773
7.309.080
8.062.056
% Chávez
56,20%
59,80%
62,80%
55,14%
Votos contra Chávez
2.864.343
2.530.805
4.321.072
6.468.450
% No-Chávez
43,80%
40,20%
37,20%
44,24%
Votos Válidos
6.538.354
6.288.578
11.630.152
14.614.875
Inscritos
11.013.020
11.720.971
15.788.063
18.903.937
Abstención
40,6
46,30%
26,35
19,2
Elaboración Propia. Fuente: CNE.
En este cuadro se muestra un avance sustancial en cuanto al apoyo popular que viene logrando la revolución bolivariana y el líder Hugo Chávez. La cantidad de votos obtenidos demuestra una creciente constante en números absolutos y porcentuales, pero hasta esta elección del 7-O de 2012, hay un decrecimiento desde el punto de vista porcentual. Otro elemento que no debe dejarse a un lado, es que el padrón electoral ha crecido. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta y valorar el hecho que luego de 14 años de gobierno, el presidente Hugo Chávez cuenta con un amplio apoyo popular, al punto de obtener victorias por encima de los 2 dígitos de diferencia contra sus contrincantes en todos los procesos electorales presidenciales. Y en esta última, a pesar del desgaste natural de la gestión gubernamental y la campaña opositora impresionantemente financiada por grandes corporaciones internacionales, el triunfo electoral es abrumador, con lo cual le otorga una victoria política y moral muy sólida al proyecto socialista.
Ahora bien, los votos que ha obtenido la oposición al proyecto revolucionario durante esos procesos electorales también han sostenido un crecimiento moderado e importante de tener en cuenta. Sin embargo, en esta elección pasada, su crecimiento en términos porcentuales y absolutos es más que considerable. No se puede perder de vista este dato, máximo porque debe entenderse que existe una polarización de la sociedad, que puede ser valorada en términos positivos porque pone sobre la mesa el debate de dos modelos de desarrollo que son antagónicos, y que sin duda, ponen de manifiesto la construcción a futuro de una nueva sociedad. Por otra parte, también abre la posibilidad de romper paradigmas y señalar que esta sociedad polarizada, más que el consenso, lo que debe tratarse y analizarse es el tema del disenso y la necesidad de acordar mínimos elementos comunes que hagan viable la gobernabilidad y la gobernanza. Llegar a acuerdos y saber manejar los disensos dentro de la sociedad democrática es prioritario, pero no bajo el esquema de la democracia representativa, sino en una democracia más abierta, y participativa, donde no necesariamente significa que se van a negociar los valores y los principios.
Por otro lado, y más como parte del análisis dentro de quienes acompañamos las fuerzas revolucionarias, implica saber valorar los resultados electorales, en función de los elementos del análisis político, crítico y constructivo. Esto quiere decir, que una gran parte de los venezolanos que lograron sumarse electoralmente a la oposición o a la candidatura de Enrique Capriles (no es igual ambas categorías), en anteriores oportunidades apoyaron a Hugo Chávez, y ese viraje electoral, se puede interpretar de distintas formas, entre los cuales se puede asegurar que se ha producido un desencanto progresivo hacia el nivel de gestión gubernamental, es decir, se reforzó allí la critica hecha por distintos sectores políticos y sociales que desde las filas revolucionarias hemos hecho en varias oportunidades, a saber de: a) el alto grado de burocratización de la administración pública, b) la ineptitud e ineficiencia de la gestión gubernamental, c) la falta de políticas coordinadas y de planes estructurados entre diversos organismos y entes del Estado, que a su vez, generan un despilfarro de recursos y es caldo de cultivo propio para la corrupción, d) la falta de preparación técnica y política de los cuadros que son designados en los cargos de dirección, d) los mecanismos de clientelismo y padrinazgo político para ascender a los cargos de dirección, en donde no existe los mecanismos de selección por las cualidades técnicas, profesionales y políticas, e) la inexistencia de los mecanismos de control administrativo y supervisión de los proyectos de los distintos organismos, f) no existe separación de la supervisión política y de la administrativa, los mismos cuadros dirigentes del partido, son los directivos de las administraciones publicas, con lo cual el peso y contrapeso necesario de la función y labor del partido con las funciones de gobierno son casi nulas, g) la falta de cultura y formación para implementar métodos y técnicas que permitan el seguimiento, control y evaluación de las políticas públicas, y f) no existe institución del Estado que apunte en la capacitación y formación para la Dirección Pública, mucho menos, que estudie y proponga un nuevo modelo de gestión y políticas públicas.
