De nuevo, se abren los espacios políticos para recorrer el camino de unas nuevas elecciones, luego del fallecimiento de nuestro presidente bolivariano, Hugo Chávez Frías. Con un protagonismo y una gesta política resurge la imagen de Nicolás Maduro y el candidato de La MUD, Henrique Capriles Randosky. Ambos, enfrentan un camino fuerte a seguir porque el proyecto país es una columna a seguir, desde que se concibió La Reforma del Estado en la COPRE y que el Comandante Chávez venía aplicando para modernizar el país. Estas elecciones deben tener un mayor protagonismo y un discurso ideológico más legible.
El espíritu de las leyes es una motivación vinculante para sustentar todos los quehaceres comunitarios y la solidaridad nacional. Es un gesto de participación colectiva amparada por La Constitución Bolivariana de Venezuela, es el abordaje de una motivación que implica un devenir histórico, donde no hay réplica en sus ámbitos.
Ya no hay un pasado, somos el país más vinculante en elecciones, hay que resolver los conflictos y compromisos heredados en la Cuarta República y, así entrar a la VI con un nuevo liderazgo político enmarcado en un solo ideario. Lo importante, es solucionar los problemas desde sus raíces. Teniendo presente a los legisladores de cada componente político. De verdad, necesitamos una verdadera transformación en el país que tenga una proyección muy bien definida ante las reservas de sus contrincantes en este período constitucional. Es responsabilidad de los partidos políticos trabajar en temas fundamentales que beneficien al país.
Capriles, debe luchar contra un pluralismo ideológico bajo un solo legado político, donde la acción proselitista es vital jurídicamente para desarrollar las columnas del Estado. Un canal opositor a los preceptos de Hugo Chávez Frías ha fracasado en su empeño en que Capriles ganase las elecciones, llevándolo a una quiebra absoluta.
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