Camaradas: aún no es hora de radicalismo político

Las victorias, como las derrotas, deben ser profundamente analizadas con el corazón ardiendo pero con la mente muy fría. Ningún análisis elaborado en plena euforia por la victoria, como en la tristeza por la derrota, produce conclusiones correctas. Todo queda alterado por el estado de ánimo de la alegría o de la tristeza. La cordura y la objetividad sufren fracturas en esos casos. En ambos, se puede colar el odio individual como virus para contaminar la metodología. Y el virus requiere de un tratamiento científico que lo elimine. La victoria tiene muchos padres y padrinos mientras que la derrota suele –por lo general- ser huérfana de padre y de madre y, por lo tanto, no tiene padrinos. Una victoria se compone de muchas partes, lo cual obliga a descubrir aquellos puntos y rayas en que se mezclaron con elementos de derrota. Sabemos que nada es perfecto en el mundo, pero si en Cuba, por ejemplo, se realizara una elección para elegir el Presidente de la República y los opositores obtuvieran entre un 10 y un 20% de los votos, el Partido Comunista de Cuba y el Estado inmediatamente se dedicarían a descubrir las causas de ese éxito para la Oposición aunque ésta no haya ganado la elección.

La dirigencia, en primer lugar, del proceso bolivariano tiene la obligación de analizar, desde el fondo del pozo hasta la superficie y sus alrededores, la victoria obtenida el 7 de Octubre. Detalle a detalle construyendo la generalidad se ubican las circunstancias concretas y se identifican los puntos y rayas que favorecieron una victoria como los que evitaron fuese más contundente. Se sabe, por ejemplo, que el camarada Chávez, contrariando su voluntad y creo por recomendación médica, no pudo recorrer el país como lo hizo el candidato de la Oposición. Eso, posiblemente, evitó que obtuviese mayor cantidad de votos. Pero eso, igual y fundamentalmente, debemos buscar los misterios en las políticas que se han aplicado como en aquellas que aún no se han ejecutado. No olvidemos que llevamos 14 años en el ejercicio del poder político que si bien no es un tiempo prolongado para analizar resultados de largo alcance, la historia suele –generalmente- medirse por décadas y no por siglos.

Muchos comentarios ya han sido hasta publicados. Son escritos de camaradas que apoyan al camarada Chávez. En la política existen múltiples tendencias independientes unas de otras y hasta mezcladas unas con otras que tienen como punto neurálgico el centro. A mí, en lo particular, me han llegado muchas opiniones o criterios sobre el proceso bolivariano y el liderazgo del camarada Chávez. Algunos han sido tan extremos, tan radicales y -en mi humilde opinión sin creerme con derecho a tener la verdad- tan aislados de la realidad de la Tierra que no me he ocupado en dar respuesta, como me lo exigían. Me voy a limitar a dos, dignos ciertamente de crear opinión. Uno, fue la de los camaradas Comuneros (Declaración de Cumaná), en la que decidieron dar un apoyo crítico al camarada Chávez y al proceso bolivariano. Es un documento bien elaborado y, además, de importancia histórica. En esa legión de revolucionarios se encuentran varios camaradas de los sesenta y los setenta del siglo pasado donde destaca ese viejo roble de la lucha revolucionaria, el camarada Gerónimo. Envié mi opinión y fue tomada en consideración y, además, con el debido respeto como deben hacerlo los revolucionarios cuando se trata de enriquecer el pensamiento social. Por supuesto, reconozco que toda la dirigencia de Los Comuneros goza de un nivel de conocimientos y de experiencias que, en lo particular, no poseo. Sin embargo, les agradezco su gentileza de hacer que yo conozca de sus opiniones y ellos de la mía, sin que nunca se tenga a ésta como una verdad irrebatible. Por lo demás, en noviembre tendrán un evento importantísimo donde estudiarán analizarán, discutirán y reflexionarán sobre el sujeto histórico de la revolución.

Igualmente, me llegó la opinión de un camarada que, a mi juicio, está ubicado en el escalafón más elevado del extremismo de izquierda. Juzga, incluso sin clemencia alguna y sin medir consecuencias internacionales, al camarada Chávez. Quiere que el camarada Chávez le haga la guerra a Dios, al Diablo y a los marines de Estados Unidos al mismo tiempo. Niega el liderazgo del camarada Chávez y más bien lo creen un aliado fundamental del imperialismo. En verdad, dar una respuesta a esas ideas requiere de un prolongado documento bien sustentado que, por un lado, no se exprese nada de sectarismo ni dogmatismo y, por el otro, hacer uso de las mejores armas críticas de la doctrina marxista. Eso puede esperar un poco. Así lo creo.