En este sentido, si no hay la voluntad política y el apoyo direccionado de la alta dirigencia del Estado y de los partidos políticos que coadyuve en la transformación del aparato de la administración pública, entonces los esfuerzos por empoderar al pueblo para que promueva, diseñe y formule sus proyectos de desarrollo local y regional, serán en vano. Soy un convencido que muy a pesar de los esfuerzos por que la sociedad de manera organizada, en consejos comunales, comunas y otras formas de organización se puedan transformar y tomar mayor protagonismo en la gestión pública, y si no va acompañada de una transformación profunda del modelo de gestión gubernamental, ese será un elemento distorsionante que nos producirá un mal y amargo escenario a corto y mediano plazo.
El presidente Hugo Chávez, en el cierre de campaña electoral del 2006 señalo ante una entrevista de los medios de comunicación, específicamente al periodista Carlos Croes que era necesario “pulverizar el aparato de la administración publica” porque era ineficiente y no se acoplaba al proyecto revolucionario. Pues bien el resultado, fue solo maquillaje, se cambio la denominación de los ministerios, colocándole el adjetivo de “Ministerio del Poder Popular…”, sin embargo, la estructura, funcionamiento, organización y cultura sigue siendo la misma, viciada y altamente jerarquizada, corrupta, sin mecanismos de planificación y control, y acompañada de un clientelismo político exacerbado.
En esta campaña electoral, el presidente consciente de esta situación, señalo en diversas oportunidades los errores cometidos, haciendo una no muy buena valoración de los niveles de gestión, y prometiendo mejor gestión suya y de su nuevo equipo de gobierno. Pues bien, no podemos seguir perdiendo el tiempo, hay que acompañar al Presidente en esta titánica tarea.
Para ello, es fundamental, a mi juicio, rescatar el valor técnico en la administración pública, no por ello dejar a un lado el valor político, que es lo estratégico. Es fundamental que se crea un órgano político-técnico que estudie y proponga un cambio del aparato de la administración pública, que articule y se diseñe planes de formación en cursos cortos, diplomados, y programas de postgrado para capacitar a los dirigentes en los asuntos de dirección de las empresas y organismos del Estado. Hay que establecer las alianzas con los centros de estudios del Estado venezolano que están de manera desarticulada y aislada haciendo dicha tarea. Establecer convenios y mirar experiencias fuera de nuestro país, que tengan mayor tiempo y hayan demostrado mejorar la calidad de las gestiones locales, regionales y nacionales. Y se debe comenzar por revisar la normativa emitida por el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria y CADIVI donde el área de estudio de Gobierno, Administración y Políticas Públicas no es un área prioritaria para el Estado Venezolano. Esa es la mayor demostración de las fallas que tenemos que corregir.
Es necesario además, rescatar la figura de la Comisión Central de Planificación, colocándola como un ente capaz de evaluar, y aprobar los planes, proyectos y programas que se diseñen en las Alcaldías, Gobernaciones, Ministerios y Empresas del Estado a fin de que efectivamente estén articulados con el Plan Nacional de Desarrollo. Además estas políticas deben estar articuladas a fin de no estar cometiendo las duplicidades y solapamientos de obras y servicios que se prestan, que finalmente desmejoran la gestión, y elevan la corrupción. Este órgano debe tener carácter técnico, no puede estar en manos de los Ministros y dirigentes del partido. Si debe por necesidad de Estado, estar siendo dirigido por académicos, intelectuales y profesionales comprometidos con la visión estratégica de país, y debe tener el apoyo político de la Alta Dirección del Ejecutivo Nacional.
