En el actual momento político venezolano, se pueden valorar distintos elementos y condiciones económicas y sociales que han ocurrido durante todo este transitar de la Revolución Bolivariana, bastante difícil y complejo a su vez, porque el objetivo central no era un cambio o reforma en la correlación de fuerzas políticas, era, lo es y lo será, la transformación de las estructuras del viejo Estado burgués, la nación y el continente entero, en favor de los más desposeídos y en atención a la construcción de una sociedad más justa, más equitativa y más humana. Democratizar la sociedad a su máxima expresión y redistribuir la riqueza para elevar las condiciones de vida de la población, reduciendo al mínimo la pobreza, la desigualdad y acabando con la exclusión social.
El proyecto político bolivariano se levanta sobre la base de un sistema corroído por la ineptitud y la decidía, la corrupción y el pillaje político, entre otras condiciones nocivas de la sociedad venezolana de aquel entonces. Se levantó un nuevo liderazgo político y con él, un movimiento social, político y partidista poderoso, que no sólo cubre todo el escenario nacional, sino impulsa una nueva concepción política en América Latina. Se construye un nuevo espacio geopolítico regional que derrota al ALCA y los centros hegemónicos de poder mundial.
Evidentemente, ante esta nueva realidad, difícilmente los centros financieros y políticos de poder global, podrían permitir tal estado de cosas, y desde distintos ángulos, con distintos métodos y formas han establecido sus ataques sobre las nuevas democracias populares y el nuevo proyecto histórico regional y nacional. A la muerte del Comandante Hugo Chávez, se evidencian nuevos acontecimientos y situaciones en Venezuela y por ende en América Latina, que ponen en evidencia la posibilidad real de los sectores conservadores y neoliberales para hacerse con el poder político nuevamente.
Ante esta posibilidad, parece indiscutible valorar las reflexiones que ha hecho el Vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, recientemente en una entrevista en Buenos Aires para el diario Pagina 12 (http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-307967-2016-08-28.html) (Domingo24/08/2016). En su análisis destaca algunos elementos que me parecen importantes mencionar:
“América Latina vive un momento exigente porque obliga a que la sociedad, los sectores subalternos, las clases plebeyas, retomen nuevamente la capacidad de organización…Lo importante es que esta generación que hoy está de pie vivió los tiempos de la derrota del neoliberalismo, vivió la victoria temporal de los gobiernos progresistas y revolucionarios, y ahora está en este periodo intermedio. Por lo tanto, tiene el conocimiento y tiene la experiencia para retomar la iniciativa”.
Continúa reflexionando y anunciando un desafío ineludible:
“Las transformaciones se dan por oleadas. La gente se articula, se unifica, crea sentido común, tiene ideas fuerza, se convierte en ser universal, es decir, ser que pelea por todos. Logra derechos, acuerdos, Estado, política”. Por tanto, debemos innovar, según su criterio, observar la realidad política con otra mirada y tener en cuenta que todo proceso revolucionario tiene que sostenerse y reinventarse en ámbitos de participación democrática de la gente…Si tú no has incorporado por métodos innovativos en la decisión y en la participación te vas a ver en problemas y te vas a quedar solo en el gobierno”. Reflexiona también señalando parte de los errores que se han cometido y que son precisamente la plataforma que ha empleado la derecha continental para tratar de asaltar el poder: “En el gobierno, si fallas en la gestión económica todo se derrumba”.
Otro elemento clave, que analiza y por tanto valora, es la lucha contra la corrupción dentro de nuestros procesos políticos progresistas, ya que si no es combatido de forma eficiente y real, perdemos la fortaleza moral de lucha. Dice Linera que la corrupción:
“No solamente un hecho delictivo por ley, sino te corroe la moral. Y la única fuerza que uno tiene cuando viene de abajo es su fuerza moral…Si te vuelves tolerante pierdes tu fuerza moral”. Continúa diciendo: “Y si tú no actúas de una manera fuerte, golpeándote a ti mismo, porque es tu propia gente, socialmente pierdes la fuerza moral que te mantiene en pie. La peor derrota de un revolucionario es la derrota moral. Puedes perder elecciones, puedes militarmente, puedes perder la vida, pero sigue en pie tu principio y tu credibilidad.
