Una inmensa tristeza me ocasiona ver el féretro transportando los restos mortales de nuestro querido y respetado Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Produce un gran dolor su muerte, la muerte de nuestro gran líder. Un hombre que batalló en contra de todas las adversidades posibles para reivindicar a nuestro pueblo, a los pueblos oprimidos de Latinoamérica y del Caribe. Difícilmente esta tierra vuelva a parir en los próximos siglos un hombre con la valentía, coraje y capacidad de liderazgo que tuvo Chávez.
Ay, que dolor tan grande me ocasiona tu pérdida camarada. Lloro, tratando de encontrar una explicación a esta absurdez de la vida. Vida que una penosa enfermedad te arrebató en plena esencia de vida, arrebatándonos con ello tu presencia física, tu hablar con nosotros de todos los días, tus chistes, tus venezonalismos, tus llanerismos, tu sencillez de hombre de pueblo, de Presidente mestizo, pelo malo, el que rompió el protocolo, el que rompió los dogmas, los paradigmas, las tradicionales maneras de hacer cosas, tus regaños, tus mandatos, tus visionarias ideas, el que supo equilibrar, el que tuvo la sapiencia y fina habilidad para incidir con su liderazgo tanto en sus simpatizantes y como en sus opositores. El honesto, el que extendió su mano a todos los oprimidos y necesitados del mundo.
Él nos enseñó a amarnos a nosotros mismos, a nuestro país, a nuestros héroes, a nuestra historia, a nuestra música, a nuestra cultura, a nuestro color de piel. A sentirnos orgullosos de ser latinoamericanos, caribeños. Nos enseñó a luchar por nuestros derechos. Nos enseñó a conocer nuestras leyes, nuestra geografía, a valor nuestros recursos naturales. Nos enseñó a luchar por nuestra libertad, a sentirnos libres, independientes, soberanos. Fue el verdadero y genuino defensor de los pobres, sin mezquindades y con una entrega total. Si teníamos temor él sabía darnos valor, a ver el futuro siempre en positivo, con optimismo.
Como el mejor capitán de ese barco llamado Patria Grande, supo timonear y capear las grandes tempestades que las vicisitudes políticas le impusieron y enfilar el rumbo hacia un futuro mejor, hacia un mundo posible de bienestar y felicidad colectiva. Hacia allá vamos, pero no hay que dejar que ese gran barco sea tocado por los intereses apátridas. Nuestra tarea será seguir navegando y terminar de conducir al Patria Grande, manteniendo el rumbo que marcó nuestro Presidente, hacia ese puerto seguro que él nos escogió: el socialismo. Esa será nuestra tarea.
Confieso que nunca pensé que un hombre como Chávez pudiera morir y ocurrió. Me equivoqué. Pero se inmortalizó eso sí, con sus ideas, su filosofía de vida, sus escritos, sus obras y acciones, sus enseñanzas y con el legado de una nueva doctrina política para el mundo, criolla, con sello venezolano: el chavismo.
Adiós mi querido Presidente Chávez, el ÚLTIMO GRAN GUERRERO DE AMÉRICA.
(*) Profesor Titular ULA
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