De igual forma, la ya desgastada 3R, debe ser reformulada, el nombre es lo de menos, sin embargo el espíritu debe ser rescatado. Hay que revisar distintos casos de gestión, cambios de Ministros y directivos, gobernadores y alcaldes. Para mencionar ejemplos: se requiere una urgente transformación del órgano de la administración tributaria, donde su gerencia ha demostrado un desgaste institucional. El nivel profesional y técnico de su personal se ha reducido a menos, impregnándolo de frustración y desencanto. Hay que rescatar la visión gerencial de quienes con un trabajo armónico lograron colocar al SENIAT años atrás como una institución modelo, con servidores comprometidos con la labor institucional y bien remunerada. Otro ejemplo, a nivel Ministerial, es el caso del Ministerio de Interior y Justicia, la falta de políticas acertadas y el manejo poco eficiente de la gestión hace que el tema de la seguridad de los ciudadanos sea la mayor preocupación. Y no puede haber una sociedad en paz y armoniosa, cuando la lucha contra la delincuencia y la sensación de seguridad no está presente en la sociedad venezolana. Se requieren cambios urgentes. Por otra parte, Revisar los casos de corrupción que han sido denunciados por dirigentes y luchadores populares, que finalmente han sido victimas por la estructura viciosa del poder judicial y político, que amparando a los dirigentes corruptos pero bien vinculados al poder político, han podido tapar las denuncias y en otros casos convirtiendo a las víctimas en victimarios. Ejemplo de ello, las enormes denuncias sobre los casos de estafas inmobiliarias, y sobre todo las ocurridas por el IPASME en todo el territorio nacional, que han quedado en el olvido. Recordar al insigne Clodosvaldo Russian que nos señalaba que este proyecto de país debería generar una ciudadanía contralora de los recursos y de la gestión pública.
Finalmente, el escenario político que representa el triunfo del 7-O, coloca sobre la mesa retos institucionales al gobierno, a fin de mejorar la gestión gubernamental. Y esta pasa por exigirse de una mayor voluntad política, técnica y científica que permita hacer los análisis y proponer las soluciones. Por ahora, dejo a consideración algunos aspectos centrales que pueden ser importantes y que sirven para el debate:
Es necesario, crear un órgano supremo del gobierno al que deben dársele las competencias necesarias para dirigir y supervisar la transformación del aparato público. Hacer el análisis, diagnóstico, estudio y sistematice las experiencias de gestión local, regional y nacional, todo ello con la finalidad de que proponga los cambios requeridos.
Este órgano debe trabajar con la Comisión Central de Planificación (que de igual forma debe ser replanteado, como lo explique anteriormente), para ello se requiere que sean dirigidos por expertos técnicos con una alta visión y compromiso revolucionario. Pero el equilibrio de las competencias técnicas y políticas debe ser su mayor compromiso.
Es fundamental, establecer los canales y la relación interinstitucional necesarios para poder organizar y ejecutar las distintas políticas emanadas de los órganos superiores. Para ello se requiere que todos los Ministerios y Órganos de la Administración Pública se doten y redefinan. Las Oficinas Estratégicas de Diseño, Seguimiento y Control de Políticas Públicas, de forma tal que respondan al Órgano Central de Planificación y Administración Pública y no a sus organismos de adscripción directos.
Se requiere de igual forma, establecer un programa masivo pero bien planificado de formación y capacitación de estos entes y organismos. Se debe preparar los cuadros técnicos y políticos que lleven adelante esta tarea, y para ello entonces se propone redefinir las estructuras y funciones de la Escuela Venezolana de Planificación y la Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública.
Este personal, y todos los servidores públicos nacionales, deben tener los mecanismos de incentivos que permitan hacer su trabajo con mayor responsabilidad y eficiencia. No sólo se trata de pagar mejores salarios, (se debe reconocer que los salarios deben estar acorde a su nivel de formación), de igual forma, debe asegurarse su estabilidad socio-laboral, para lo cual se propone la formación y los mecanismos de concursos de forma que puedan ser seleccionados los mejores cuadros. No hay que temerle a la calidad. La calidad no es contraria a la revolución. Por el contrario la Revolución debe dotarse de eficiencia, eficacia, transparencia y calidad.
*Politólogo y Magister en Administración Pública
josermendoza@hotmail.com