Cuando pierdes la moral, ya no te levantas, va a ser otra generación, va a ser otro líder el que va a poder levantarse. Hay que protegerse, Así como en la gestión estatal la economía es lo fundamental, en preservación de tu liderazgo lo fundamental es tu fuerza moral. Nunca permitas que te debiliten tu fuerza moral porque de eso tampoco te recuperas”.
De esta forma, para ir terminando me permito describir tres elementos claves que no hemos podido resolver en la construcción de proyecto revolucionario venezolano en los últimos años, que son elementos, según este análisis, que se convierten en la máxima vulnerabilidad y por la cual hemos perdido espacio de poder (derrota electoral de Dic .2015) y que a la luz de los tiempos de hoy, todos los datos y números reflejan una pérdida en la legitimidad y apoyo social al gobierno bolivariano:
La guerra económica: García Linera dice: “En el gobierno, si fallas en la gestión económica todo se derrumba”. Y pareciera ser el escenario más difícil. Ya en diciembre de 2015, luego de la derrota electoral del chavismo en las elecciones parlamentarias Alí Rodríguez Araque sostenía en el Encuentro de Economistas del PSUV (http://www.aporrea.org/contraloria/n283116.html) y en franca recomendaciones al Gobierno que dicho térmico de “guerra económica” no debía ser mantenido, en primera instancia, porque las elecciones demostraron que poca gente creen en dicho discurso, y en segunda instancia, dicho desgaste discursivo, vacía de contenido real esa dinámica impuesta por sectores financieros, comerciales y políticos contra el país, amén de los errores propios y garrafales decisiones en materia económica que ha tomado el Ejecutivo de Nicolás Maduro, que se ha caracterizado precisamente por no tener un cuerpo orgánico, coherente y claro en dicha materia.
La Corrupción. El ex embajador venezolano Roy Chaderton (Unión Radio. Martes, 23/08/2016) ha señalado recientemente que el gobierno debe buscar con mayor fuerza y coherencia el combate contra la corrupción administrativa y política dentro del gobierno. Es fundamental que se reoriente una política real y efectiva en este sentido. Es evidente los grados de corrupción que se carcomen el proyecto político. Altos funcionarios públicos, dirigentes, funcionarios militares de distintos rangos que ha pasado por cargos de dirección que no logran explicar sus fortunas.
La falta de transparencia en la gestión de los programas sociales banderas del gobierno: GMVV; Venezuela Productiva (Entrega de vehículos), Alimentos, etc. Lo decía linera: “si tú no actúas de una manera fuerte, golpeándote a ti mismo, porque es tu propia gente, socialmente pierdes la fuerza moral que te mantiene en pie. Cuando pierdes la moral, ya no te levantas”
La transformación real de la Administración Pública: Se necesita llevar a cabo una depuración gerencial y directiva en los altos niveles de Gobierno, y capacitar a nuevos talentos que asuman la dirección pública del Estado. Es necesario tener personas mejor formadas y una media y alta dirección pública con un mayor nivel de conciencia política, pero además con capacidad técnica y profesional de dirección, se atenderían todas las áreas de desarrollo del gobierno, permitiendo, entre otras cosas, salir de la crisis económica y de la debilidad institucional existente.
Lo que se ha visto en los últimos años, es una altísima rotación de los mismos cuadros ineficientes que salen de un ministerio y los colocan en otro; es decir, una gestión ineficiente, pero leal.
Es fundamental tener una nueva visión desde el punto de vista técnico, jurídico y procedimental, porque al cambiar de raíz todos estos elementos podemos combatir con mayor eficiencia la corrupción, el despilfarro y el burocratismo.
Finalmente, si enfrentamos la realidad económica y política del país, con nuevos métodos, con un discurso político sólido, pedagógico, coherente, y si el alto gobierno se rodea de un cuerpo orgánico de intelectuales y políticos con mayores capacidades (Antonio Gramsci), podremos enfrentar los nuevos tiempos con mayor responsabilidad, y con mejores resultados, se recupera la credibilidad y legitimidad al proyecto revolucionario. Ese es el reto!!