Independiente de algunos aspectos analíticos, con mucha fundamentación publicados especialmente en medio de comunicación que se solidarizan con el proceso bolivariano y con el camarada Chávez, hay quienes creen que éste cuenta con una varita mágica para construir el socialismo como si éste dependiera de una sonrisa a flor de labio. Si estoy errado, que sean Marx, Engels, Lenin, Trotsky y los proletarios de vanguardia los que me juzguen y condenen, pero mientras en este mundo sea el imperialismo quien lo domine y determine el rumbo concreto de las naciones, sólo estaremos ante la siguiente realidad donde el poder del Estado se encuentre en manos de los revolucionarios: vivir el período de transición del capitalismo al socialismo creando mejoras socioeconómicas para los pueblos pero sin declararnos jamás aislados totalmente del mercado mundial.

Quienes no reconozcan que la luz guía del modo de producción capitalista es la ley del desarrollo desigual, nunca entenderá que la historia humana, hasta ahora, depende de factores (esencialmente económicos) que no son ni las voluntades ni los buenos deseos de los mandatarios o gobernantes. El imperialismo no se guía por ningún concepto de solidaridad sino por la expoliación. Sólo cuando la clase obrera –especialmente de las naciones de capitalismo altamente desarrollado- aplaste al régimen burgués e instaure su dictadura del proletariado, será que veremos la luz de la ley del desarrollo combinado alumbrando para toda la humanidad por ser una verdadera expresión de la solidaridad revolucionaria.

En correlación de fuerzas internas, el proceso bolivariano a lo que más se ha aparecido es al Chile cuando el gobierno del camarada Salvador Allende, haciendo la salvedad que éste tenía más enemigos de clase y políticos que el camarada Chávez en Venezuela. Pero para el tratamiento o ejecución de políticas revolucionarias el proceso bolivariano y el camarada Chávez tienen que ir, sin copia textual o mecánica, a las enseñanzas de la revolución tanto en Vietnam como en Cuba. Por supuesto, que acá contamos con mayores recursos económicos que con lo que han contado las dos naciones antes mencionadas. Son las circunstancias concretas de tiempo y lugar (sin despreciar los factores del contexto internacional) los que determinan cuáles políticas aplicar y cuáles no atreverse a ejecutar.

Sabemos que entre la oruga y la mariposa es imprescindible que nazca y se desarrolle la crisálida. Si nosotros forzamos el desarrollo de la crisálida, si tomamos sin ton ni son medidas para que cumpla en tiempo record su período de vida y su misión, lo más seguro es que le causemos traumas y hasta la muerte y no veremos hecha la mariposa. La historia son fases, procesos, fenómenos y si las grandes transformaciones fueran simplemente el efecto de un salto con garrocha, los rusos dominarían de manera casi absoluta el mundo. Todo proceso tiene su evolución y sus reformas antes de producirse el salto cualitativo, que es lo más revolucionario de una época. Si los galenos, por ejemplo, se propusieran que del vientre de una madre naciera un joven robusto y culto sin pasar por la fase de la niñez, perderían su buen tiempo y sus estudios científicos en ficciones policiales. Lo fundamental es precisar qué cosas se deben hacer en el próximo período presidencial, qué cosas no pueden realizarse sin que maduren las condiciones objetivas o subjetivas, dónde existen los obstáculos más poderosos en el trayecto del camino de 2013 al 2019, en qué política económica poner el acento, cuáles industrias deben tener la prioridad para la inversión del Estado, en qué campos crear condiciones para grandes inversiones generadoras no sólo de empleos sino de bienes materiales de uso diario por la población, en qué ciencias poner énfasis para fomentar una legión de profesionales que pongan sus conocimientos al servicio de la producción nacional… y otras que seguramente otros camaradas conocen mucho mejor que yo. Simplemente, estoy poniendo una idea o una opinión para la reflexión. No pretendo que lo escrito sea la condición sine quo non del nuevo período de Gobierno del camarada Chávez.

En verdad, no creo que sea la hora de exigir radicalismo político, económico e ideológico ni al proceso bolivariano ni al camarada Chávez. Pienso que se trata de administrar con profunda racionalidad y objetividad la victoria que obtuvimos el 7 de octubre. Venezuela no está situada ni fuera del planeta Tierra ni tampoco en la imaginación de isla solitaria en la cabeza de Robinson Crusoe. Si estoy errado, sencillamente, debo convencerme de ello.



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Freddy Yépez


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